¡Hasta la felicidad es una cuestión de disciplina!

Hace unos días, mi amigo Jon Cortazar me recordaba que para ser positivo tienes que tomártelo en serio. Solo unas horas después me encontré con esta reflexión en Linkedin: “La disciplina es el salvavidas de la motivación”. Y es que hasta la felicidad es una cuestión, básicamente, de disciplina. Mirar a la vida como lo que es, un regalo maravilloso, no es tan fácil como debería, y decírnoslo, recordárnoslo, meternos una idea tan sencilla y evidente en la cabeza, realmente tiene que ver más con la repetición y el convencimiento, que con los premios que nos da nuestro día a día. Y más, o menos, en lunes.

Con un mal sueldo es más difícil

La motivación puede ser una cuestión de disciplina, pero hay mecanismos que nos ayudan a estar motivados, como que te suban el sueldo. Si ganamos más, además, gastamos más. Negocio redondo para la sociedad y las instituciones que recaudan que, como decía el anuncio, somos todos y todas. Muchas veces me he quejado de que cada año crecen el número de millonarios y las fortunas más grandes, pero lo único que mengua, en realidad, es el salario de quien paga todos los impuestos: “El ocaso de los sueldos intermedios: el SMI crece 4 veces más que el salario medio desde 2018 y estrecha la escalera retributiva” (20 Minutos).

No lo podíamos saber

Podemos hacernos los sorprendidos o actuar de una vez, aceptando que nos hemos equivocado todas y todos, empezando por amas y aitas, y siguiendo por los centros de enseñanza: “Prohibir los móviles en las aulas mejora (no solo) el aprendizaje del alumnado”, titulan en XarxaTIC. La perogrullada, en cualquier caso, esconde un problema, en mi opinión, mayor: necesitamos que exista esa prohibición parar que la chavalada, por lo menos, esconda sus dispositivos. Ni amas, ni aitas, ni profesorado, han sabido hacer valer lo obvio mientras ponían, mientras ponemos, tablets en las manos que querían libres de móviles.

¡Esto sí que no!

Evidentemente, hay alimentos mucho más importantes que el chocolate que nos zampamos en postres y bollería, o que comemos casi como si fuera del mercado negro, por su color, cuando acaba el día, pero como dicen en Xataka: “Ni el cacao se salva de la volatilidad que ha sacudido los precios de las materias primas”. Los precios llegan “a niveles históricos” en un momento en el que encontramos “un profundo desfase entre la oferta y la demanda”. ¿Para qué queremos tanto chocolate? ¿Cuál es nuestro nivel de insatisfacción? La demanda se ha duplicado en 30 años y siguen abriendo nuevos mercados, lo que me resulta sorprendente.

¿Blogs? ¿En serio?

Estamos ya en plena precampaña de las elecciones vascas, por su parte, en España, ya están calentando las europeas, que afectan a todo el continente. Y en EE.UU. también avanzan hacia sus presidenciales con Joe Biden abriendo una cuenta de TikTok a sus 81 añazos. A ninguna candidata y ningún candidato, ni a ninguno de sus equipos se les ocurrirá abrir un blog. Y si sucede, sería toda una sorpresa. Sin embargo, en Microsiervos (una bitácora histórica) defienden su uso y ofrecen hasta 40 plataformas para crear uno. Algunas de ellas son tan nuevas que ni las conocía, y eso que llevo blogeando (y feliz) más de 15 años.

Lo que somos

A 22 de diciembre, según el ejército ucraniano, más de 350.000 soldados rusos han sido “baja”. Muchos de ellos habrán muerto y otros han sido heridos y han quedado incapacitados para seguir en la guerra. 351.350 personas, para ser exactos. No creo que las bajas ucranianas sean muchas menos. Los 45.000 vehículos de combate destruidos solo en el bando ruso dan otra medida de lo que suponen los combates. ¿Y qué hace el mundo? ¿Qué hace Rusia? ¿Cómo presionamos al Kremlin para que salga del país que ha invadido? Ya nos hemos olvidado del bloqueo, las sanciones y hasta de las amenazas nucleares de Putin.

¿No podemos evitarlo?

