Gilipollismo

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Twitter está lleno de de información tóxica. E Internet, en general, es un pozo de lodo sin fondo. No acabo de entender qué lleva a una persona a publicar contenidos que faciliten o incluso fomenten la anorexia o el asesinato. Tampoco cuál es el mecanismo mental de quien da a conocer las supuestas bondades del nazismo. Por suerte hay otros usuarios como Rocky que, esta semana, han contestado punto por punto hilos de supuestas mejoras sociales aportadas por Hitler.

Enorgullecerse de ser tono está de moda

Seguimos. Ya saben lo que es un youtuber: un generador de contenido a cambio de dinero. Y algunos, para alcanzar la notoriedad necesaria que le reporte beneficios, son capaces de mostrarse como los más tontos de su pueblo. Dmarble es solo uno más: ha grabado un nivel de carpintería durante un vuelo para demostrar, agárrense, que la tierra es plana porque en ningún momento el morro del avión se inclina para corregir la curvatura. Esto es de Premio Antinobel.

Entre todos lo fomentamos

Intento ser crítico, “escéptico”, como marca la moda de Internet que hay que calificarse, pero seguro que alguna vez se me ha escapado en esta columna el impulso a burbujas de Internet. Espero que no haya sido nada tan sangrante para los ojos como lo que ha hecho Marina D’or: un encuentro de “familias blogueras” para este fin de semana. Y, oiga, ¿eso de qué va? ¿Yo soy bloguero porque tengo un blog? ¿Y mi familia lo es por contagio? ¿Y si solo tengo Twitter no me dejan entrar?

Una más

Una noticia más que, por fin, critica a quienes han creído que apoyar a Uber o Airbnb es progresista, o han confundido “lo colaborativo” con modelos de negocio tan brutales para trabajadores y fiscalidad como los de estas empresas. Ahora lo hace Bernardo Gutiérrez en una entrevista para Público en la que, por otra parte, también vende su propia moto: la del cambio imparable y la revolución de los precarios, que solo es la versión 2.0 de la división entre buenos y malos.

La verdad es…

La verdad es que Internet es una herramienta extraordinaria. Posiblemente, la más importante que hemos tenido y, seguramente, la más desaprovechada. No solo porque permite expandir las peores ideas o sirve para excusar prácticas económicas y sociales cuestionables como la precarización de las condiciones laborales. En El Confidencial denuncian con acierto la permisividad hacia las “start-ups”, a las que no se cuestiona si maltratan a sus trabajadores en nombre de no sé qué pasión.

Un estudiante de 17 años sí lo vio venir

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En ‘Vozpópuli’ hemos encontrado la enésima historia sobre Abengoa que, si no fuera por el gran agujero que deja a proveedores y los despidos sin indemnización, tendría su guasa. En este diario han encontrado a Pepe Baltá, un alumno de primero de medicina que el año pasado, en el instituto, en un trabajo sobre economía, señaló la falsa arquitectura financiera de los Benjumea. En ‘Vozpópuli’ se preguntan, como es lógico, cómo pudo verlo él y escapársele a una auditoría del peso de Deloitte.

Economía de verdad

La vivienda subió en noviembre (‘El Blog Salmón’). Así es, querido lector que espero que no se queje de que nadie le avisó de que esto iba a pasar. Nos hemos cansado de publicar en esta columna que el descenso del precio en un momento en el que no había crédito solo beneficiaba a los inversores que pagaban dinero en mano, y que ahora suba la vivienda y corra el crédito… solo beneficia a esos inversores que pagaron dinero en mano y van sacando, poco a poco, las viviendas para que el ciudadano de a pie se hipoteque y page márgenes.

Capitalismo “kitsch”

Confieso que me encantan las biografías profesionales de personajes como Jesús Ger, creador y gestor de Marina d’Or, que se sostiene en pie milagrosamente (o con fuentes de financiación que cuando cierren el grifo dejen ver el hundimiento). Ger sigue haciendo planes de miles de millones de euros para expandir su “ciudad de vacaciones”, y ya habría establecido relaciones con magnates chinos para ejecutarlos. Además, es asiduo a los tratamientos de belleza que ofrecen sus balnearios, y ejemplifica como nadie el Capitalismo “kitsch” tan español.

Corinna, Juan Carlos tiene un mensaje para ti

Entiendo que si Juan Carlos I quiere enviar mensajes a Corinna zu Sayn-Wittgenstein necesitará la colaboración de los medios para que estas sutilezas le lleguen a la que fue su muy especial amiga (no he puesto lo de “follamiga” porque no quiero líos). A lo que vamos, Corinna, entérate: Juan Carlos está usando el cinturón con hebilla de plata del joyero Patrick Mavros que le regalaste, y en su despacho tiene tu frutero de cristal. No seas rancia, tía, y envíale un corazón vía WhastApp.

La guerra de los digitales

Un periodista con gancho (aunque sea pescando en ríos revueltos constantemente), un poco de olfato y unas buenas fuentes de información, con cuatro euros, otros tantos periodistas (no necesariamente excesivamente formados) y buenos programadores, te puede montar un digital y que le vaya bien. Lo ha hecho Eduardo Inda y, al parecer, no le ha gustado a Pedro J. Ramírez, que habría abroncado a los suyos, que pusieron en marcha con mucho nombre un digital… como tantos otros.