Soy un cronista frustrado y un columnista que debería de haber mejorado sustancialmente después de diez años escribiendo cada día. Pero si algo he aprendido es a templarme. Más por veterano que por profesional, me temo. Y sé que si algo no puede ganarnos en el día a día es la difamación: eso queda para las políticas malas como Cristina Seguí, los tuiteros del montón y los periodistas que juegan a influir. Por eso me sorprende que hasta un Alfonso Ussía, con el que no comparto nada pero al que reconozco las canas, haya colaborado en la difusión de los audios de la menor violada por los exjugadores del Arandina.
Cuando tú pierdes otros ganan
Si la difamación gana la batalla habrá otros, generalmente poco recomendables, que celebren la guerra. Eso puede suceder con el relato sobre cómo la afición del Rayo Vallecano se enfrentó al jugador del Albacete, Roman Zozulya. Ni ha recibido insultos racistas ni ha sido una cuestión menor de una peña rayista concreta. Es el propio Zozulya el que ha difundido imágenes con simbología nazi y personas próximas a la extrema derecha, ni “nazi” ni “puto nazi” son un insulto, ni son solo los Bukaneros los que rechazan al ucraniano. Carlos Sánchez Blas ha escrito un necesario hilo en Twitter al respecto.
Se trata de no perdernos el respeto
Como profesionales, como periodistas o creadores por nuestra responsabilidad social, y como personas, tenemos que tener mucho cuidado de no perdernos el respeto. Nosotros mismos seremos más felices y, sobre todo, no generaremos decepciones en lectores, seguidores o amigos y familiares. Por eso en estos días en los que me cuesta entender algunas cosas me extraña especialmente lo obvio: el dibujante Ferrán Martín denuncia en Twitter que estafadores profesionales (para mí es lo que son) estén utilizando sus dibujos para vender ropa y merchandising sin su permiso.
Hablando de…
Mientras hablamos de gente cuyo trabajo es sacar rédito de lo que hacen otros llegamos a Felipe VI. Hace unos días ya escribí en esta columna que en la anterior ronda con los partidos se atrevió a sustraer al Congreso su potestad de elegir a Sánchez presidente incluso contra su deseo. Ahora es Joaquín Urias el que alerta en Twitter de que Felipe VI se ha saltado la Constitución: “La propuesta de candidato a Presidente necesita el refrendo de la Presidenta del Congreso”, pero no lo ha hecho así. Su voluntad se ha impuesto por encima de la cámara de representación de la ciudadanía. Y no es la primera vez.
Lo que (también) importa
En el evento sobre videojuegos que organizó este periódico el pasado mes de noviembre Jon Cortazar ya nos habló de su última creación: Treasure Rangers. Lo hizo con su entusiasmo contagioso y con la humildad de quien lanza su producto… Como si antes no hubiera cosechado un éxito mundial en un mercado tan difícil como el de los videojuegos. El juego que nos propone el equipo de Cortazar desde su estudio vasco, Relevo, además cuenta con una particularidad: uno de los personajes sufre autismo, lo que nos permite vivir la aventura con sus características. De esto también hay que hablar.