No es una fiesta, no son el Olentzero

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Xabier Lapitz vuelve a escribirlo mejor que yo. Lo hizo con el conflicto de los estibadores y, ahora, con la entrega de armas de ETA es capaz de plasmar brevemente esa dicotomía que nos permite alegrarnos por lo que va a suceder y nos sorprende, si no indigna, ante cómo va a pasar. La entrega de armas de ETA no es una fiesta, ni “folclore”. No son el Olentzero bajando del monte y dejándonos regalos. Nadie entró en ETA para hacer la paz, sino al contrario.

La Navarra de El Español

Cuando Guillermo Nagore compartió el pantallazo de la última barbaridad de la derecha rancia, supe a qué medio acudir para leer el texto completo: Navarra[punto]com, acogida por Pedro J. Ramírez en su digital, El Español. En estas webs, por supuesto, no toleran que el parlamento navarro retire el veto a la Ikurriña, y el que lo intente será señalado como terrorista. Este es, por cierto, el legado real de ETA que utiliza con agrado quien odia a los vascos.

El “efecto Streisand” inverso

En Internet se conoce como “efecto Streisand” al intento de limitar un mensaje que, precisamente por eso, acaba siendo difundido masivamente. Por ejemplo: la condenan injusta a Cassandra Vera por hacer chistes sobre Carrero Blanco ha llenado Internet de comentarios pretendidamente graciosos sobre el franquista. Pero también hemos observado el efecto inverso: la autora de estos chistes está dando justificaciones irrisorias a un rosario de tuits en los que desea muerte y sufrimiento a diferentes políticos y periodistas.

Empodera que algo queda

El viejo “difama que algo queda”, esa práctica tan repugnante que usan, como ya han comprobado, en Navara.com y El Español, entre otros, en Internet se viene sustituyendo por “empodera que algo queda”. Es decir: lanza a críos a que se lleven los golpes, que de algo nos aprovecharemos. La entrevista en El Plural a la misma Cassandra Vera es un buen ejemplo. Incluso llega a agradecer a Podemos su implicación, ¿en qué? ¿En usarla de punta de sus lanzas?

Fotos que no puedes sacarte. Segunda parte

Ramón Espinar es tan osado (o nos toma tanto por tontos) que no tiene reparo en aparecer en manifestaciones por una vivienda digna después de haber comprado y vendido con beneficio una VPO que le dieron sin concurso, o quejarse del uso de las tarjetas black que utilizó su propio padre. Ahora, Echenique es capaz de posar en una foto con empleadas del hogar que no quieren cobrar en “B”, después de haber pagado él a su asistente de la misma manera.