Sigue la invasión de Rusia sobre Ucrania y sigue el ataque de Israel sobre la franja de Gaza hasta que no quede ni un edificio ni una persona en pie. Con estas aberraciones contra la vida humana encima de la mesa, la comunidad internacional liderada por EE.UU. decide presionar a los hutíes, que amenazan el tráfico mundial de mercancías para que las y los palestinos de Gaza reciban medicamentos, comida y agua. ¿De verdad no tenemos remedio y tenemos que resignarnos a que esto suceda: “El Ejército de Israel reconoce que los tres rehenes a los que mató por error iban sin camiseta y con una bandera blanca” (El Diario)?

Una mierda de Navidad

¿Cómo van a pasar la Navidad las familias del presunto asesino de 15 personas y las de sus víctimas? ¿Cómo las van a pasar las familias de las decenas de personas heridas, nueve de ellas de gravedad? ¿Cómo las vamos a pasar nosotros, olvidando esa tragedia que ha sucedido en nuestro continente? ¿De verdad tenemos salvación si como civilización hemos aprendido a limitar nuestra empatía, nuestra capacidad de padecer con otros seres humanos a los que la tragedia ha arrebatado la vida y la felicidad de un modo tan arbitrario? ¿Qué mundo hemos construido que permite comprar y manejar armas sin el control debido?

Ojalá tengan que revenderlos

Me cuesta pensar que pueda vivir en un mundo en el que alguien se gasta 52.000 dólares “en un reloj con forma de taxi neoyorquino de los años 50” (The Objective). Lo ha creado Tiffany, que repite fórmula (por lo que podemos deducir que ha tenido éxito) después de comercializar un modelo anterior “inspirado en los coches de carreras de los años 50” por 215.000 euros la unidad (porque tenía diamantes). Me parece un exceso inexplicable que no se justifica con que haya quien pueda pagarlo. Es que lo injustificable es que alguien pueda hacerlo porque ya no sabe en qué gastar su dinero. Como sociedad no podemos permitirnos eso.

50 millones

 “PlayStation 5 supera los 50 millones de unidades vendidas tres años después de su lanzamiento”. Y eso, con problemas de stock, porque como adelantan en República: “Este año es la primera temporada navideña en la que hay un suministro completo de PS5 desde su lanzamiento”. A estas hay que sumar las consolas que vende Nintendo, que arrasa el mercado con su Switch, y lo que vende Xbox, la tercera en discordia. Jon Cortazar me explicó una vez que la industria del videojuego mueve más que la del cine y la música, juntas. Seguro que Olentzero reparte algún millar de consolas hoy: enhorabuena a quienes las reciban.

El mundo que hemos construido

Cuando hablábamos de una era virtual yo creo que muchos pensábamos en el desarrollo de una realidad virtual que sigue sin darse. Lo que no esperábamos, seguramente porque éramos unos incautos, es que se tratara de una economía virtual en la que el modelo de negocio es la aspiración y lo inmaterial manda sobre lo tangible. La maniobra de Tesla para invertir en Bitcoin y ganar dinero con la revalorización de esta moneda digital (no respaldada por ningún banco nacional o patrón) solo con la propia inversión de Tesla tendría que hacernos reflexionar sobre el mundo que estamos construyendo entre todos.

Otro ejemplo

Sí, todos somos responsables de esta economía volátil, injustificada e insostenible. Porque si no participáramos en el obsceno show-business internetero tampoco sería posible la industria del influencer tan difícil de comprender: “Gano 3.000 € escribiendo poemas para las fotos eróticas de ‘influencers’ en Instagram”, leí este fin de semana con interés en El Confidencial, y me alegré por la autora de los textos al tiempo que volvía a sorprenderme con el margen de beneficio que deja una puta foto. ¿Quién paga la fiesta? ¿A quién? ¿Y por qué? Esta me la sé: porque no hemos sido honestos con el retorno que realmente genera.

¿Y si se acabase?

