No son las formas: es el fondo

“Hace 3 días Podemos me convocó a una reunión para decirme que continuaba trabajando y mandarme tareas. Hoy me llega un despido por burofax. Al menos en las formas esperaba un poco más del partido que prohíbe los despidos”. No hace falta añadir mucho más al tuit de Esperanza Fernández que el pasado viernes se desligaba, vía burofax, de Podemos. Aunque pudiera parecerlo en una primera lectura, no es una cuestión de formas, sino de fondo: del fondo de un partido que actúa de esta manera (y no parece la primera vez) mientras vende solidaridad con los empleados del mundo.

Pues ya sabes, Javier

Hubo un tiempo en el que Javier Maroto era presentado ante el electorado como un político blanco como la nieve y puro como el hielo. Pero todo se torció a la altura de Sotosalbos. Maroto ya no es lo que era: ahora es un senador por Segovia, que es algo muy digno cuando no eres uno del PP de Gasteiz que no sacó su escaño en las elecciones y acabó impuesto por el jefe como senador autonómico. Dicho esto, Maroto sigue teniendo destellos, como este en El Independiente: “Vox ha demostrado con palabras y hechos que es la ultraderecha”. Cierto. Una verdad redonda. Ahora ya sabe con quién pacta su partido.

Un gobierno por sectores

Llevo 20 años observando la política vasca y, de un modo u otro, contándolo (casi siempre en DEIA, y lo escribo con orgullo), así que sé perfectamente que los gobiernos de coalición en Euskadi tienen zonas en común y áreas por las que solo se mueven los de un partido. No es que no esté mal, es que es la mejor forma de que funcionen. Los cuentos de hadas son para mi hija y mi hijo. También sé a estas alturas que cuando un gobierno empieza a dividirse en “sectores”, de coalición o no, ya ha empezado su declive. Y no es que el español empiece a separarse, es que nació de dos facciones irreconciliables.

¿Estos lodos?

De un prestidigitador como Tezanos no me creo nada que podamos ver. Es como estar delante de un buen mago: si estoy observando lo que él pretende es porque me está ocultando lo que no quiere que aprecie. El presidente del CIS es un manipulador tan hábil que no le importa que sepamos que manipula. Así que, ¿qué hay detrás de esa caída de los partidos en el Gobierno? ¿Y de la subida de PP, Vox y Ciudadanos? Personalmente, no me la creo: pocos admitirán que votarían a Ciudadanos, por ejemplo. Y Podemos es una marca que da bien en las encuestas. Pero lo más importante es: ¿qué busca la encuesta?

Carbón para Trump

No sé si Trump tiene mucho dinero o tiene muy poco pero sabe aparentarlo, como aseguran algunos. Pero sí sé que encontrará la manera de regalarse lo que le apetezca esta Navidad siempre que pueda comprarlo. Así que Olentzero puede aprovechar para llevarle el carbón que, de corazón y pensamiento, todos le deseamos. Soy de los que cree que el trumpismo está muerto, y que ni Donald ni ninguno de sus hijos podrá levantarlo. Y más cuando empiece a rasgarse el velo y empecemos a conocer las cifras económicas (y sus derivadas sociales) que deja en herencia a Biden y leemos en La Información.

«Hostia puta, cuánto facha»

El humorista gráfico catalán, Mia Font, resumía mejor que nadie en su explícito tuit la jornada electoral: “Hostia puta, cuánto facha”. Siempre he creído que el votante es sagrado y que su decisión es absolutamente respetable, pero empiezo a dudar de mí mismo porque votar a Vox no es como ser capaz de votar a Bildu, el PP o Ciudadanos, es ir un paso más allá y legitimar en España la historia más negra de ese país. Es revanchimo, es avalar la xenofobia, la homofobia y el machismo. Porque el movimiento de Vox es mucho más concreto y directo que el de Trump o Le Pen: hace solo 45 años eran los que mandaban.

Sí, eran ellos

Dani Bordas también clavaba el diagnóstico en Twitter: “Los que votaban a Ciudadanos, para no ser de izquierdas ni de derechas, han resultado ser de ultraderecha”. Los números, además, son muy claros: lo que ha perdido Ciudadanos se ha ido a Vox, sobre todo, y un poco al PP. Antes, toda esa bolsa de votos era del PP, que aglutinaba desde el centro-derecha hasta el extremo diestro. La irrupción de los de Rivera empezó a resquebrajar su flanco más derecho (pocas cosas más perniciosas ha habido en España que entrar en el juego de llamar “centro” a Ciudadanos) y al final la mano dura les ha arrancado lo que es suyo.

Y los medios españoles, ¿de qué se sorprenden?

