Carnés de feminista

En 2023 lo rancio ha vencido al feminismo. Y lo ha hecho sin moverse mucho, casi sin esforzarse: solo ha tenido que dejar al feminismo dividirse, en algunos casos, hasta atomizarse; solo ha tenido callar para que el feminismo discuta acaloradamente, hasta el griterío (para que parezcan “unas histéricas”, como tuitean los mismos rancios); solo ha tenido que dejar hacer para que el feminismo se deshaga en una ley mal planteada que deja a la justicia rancia, pero rancia, rancia, atemorizar a las mujeres rebajando las penas de sus agresores. Lo rancio ha vencido y el feminismo aún no se ha dado cuenta porque sigue ensimismado.

No mientas. ¿Para qué mientes?

Si algo no necesitan el feminismo ni las mujeres es que les digan qué tienen que pensar. Y  menos, con mentiras. Es lo que hace Pablo Echenique, pero no solo él: Podemos, ERC y Bildu votaron en contra de la reforma necesaria de la ley del “solo sí es sí” porque, como dice el señor que explica cosas a las mujeres, vuelve “al Código Penal de la Manada”. Da igual que quien plantea la modificación de la ley y los partidos que la apoyan por principios, y no por tocar las gónadas (PP, Vox y Ciudadanos), aseguren que el consentimiento seguirá estando presente. Da igual la verdad. Dan igual las mujeres. Solo les importa el puto tuit.

Así, no

Si el feminismo dividido y el feminismo dirigido no eran autosabotajes suficientemente peligrosos para un movimiento necesario, imprescindible, en El Nacional encontramos muestras de un feminismo violento que hace todo mal: “Emilio Morenatti, premio Pulitzer de fotografía, agredido en la manifestación feminista de Barcelona”. El fotógrafo denuncia en sus propias redes que “he sido agredido con patadas y puñetazos” cuando “estaba intentando tomar fotos a la manifestación”. ¿Qué se defiende así? ¿Quién lo hace? ¿En nombre de quién? ¿A qué demonios ayuda esa actitud violenta y la intimidación a un comunicador?

La líder intelectual

Tengo muchos motivos para creer que, igual que Pablo Echenique en la izquierda, Edurne Uriarte en la derecha es una política extremadamente sobrevalorada. A sus escritos me remito. Doy por hecho que ella pensará lo mismo de mí como periodista si es que llega a saber de mi existencia, cosa que dudo porque no me muevo en su círculo clasista. En cualquier caso, su estancia ahora en el Parlamento Europeo, de la mano del PP, se está resolviendo entre lo anodino y lo chungo: el presidente de una comisión se vio obligado a retirarle la palabra “por sacar la ley del ‘solo sí es sí’ en un debate sobre… pobreza energética” (Público).

Hoy el mundo es un poco peor

Paso de todo para centrarme en estas líneas y asegurar que el mundo es un poco peor. Lo es porque hoy despedimos a una persona profundamente buena. Un compañero inigualable, un tipo que siempre tenía una sonrisa, una palabra amable y una mano para ofrecerte si necesitabas ayuda, un aita, un hijo y un amigo como pocos que ha dejado un vacío que notaremos muchos y muchas. Desde que el lunes supimos la peor noticia hemos vuelto a verle, gracias a Instagram, en las fotos que han subido quienes compartieron con él su tiempo. Caigo en ellas y solo puedo emocionarme. Qué privilegio es haberte conocido, Iñaki. Descansa.

No somos adolescentes

Lo más indignante de Ferrovial es que haya sido claramente favorecida por el estado español durante décadas pese a su origen y la ideología de sus propietarios, por lo que sabemos hoy, de sobra conocida. Que la familia Del Pino decida deslocalizar su empresa para pagar menos impuestos me parece solo un paso más en el camino de quien no tiene patria sino patrimonio. Pero lo que es claramente una chorrada es lo que ha dicho Ione Belarra: que Ferrovial es una empresa pirata que tiene que devolver el dinero público que ha recibido. ¿Qué edad piensa que tienen sus votantes? Lo pregunto en serio: ¿cree que somos idiotas?