El estrés al que la pandemia ha sometido a todo y todos (desde la Unión Europea a cada uno de nosotros pasando por los sistemas sanitarios y escolares públicos y privados, gobiernos, partidos, medios de comunicación y todo tipo de empresas) también ha afectado a las redes sociales: el ciclo de nacimiento, cumbre y desgaste de Instagram es el más rápido que yo recuerdo en una red social. Sí, parece que nos hemos cansado y algunos vuelven a Facebook y otros se refugian en Twitter, WhatsApp o TikTok (que también está quemado). Y por extensión, los influencers de pose para la foto ven temblar su modelo de negocio.

También en política

Twitter ha hecho mucho daño a la política: la ha convertido en algo frívolo y grotesco por inmediato e intrascendente. No importa tanto el fondo como la forma o la declaración en un tuit para el informativo de turno. Y me temo que dentro del fenómeno influencer, los políticos influencers serán los últimos en abandonar el barco. Mientras tanto, seguiremos viendo desplantes y errores que generan interpretaciones jugosas como el que protagonizó Inés Arrimadas (todavía no sé si fue desplante o error), que dejó de seguir a Toni Cantó y permitió que elucubrásemos sobre un final truculento de Ciudadanos.

A los brazos de Twitch

Seguí con atención el primer directo de Jon Cortazar en Twitch, la red social que precisamente está llamada a sustituir a Instagram, TikTok y Twitter porque tiene un poco de cada una de ellas: inmediatez, influencers, entretenimiento a chorro, todo ello en directo, espontáneo, y con posibilidad de ganar dinero directamente, es decir, un modelo de negocio declarado desde el primer minuto. Esta especie de mosaico de microcanales de televisión lo tiene todo para ganar y para desplazarnos a quienes entendemos las redes sociales de una manera que cada día más es el pasado. Lo que viene es Twitch y ahí tendremos que vernos.

Ayuso inventa el nacionalismo madrileño

No sé si Isabel Díaz Ayuso es muy lista o es todo lo contrario pero sabe aprovechar nuestro momento de duda entre si sus ideas son disparatadas o parte de una estrategia. Algunas de sus declaraciones y justificaciones son para enmarcarlas y exponerlas en el museo de la Comunicación, en la sala de lo que no se debe de hacer. Por ejemplo, inventarse esto: “Ser madrileño es una forma de ser, es una actitud. Aquí se es madrileño desde el primer día. Por eso somos la capital de España”. Y con eso y un bizcocho, a correr. ¿Todas las desgracias de una mala gestión parecen menos si eres la capital porque molas?

Abascal, por España

El giro hacia el colaboracionismo que está dando Vozpópuli resulta preocupante. No tanto por el digital, que tiene todo el derecho del mundo a elegir el poste contra el que estrellarse. Sino porque no hay explicación evidente y esos fenómenos hay que controlarlos cuando se trata de fascismo. Pues bien, fruto de ese giro, Santiago Abascal les ha concedido la entrevista en la que casi confirma que será el candidato de su moción de censura y que sabe que no tiene recorrido, incluso que puede reforzar a Sánchez, pero que se trata de “devolver la voz al pueblo español”. Ni con el jabón de Vozpópuli deja de parecer un friki.

No podemos tratarles como si fueran idiotas

La política y el periodismo tienen una base común: no puedes tratar ni a las y los votantes ni a las y los lectores como si fueran idiotas. A partir de ahí, es lícito armar un discurso y tratar de hacerlo valer. Pero siempre con esa premisa, con la de que quien elige una papeleta o una cabecera es una persona adulta que maneja su vida con el mismo esfuerzo que las y los demás, y para eso hace falta un mínimo de inteligencia y experiencia. Justo lo contrario a lo que ha hecho esta semana La Razón en su web, preguntando si “¿cree que la ‘Operación Kitchen’ es una maniobra de Moncloa para desgastar al PP?”.

No hay vida en Venus

Parece que es lo que le falta a este 2020 tan sorprendente: la noticia de que hay vida extraterrestre… Y que su intención es aniquilarnos. De momento, son muchos los medios que han buscado clics a su web (una vez más, como si fuéramos idiotas) anunciando el descubrimiento de vida en Venus, pero no es cierto. Todos los divulgadores coinciden: la presencia de fosfano lleva aparejada, por lo general, la existencia de microrganismos, pero en las condiciones de Venus este gas puede generarse de otra manera. Eso, sí: ahora Venus es el principal candidato para que encontremos esa vida extraterrestre.

