Compensar el fin de ETA

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En Euskadi llevamos años viendo (quien ha querido hacerlo) cómo el impuesto revolucionario se convertía en un modo de financiación, y también cómo las empresas de seguridad encontraban en ETA un modelo de negocio. Negocio que, una vez rendida la banda terrorista, se mantiene: “Jorge Fernández Díaz, socorre con un contrato de 33,38 millones de euros por un año (segundo semestre de 2014 y primero de 2015) a las empresas de seguridad ‘perjudicadas’ por el fin del terrorismo etarra” (‘Cuarto Poder’).

Quién nos da lecciones

Esta crisis, que no es solo económica y también lo es de valores, se está llevando por delante proyectos, ilusiones, ideas y capacidad crítica. En plata: estamos tan hartos y tan enfadados que la tentación de dejarse llevar por quien lanza cuatro soflamas, parece irresistible. Pero cuando otros diluyen sus valores es el momento de mantener los nuestros, entre otras cosas, para no tener que arrepentirnos después. Por ejemplo, de haber aplaudido el nuevo idealismo de Jorge Verstrynge que, como recuerdan en ‘El Confidencial’, firmaba reflexiones racistas en revistas de ideología nazi.

El hijo del jefe

El ex consejero andaluz de Hacienda podría haber defraudado hasta 50 millones de euros, incluida la sospechosa concesión de 100.000 € en concepto de beca pública del gobierno andaluz que recibió su hijo en 2010 para “graduarse en el Global Executive MBA en la Columbia Business School de Nueva York, en la London Business School y en la Hong Kong University Business School” (‘Vozpópuli’). Porque pagar, ya se sabe, es de pobres. Los ricos de verdad, los que se hacen con 50 millones de euros, sueldo de consejero aparte, consiguen becas para estudiar en las mejores universidades. Y militan en el PSOE, claro.

Otro tipo de fraude

Dice Twitter, y recogen en ‘Público’, que el 10% de lo que publicamos llega a robots. No dice qué es lo que hacen estos softwares, si solo emiten automáticamente, o también escuchan y leen con algún fin. A ese 10%, por cierto, y eso ni lo dice Twitter ni lo recogen en ‘Público’ (ni tienen por qué hacerlo) hay que sumar los perfiles falsos, creados por mano de obra barata que se dedica a generar y vender seguidores. Suma y sigue con las cuentas de marcas y famosos que van a autopromocionarse y, al final, el gran Twitter, se queda en nada.

Más plagios

Jose López-Bilbao, el diseñador en la blogosfera de DEIA, cogió al vuelo la noticia que les trajimos a esta columna sobre el hijo de una concejala del PP que, con todo el morro, copió un cartel de fiestas de otro pueblo para el suyo porque pagar por el trabajo de otros es tirar el dinero, y ha recopilado una serie de “inspiraciones” que pasan la barrera de lo sospechoso y entran en el terreno de la copia por la cara. En la bitácora de López-Bilbao, recomendable en todo punto, podrán sorprenderse con el descaro de algunos… y disfrutar con los comentarios del autor.

Uniformidad

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Los diarios españoles, y muchos de ámbito autonómico o territorial, se vistieron ayer de uniforme para recibir al nuevo Rey de España. De uniforme militar, por supuesto. La foto que vemos en ‘233 Grados’ es, de este modo, el resumen perfecto de la uniformidad de la prensa española: hasta 18 diarios repitieron la foto de Juan Carlos I y Felipe VI semiabrazados. Y los que no lo hicieron, repitieron tono. Tono cortesano, no puede ser de otra manera. Bueno, sí que puede ser de otra manera: como se lo contamos en el Grupo Noticias. Y estamos orgullosos de hacerlo.

Otra vez la misma foto

Seguimos con la repetición de fotos. En este caso, la cuenta oficial en Twitter de la casa real española publicó cuatro imágenes de Felipe VI con Mariano Rajoy que podían ser exactamente iguales a las que hubiera publicado la semana pasada con Juan Carlos I. Nada ha cambiado en Zarzuela ni en Moncloa: la madera es la misma, en la mesa sigue sin haber un ordenador (no sé yo con qué trabajará un monarca), y los fondos, me temo, son y serán iguales. La monarquía parlamentaria española sigue siendo una fábrica de caspa.

¿Para qué sirve?

Casi todos los medios digitales han ofrecido estos días “mapas” e infografías con las palabras más usadas por el nuevo rey durante su primer discurso. Pero en ‘La Celosía’ han hecho el ejercicio contrario y, a mi juicio, es mucho más interesante: “Felipe VI evitó las palabras ‘paro’ y ‘corrupción’ en su discurso”. Si es así, ¿alguien podría explicarnos para qué sirve un jefe de Estado que no es capaz ni de pronunciar dos de las principales preocupaciones de la ciudadanía? Y ya que estamos, tengo otra pregunta: ¿cómo se le despide a este jefe de Estado si no hace lo que se le debería de exigir?

Todo por la foto

El pasado miércoles desde la ventana de mi casa pude escuchar a cómo se vitoreaban los goles de Chile contra España. Y me sorprendí porque los últimos seis años los que se coreaban eran los goles de España. Si me apuran, diría que algunos de los que cantaban “gol” hace un par de días eran los mismos que lo cantaban hace un par de años en sentido contrario. En resumen: no soporto a los chaqueteros. Por ejemplo, Jorge Verstrynge, que ayer estaría encantado de verse en digitales como ‘La Voz Libre’ detenido por manifestarse ahora a favor de la república española.

El plan vasco

Si parece que detrás de todo hay un plan, lo más probable es que haya un plan. Si seguimos este sencillo axioma, tenemos que concluir que algún grupo de vascos con gran capacidad táctica y mucha paciencia, está acabando con España. Primero, Urdangarin revienta la corona española desde dentro, y ahora uno de Tolosa dinamita lo poco que queda de “la roja”: “La Selección se divide tras las palabras de Xabi Alonso sobre la falta de ambición” (‘El Confidencial’). ¿El resultado de un gran trabajo de boicot silencioso pero efectivo, o simple casualidad? Seguro que es lo segundo.