Ya hablará Iglesias

Mientras la ministra Belarra habla para adolescentes, Pablo Iglesias y Pablo Echenique presentan libros, como hacen los señores experimentados que saben cosas, que enseñan cosas, que dan lecciones sobre cómo tiene que ser la vida y, de paso, la política. Ninguneando a Belarra, designada por Iglesias, este y Echenique explican a Yolanda Díaz, también designada por Iglesias, cómo tiene que organizarse políticamente la izquierda. Ellos lo saben, que son señores y escriben libros. Y ellas les dejan hablar y toman notas a las puertas del 8-M porque el machirulismo está en todas partes. También en Podemos.

Un país para el funcionariado

Tenía que haber estudiado, está claro: es lo que hacen quienes obtienen su plaza de funcionaria o funcionario. Y oportunidades hay muchas para quien las quiera aprovechar: en España, “la plantilla de los entes y empresas públicas aumenta en 263.000 trabajadores en tres años. El número de afiliados vinculados a organismos públicos superó los 2,8 millones en enero. Esta plantilla creció un 10% desde 2020, tres veces más que la media” (The Objective). A mí me preocupa el equilibrio económico pero, ya que el Estado y el país (en Euskadi la proporción será similar) son para ellas y ellos, solo espero que gasten. Y mucho.

Otro camino lógico

Igual que el camino hacia Países Bajos emprendido por la familia Del Pino es poco sorprendente, el camino de Internet hacia una privatización de los servicios era el esperado, por mucho que unos cuantos hayan intentado vendernos (“vendernos”, sí) una Internet desregulada. Ya no se trata del acceso a las noticias superando un “muro” de pago (parece mentira que las y los periodistas trabajemos con palabras y esta sea la que hayamos escogido), como explican en Xataka, encontramos “cada vez más contenido encerrado en plataformas, webs bajo registro y directamente aplicaciones”.

“La pasta de Internet está en Twitch”

Uno de esos sitios cerrados bajo la llave del registro, primero, y el pago, después, es Twitch. Y a esa red social dedican los de Pantomima Full su último vídeo. En este caso, Alberto Casado se disfraza de streamer que intenta hacerse un hueco en ese complejísimo entramado (que favorece a quien más tiene, otra vez), y para lograrlo hace el ridículo, se hace pasar por influencer al que las marcas le regalan cosas (que compra él), vive en una habitación decorada por un friki y acaba concluyendo que si le va bien se mudará a Andorra porque “no pasas por todo esto para ir a medias con el Estado”. Un retratazo de nuestro tiempo.

Hay esperanza. Es Nochebuena

Es Nochebuena y yo voy a ser optimista, sea cual sea la noticia a la que me enfrente. En cualquier caso, empiezo bien: siempre he pensado que ser una persona normal en EE.UU. tiene que ser bastante difícil. Pero a veces hay señales de que incluso ese país fallido tiene futuro: “El comité sobre el asalto al Capitolio recomienda al Congreso que prohíba a Trump volver a presentarse a unas elecciones”, leo con alegría en República. Es decir, el Congreso estadounidense puede aprobar “un mecanismo que impida” que sea candidato a la presidencia pese al mucho apoyo popular que parece que siempre tiene.

¡Hasta esto me parece bien!

Por supuesto que me parece bien que Pablo Echenique haya sido feliz. Según su propio tuit, “desde el 11 de julio de 2010 que no me hacía tan feliz el resultado de un partido de fútbol”. Entonces, ganó España el Mundial, hace unos días lo hizo Argentina, país de nacimiento del político de Podemos. Hoy relativizo todo, incluso que hace solo unas semanas anunciase, también vía Twitter: “Por primera vez desde que tengo memoria, no voy a ver el mundial de fútbol”. No sabemos cuánto le ha durado el boicot. Igual le sirvió para librarse de la derrota de los de Messi ante Arabia Saudí. Pero si ha sido feliz, me alegro por él.

