Estoy de acuerdo con Pepo Jiménez cuando tuitea que “hemos subestimado un problema y cada vez va a ser más difícil librarse de él. Las Fake News son el origen de todos los nuevos desequilibrios sociales y van camino de destruirnos como sociedad. Combatirlas debe ser una prioridad”. Pero yo iría más allá: tenemos que empezar a llamar a las cosas por su nombre. A la mentira, mentira, y no fake-new. Al fascista, fascista, y no trumpista, nostálgico o partidario de la lucha armada durante un tiempo pero ya no porque necesita seguir pisando moqueta. Y al blanqueador, colaboracionista, y no contertulio interesante.
Me vale
El breve texto de José Errasti en el Huffington Post sobre “el inicio de la era idiota” me vale para empezar a hablar de ella. No necesito más pruebas: “Quizá Trump y el del bisonte son el resultado de derivas coyunturales, claramente relacionadas con las nuevas tecnologías. (…) A partir de un determinado tamaño, las tecnologías se vuelven ideologías. (…) El algoritmo (…) ha conseguido que decenas de ciudadanos -en principio, no más tarados que usted o yo- escalen los muros del Capitolio con el automatismo propio de los walking deads”. Errasti afirma que el Trumpismo se quedará. Como forma idiota de estar en el mundo, me temo que sí.
Políticos, dejad de haceos daño
No son todos, pero sí son muchos y, sobre todo, con excesiva presencia en las redes sociales, los políticos que no tienen ningún problema en menoscabar la actividad de la que viven: son los políticos que tuitean contra otros políticos con intentos de chistes (un saludo, Echenique), son los políticos que acceden a grabarse sacando nieve a palazos en Madrid (un saludo, Casado), son los políticos capaces de decir que las instituciones deberían de cerrar la hostelería y, cuando lo hacen, lo critican (un saludo, Rodríguez), son los políticos que siempre ganan, incluso cuando pierden (un saludo, Elorza), y es Abascal.
Ciudadanos idiotas
La ciudadanía es libre de elegir y reelegir a esos políticos y a otros peores que vendrán. Es innegable que nuestros representantes en instituciones y parlamentos, al final, solo son una muestra de lo que somos. Y es cierto que como votantes somos capaces de cosas terribles tanto en una jornada electoral como en nuestro día a día: “Siete autobuses de la EMT abandonados por el temporal amanecen vandalizados con grafitis y destrozos en el interior” (20 Minutos). ¿Qué ganan los que lo hicieron? Porque lo que pierden parece muy claro. Así somos, sí. En Madrid y en Euskadi, donde los hemos visto arder.
Hoy sí puede jugar el Real Madrid
Espero que hoy sí se den las condiciones para que podamos ver de qué es capaz el Athletic de Marcelino García. Me refiero a que se den las condiciones climáticas y del terreno que son necesarias para que el Real Madrid pueda decir que ha jugado. Porque ganar a un equipo que juega en inferioridad porque hace frío o el césped está con un poco de nieve no sería justo, ya lo sugirió Zidane. La nieve solo es para el selfie de Ramos. El Real Madrid es un equipo que necesita ciertas condiciones que se dan en los campos de las grandes ciudades futbolísticas: en Iruña, Bilbao o Málaga, no tanto, porque somos los provincianos de Europa.