Un tuit afortunado de esta semana con 3.200 retuits ha devuelto a la actualidad una equivocación de Irantzu Varlea, hace seis meses. En junio se quejaba en Twitter del uso del genérico “refugiado” cuando el 70%, según ella, son niñas y mujeres. Otro usuario le replicó con datos de ACNUR que la mayoría (51%) son hombres y que hay más niños que niñas. A lo que Varela respondió que su fuente era “la sabiduría”, y concluía: “Feminismo o barbarie”. Barbaridad, la suya. Los tuits, lo he comprobado, siguen ahí.
Una autoridad
No pondría la mano en el fuego por la intención del Abc cuando informó de la ausencia de Podemos en un homenaje a Alberto Jiménez Becerril y a su mujer si, como dice Teresa Rodríguez, excusaron su falta y confirmaron su presencia en los actos del día siguiente. Pero no creo que justifique la actitud de la coordinadora de los morados en Andalucía cuando respondía al periodista: “No me tutee (…) Soy una representante electa y por tanto una autoridad”.
La realidad
Antonio Saceda resumió en un tuit una realidad que va a resultar incómoda a muchos: “Guerra civil entre indepes disputándose quién pilota el regreso al autonomismo. De eso va esta historia, por si no lo habéis pillado. Excepto la CUP, que sigue en Narnia”. Hay dos maneras de tomarse esta verdad: aceptarla o seguir estirando un chicle que ya no tiene más mascadas. Tenemos que empezar a explicar lo que pasa sin que nos importe las caretas que se caigan. Por su bien y por el nuestro.
La necesidad
La respuesta a la pregunta que nos plantean en Photolari es fácil (y ellos mismos la inducen): sí, la Casa Real española necesita un Pete Souza, pero exactamente igual que lo necesitan la mayoría de instituciones vascas, españolas y mundiales. Un fotógrafo que cuente la historia y ayude a hacerla pública con los remilgos justos por parte del “cliente”. No es menos cierto que las fotos por el 50 cumpleaños del Rey son impropias de la institución, y si no conocemos al autor por algo será.
El dilema
Me gustan las historias sobre grandes dilemas porque creo que ponen a prueba a sus protagonistas. Les resumo una fascinante (por real y próxima) que hemos encontrado en Xataka: “Bajo el suelo de Tapia hay al menos 300.000 de kilos de oro. Es decir, con la cotización actual, bajo el suelo de Tapia hay cinco mil millones de euros”. Tapia está en Asturias, casi tocando con Galiza, y sus habitantes intentan desde la época de los romanos que no conviertan el municipio en un gran agujero.