No tiene ni idea, pero que pase buena noche

Cuando uno escribe sin tener ni puta idea (así de claro) hace el ridículo como lo hace Fernando Cano en The Objective, cuando asegura que “el Gobierno vasco riega con seis millones de euros a medios afines con la excusa de la covid”. Los más subvencionados son “los dos principales diarios del grupo Vocento, siempre cercanos a Ajuria Enea”, según el perspicaz Cano. Las radios que cubren todo el territorio que más dinero reciben son SER, COPE y Onda Cero, y el medio digital, El Diario, todos ellos, “afines”, según Cano. Claro que sí. Pero lo importante no es la verdad, es la hostia al Gobierno Vasco. Un clásico navideño.

Un imbécil, pero qué regalos hará

Es Nochebuena y no quiero que Olentzero pase por mi casa sin hacer esta confesión: me he contenido varias veces estas últimas semanas para no llamar “imbécil” a Elon Musk. Igual Bill Pugliano tiene menos miedo a Papa Noel, pero no se ha cortado en Business Insider: “En Tesla y SpaceX, Elon Musk era un imbécil con una gran visión; en Twitter es, simplemente, un imbécil”. Evidentemente, ya lo he confesado, estoy de acuerdo. Según Pugliano, Musk no ha cambiado su modelo: entrar a un espacio sin competencia, apretar y buscar financiación de entusiastas y contratos públicos. Pero esta vez ha fallado con la empresa.

Feliz Navidad a todos menos a ellos

Lo que llevo un poco peor, tanto que no consigo ni que la Navidad me ablande, es a la cuadrilla que defiende a Putin, su invasión sobre Ucrania y a sus socios geopolíticos empoderados, como Irán. Para no tener ardor de estómago antes de la cena que me espera, en vez de escribir lo que pienso transcribiré el tuit de Eduardo Saldaña, que no necesita ningún comentario añadido: “Hay gente que se dice de izquierdas y lleva casi un año haciendo de tontos útiles a un régimen totalitario e imperialista al que no le temblaría el pulso a la hora de reprimir a colectivos vulnerables y acabar con libertades que aquí damos por sentadas”.

Que no nos la cuelen

La gran recesión que se avecina, Putin, la pugna entre Núñez Feijóo y Sánchez en la que tan cómodo está el segundo y el lanzamiento electoral de Yolanda Díaz que pagamos entre todas y todos, están tapando un montón de noticias que son verdaderamente preocupantes, como esta de Nius: “Extender el periodo de cálculo a 35 años reduciría la pensión inicial un 8,2%, según el Banco de España”. El gobierno más progresista y chachi de la democracia española no puede colarnos esto mientras distrae la atención con cestas de la compra por 30 € (que hace años que son imposibles) y con concursos de quién insulta más a quién en el Senado.

El derecho es del alumnado

La noticia que publicó Abc sobre la profesora de música valenciana a la que han apartado de su puesto porque después de 35 años de dedicación no tiene el título de valenciano ha recibido una respuesta en Twitter sorprendente: el enfoque y el medio han sido duramente corregidos por quienes han señalado que esta mujer ha tenido 35 años para sacarse un título de cuya necesidad era consciente, y por quienes sí han hecho ese esfuerzo y reconocen que el derecho que debe prevalecer, como en todos los casos (pongamos Euskadi, pongamos Osakidetza), es el del alumnado a recibir clase en el idioma en el que mejor se desenvuelve.

El periodismo es Pablo Iglesias

Pablo Iglesias no es periodista, es contertulio, y no estudió periodismo, sino ciencias políticas, pero sabe mejor que nadie lo que es el periodismo porque el periodismo, básicamente, es él. En la columna en Público en la que anuncia el regreso tras las vacaciones de su programa, La Base, deja muy claro que sin “la podredumbre generalizada de la profesión” “no habría sido necesario hacer La Base”. Pero no todo van a ser críticas porque en su columna, he de reconocerlo, sí escribe algo sobre lo que puede opinar porque conoce muy bien: “Era muy ventajoso en lo profesional ser amigo y colaborador de Ferreras”.

Suecia y Finlandia igual se lo piensan

Ojo con el partido que fundó Iglesias después de haber aparecido en tantas tertulias de televisión porque “Podemos no apoyará en el Congreso la entrada de Suecia y Finlandia en la OTAN” (El Independiente). Igual este gesto (será una abstención) en una votación protocolaria hace que se lo piensen los países nórdicos que han respondido de este modo con contundencia a la invasión rusa sobre Ucrania. Todo es posible cuando se activa la palanca correcta, que se lo nieguen a Laporta. Y si Iglesias encarna hoy el periodismo, igual Echenique pretende personificar lo que es correcto en las relaciones internacionales de hoy.