“Propicios días”

Los aficionados a la ciencia ficción reconocerán el saludo de Demolition Man, una película tan bruta y burda que resultaba cómica, y en la que el futuro solo era la excusa para que Sylvester Stallone y Wesley Snipes lucieran músculos. Pero el guion también dejó una serie de expresiones célebres sobre un “mañana” sin contacto humano directo y muy cursi, con esa expresión como emblema: “Propicios días”. El genial Jon Cortazar recuperaba en Twitter ayer el saludo sin tocarse las palmas que podíamos ver también en la cinta y que hoy resulta premonitorio de lo que nos acabará recomendando la OMS.

Hay que estar hecho de otra pasta

Para escribir esto que tuiteó Joseba Permach hay que estar hecho de otra pasta. De la suya, claro: “Siento tristeza cuando algunos independentistas catalanes critican a EHBildu por el acuerdo de ayer. Padecimos al PSOE durante años (GAL, ilegalización) y muchas veces nos sentimos solos. ¿Merece la pena echarnos en cara todo? No, la solidaridad internacionalista es otra cosa”. Permach pasa por alto la violencia de ETA que entonces él veía y justificaba desde la primera línea, menciona solo sus consecuencias, pide solidaridad y que nadie les eche en cara nada. La realidad es que su mochila es pesada y es solo suya.

De fatxa a facha

Lo que dice y lo que hace Joseba Permach solo es comparable a lo que dice y hace Iván Espinosa de los Monteros. Y si no le gusta que lo digamos que deje de hacerlo: ambos han hecho omisiones deliberadas de una tragedia para celebrar un éxito. Permach, desde Twitter. El de Vox, desde lo alto de un autobús, celebrando la manifestación contra el gobierno español como si de la victoria de España en el mundial fuese, según sus propias palablas. ¿O acaso Permach no celebra haber descubierto la democracia y su juego como un gol junto a los suyos, los que justifican lo injustificable, como los de Espinosa?

Empate a todo

Pepe Reina fue de los que celebró en Twitter el éxito de la manifestación que los de Vox celebraron como un mundial de España. En esa misma red social se le encaró “el Nega”, cantante de “Chikos del Maiz”. Y Reina respondió con una foto del rapero junto a Arnaldo Otegi, ambos encantados de conocerse. Miren, para mí estos dos han empatado a todo: a fachas, a niñatos por discutir en Twitter y de la manera que lo hacen, y a crispadores de una sociedad que necesita todo lo contrario: normalidad y calma ante las dificultades y las tristezas. Pero ellos están a sus mierdas. Como siempre.

¡Vaya con Albert Rivera!

Según Eldiario.es, durante 2016 y 2017 hubo un político que vivió gratis en un piso de 300 metros cuadrados que le cedía un empresario del sector turístico. ¿Qué político? Uno de los regeneradores, de los de la “nueva política”, uno de los que tenían el dedo índice siempre firme para señalar: Albert Rivera. Cuando conocimos que Isabel Díaz Ayuso usa ahora dos apartamentos del mismo empresario, Kike Sarasola, supimos también que Rivera había ocupado uno de ellos. Ahora nos enteramos de que lo hizo sin abonar nada, que no es lo mismo que no pagar nada a cambio.

¡Pero qué ganas!

Ya me he tomado una caña con unos amigos en una terraza. Pero de lo que más ganas tengo es de volver al bar de cada día y desayunar un café con leche y un pintxo de tortilla con pimientos. Su café y su tortilla. Volver a la normalidad. El desarrollador de videojuegos Jon Cortazar ya lo ha hecho y lo ha publicado en Twitter junto a este mensaje: “Lo que antes era normal ahora sabe casi a lujo. ¡Además, hay que reactivar el consumo!”. No, no somos mejores personas después de la pandemia, pero si conseguimos dar valor a lo que considerábamos algo habitual y hasta rutinario, creo que habremos avanzado mucho.