Aunque fastidie, también hay que tener en cuenta avisos como el que hacía el guionista Raúl Díaz: “Un juego para esa gente que trabaja en medios y reclama autocrítica a políticos: a ver si adivináis qué parte de culpa tenéis en la frase ‘solo hace 11 meses no teníamos ninguna representación en España, solo hace 11 meses. Hoy somos la tercera fuerza política, con 52 diputados’”. Porque los que se sumaron desde su tribuna al “Ciudadanos es el centro” son casi los mismos que han sido colaboracionistas con la extrema derecha. Y cuanto antes enmienden lo hecho (nadie pide que se inmolen), mejor para ellos y para todos.

Tezanos no hizo sociología, hizo campaña

Las elecciones más innecesarias solo las quiso el PSOE y, sobre todo, las ha perdido el PSOE. Si Sánchez no fue capaz de sacar adelante el escenario de abril no será capaz de sacar este de noviembre a menos que se rodee, para variar, de viejos políticos que saben de cosas de Estado. En vez de ellos, hasta ahora ha preferido el marketing, el consulting y Tezanos, que pasó de hacer sociología a hacer campaña para ver si la teoría que se cumple a si misma obraba el milagro. Pero no lo hizo. Al contrario: ahora Sánchez tiene más de cincuenta fachas en la cámara y la obligación de entenderse con Podemos a cualquier precio.

El gráfico que hay que ver

Si el de Tezanos fue el sondeo que más falló antes de las elecciones, el de Politibot es el gráfico más relevante el día después en España: marca las curvas por separado de los cinco partidos. Este sí que no tiene trampa y muestra cómo el PSOE ha dejado pasar la oportunidad, como el PP no remonta lo suficiente, como Ciudadanos se ha hundido sin remedio, como Podemos resiste pero siempre a la baja y como Vox se ha disparado. Que sí, que lo sabemos todos, pero un pelín de perspectiva (toma los datos de las Generales desde 2015) ayuda a situarnos. Ya solo falta que lo vean los citados y formen gobierno de una vez.

Votáis mal

FAES fue la primera que lo dijo: la falta de inteligencia del votante de derechas (ellos lo sugirieron, yo solo lo traslado) ha provocado la debacle del PP y el éxito moderado de Ciudadanos y Vox. Eduardo Inda afirmaba algo parecido antes de reclamar la unificación del voto también de la extrema derecha en torno al PP. Y ahora es Alejandro Sánchez Moreno el que escribe esto en Twitter: “Felicidades a esas 324000 personas que votaron a PACMA. Esos votos tirados a la basura son los que han impedido a Unidas Podemos ser tercera fuerza política”. Solo algunos votan bien. Qué suerte tienen.

Por la boca murió Casado

Sigo pensando que alguien tuvo que verlo venir también en el PP, en el equipo más próximo a Pablo Casado. Me niego a pensar que la evidente torta que iban a darse nadie la detectara en un partido que ha sido tan organizado para otras cosas (se sobreentiende). También es cierto que pocos se atrevieron a adivinar un desastre de esa magnitud. Pero es que ni el principio de prudencia le pudo a Casado o su equipo: creo que vamos a ver muchas veces el “viejo” vídeo en el que el del PP intentaba ridiculizar la encuesta del CIS. Una semana después comprobamos que José Félix Tezanos acertó y que Casado solo tenía palabrería hueca.

Sociología de casa

“¿Vosotros también habéis mirado vuestro municipio para saber cuántos de vuestros vecinos son fachas?”, preguntaba esta semana La Guiri en Twitter. Ojo, no son pocos (aunque no los suficientes para haber materializado un escaño en la CAV), pero en casi todos los municipios hay alguien con nula empatía o conocimiento pero sí capacidad y derecho a haber elegido la papeleta de Vox. Ahora, en el Congreso, podremos ver cómo son y sacar conclusiones de andar por casa… Que son las que verdaderamente cuentan para opinar antes de votar, como los experimentos sociológicos que hacemos con un café con leche.

Toca tomar decisiones

Leer a Bernat Dedéu, una voz disonante dentro del nacionalismo catalán, siempre es interesante, y en una semana como esta era uno de los deberes que tenía que hacer. Una vez más, el columnista de El Nacional ha acertado: empoderados los independentistas, especialmente ERC, toca poner el cascabel al gato de una vez. Y el gato se llama Posibilismo, por cierto. Junqueras, como diputado electo que es ahora, tendrá que mediar para que la política catalana vuelva al camino de la normalidad y abandone el de la excepcionalidad española y el de la teatralidad catalana.

El mayor timo

El agua embotellada no es un producto a erradicar, al contrario: es un elemento necesario en algunas regiones del planeta bastante extensas. Pero que nos la hayan colado en Euskadi, por ejemplo, donde el agua del grifo es inmejorable no deja de impresionarme. Y ahí, la hostelería también tiene algo que decir: el margen que deja el botellín de agua es amplio, pero la sensación de “panoli” del cliente también es cada vez más recurrente, y quien te pone la botella de agua del grifo gana mucho más. En Magnet han escrito un postazo dando caña a la operación de marketing más perversa de la historia, la del agua en plástico.