«Prefiero oler un plato, mirarlo y comerlo caliente que estar pendiente de sacarle una foto bonita»

Ana Vega. Tuitera vasca más influeyente con «@biscayenne«

Escribe sobre comida pero no responde al perfil de “foodie” que tan de moda se ha puesto. Ana Vega (Bilbao, 1981), conocida en Internet como Biscayenne, ha hecho de la historia de la comida su modo de vida gracias a lo que difunde en Internet o televisión (Robinfood, El Comidista) y encuentra en la red o curioseando libros antiguos.

En general, nos encanta hablar de comida pero tú lo haces desde otro punto de vista: la historia de tradiciones o platos. ¿Sabemos mantenerlas o los nuevos hábitos están desplazando a los de toda la vida?

– Yo creo que lamentablemente se está perdiendo la costumbre de preparar platos tradicionales. Los horarios de trabajo y el ritmo de vida actual impiden dedicar mucho tiempo a la cocina, y tiempo, mimo y cariño es precisamente lo que necesitan muchas recetas de toda la vida. Por pereza, por desconocimiento, pérdida de la transmisión oral o incluso porque ahora resultan más atractivas otro tipo de elaboraciones, hay cada vez más gente que simplemente no sabe cocinar platos sin los que nuestras abuelas no hubieran podido pasar.

¿Y sobre el mito: hablamos mucho pero, sabemos de lo que hablamos? Y en Internet, ¿el nivel de la conversación y los conocimientos es aún peor o solo el reflejo de lo que hay en cada mesa y cocina?

– Para todo lo que hablamos de comer y la avalancha de contenidos gastronómicos que aparecen diariamente, sabemos bastante poco. Incluso los que se califican de foodies están más preocupados por la última tendencia o el último local de moda que por la alimentación en sí, que es una rama amplísima del saber y de la que solemos quedarnos únicamente con el último proceso: el de jamar. No se suele prestar atención a cosas tan importantes como los métodos de producción, la nutrición o la historia

Tú misma cuentas que tu blog se convirtió en tu modo de vida. ¿“Gracias, Internet” o “Maldito seas, Internet”?

– Siempre gracias, con mayúsculas y negrita. Si no fuera por internet yo no podría llevar a cabo mi trabajo (documentar, investigar y escribir sobre la historia de la gastronomía) y seguramente tampoco habría tenido la oportunidad de dedicarme a ello. La era digital nos permite acceder fácilmente a conocimientos que antes no habríamos podido alcanzar sin movernos del sofá, conectar con personas que comparten nuestras mismas aficiones –por muy minoritarias que sean– y crear contactos y oportunidades laborales insospechadas. Internet es increíble y yo le estoy agradecida todos los días.

Sin embargo, no subes muchas fotos de comida a Twitter o Instagram, ¿eres de las que le molesta la moda de hacerlo o crees que forma parte de la experiencia de disfrute?

– Quizás porque yo lo veo como una fase propia de mi trabajo, me molesta un poco estar pendiente del móvil durante la comida. A veces da la impresión de que si haces algo o visitas un sitio y no lo compartes, es como si no hubieras estado. Yo prefiero oler un plato, mirarlo y comerlo caliente que estar pendiente de sacarle una foto bonita. Sobre todo porque me suelen salir fatal.

Solo por tu tuit en defensa de los macarrones con tomate y chorizo yo ya te habría dado el premio a tuitera vasca más influyente pero, ¿qué cocina Ana Vega?

– Por mi trabajo casi todas las semanas tengo que probar alguna nueva receta, así que solemos tener variedad. Quitando eso, en mi casa se comen platos sencillos y muchas recetas de Oriente Medio, que me encantan. Eso sí, los macarrones con chorizo no hay quien me los quite los viernes a mediodía.

¿Móvil u ordenador?

– A poder ser, ambos.

La App que más usas es…

– Twitter.

¿Cuál es la primera página que abres en el navegador?

– Google.

Recuerdas tu primer tuit.

– Sobre el pecado de la gula.

¿Qué haces cuando no tuiteas?

– Escribir y ganarme la vida.