“El rey vivo más antiguo”

¿De qué sirve ser “el rey vivo más antiguo” (Vozpópuli), que es lo que esgrimió Juan Carlos I para salir de Abu Dabi y viajar a Londres? Vale, sirve para que puedas visitar la capital inglesa en unas condiciones con las que los demás solo soñamos, y sirve para librarte de una serie de procesos judiciales que habrían culminado si la juzgada fuese cualquiera otra persona. A lo que voy es: ¿para qué es útil que exista un rey vivo antiguo? ¿Y un rey vivo recién nombrado? Insisto: las y los republicanos necesitamos que existan Juan Carlos I, Carlos III y Felipe VI, entre otros, cuya simple coronación sirva para hacernos preguntas.

Ha empezado otra guerra

La guerra que ha iniciado Vladímir Putin en Ucrania no es una guerra más, aunque no es la única que se libra en el mundo ni la primera retransmitida en directo (el ataque de Israel sobre Palestina de hace unos meses ya lo vivimos minuto a minuto). Y es una guerra especial porque sucede a las puertas de Europa y porque Rusia es un país enorme, con un potencial militar difícil de igualar, con un líder que no responde ante nadie, y que se ha preparado durante años, posiblemente, durante décadas, para librar y ganar cualquier guerra energética y digital (con ciberataques) que se le presente. A eso nos enfrentamos.

No, no vale todo

Cualquiera que se atreva a mirar de frente a lo que nos enfrentamos abandona de inmediato cualquier discurso bonista sobre la guerra, el diálogo y los pueblos hermanos. A un agresor siempre le para alguien, nunca para él solo. Pero tampoco vale todo: “La presencia de altos cargos con ideología neonazi y/o de extrema derecha en el seno de la OTAN” (Público) no es permisible. En una guerra hacen falta personas con inteligencia y sensibilidad, y la historia nos ha demostrado que ningún fascista lo es. El grupo de izquierdas europeo, The Left, hace bien en dirigirse a la Comisión para que intervenga a las puertas de un conflicto.

Un poco más cerca

La guerra de Rusia contra el sentido común en Ucrania ha eclipsado el gran tema español: la salida de Pablo Casado del Congreso, donde se despidió con estas líneas que también ha tuiteado: “Entiendo la política desde la defensa de los más nobles principios y valores, el respeto a los adversarios y la entrega a los compañeros”. El sufrimiento que le generaron sus propios compañeros me pareció horroroso, pero no por ello voy a aplaudir a un Casado que ha hecho una política más de calificativos que de lo sustantivo (y así le ha ido), y que ha sido un activista del bajo nivel de la democracia que padece su propio país.

No, no facturan como “comisionistas”

La indecencia de Putin y la desvergüenza de Casado no pueden hacer que nos olvidemos de que la crisis política en España empezó por una posible comisión del hermano de Isabel Díaz Ayuso en un contrato de un proveedor de mascarillas. Que tenga precaución con la descripción de los hechos no significa que trague con cualquier cosa, como parece que hace Cristian Campos, por lo que leemos en su tuit. El jefe de Opinión en El Español cree que “comisionista” es un epígrafe para autónomos, que “comisión” se factura así, y que si no lo haces estás libre de toda sospecha (sobre todo, si eres del PP). Claro que sí, guapi.

La culpa la tiene siempre los vascos

Pablo Echenique, escarbando en el nivel político español, se ha unido esta misma semana al viejo mantra de que, pase lo que pase, la culpa siempre la tenemos vascos: el PSOE, el partido que es socio de gobierno de Podemos, tumba la iniciativa de una empresa pública de energía en España y el que fuera mano derecha de Pablo Iglesias señala al PNV. ¡Claro que sí! Porque la gente en España y en Euskadi es tonta y, total, si traga con que Casado respeta al rival y que si en una factura no aparece el concepto “comisión” no lo es, ¿por qué no va a tragar con que el enemigo de la energía barata es el principal partido vasco?