Roberto Enríquez, más conocido como Bob Pop, fue el protagonista de un vídeo que corrió ayer por Twitter, precisamente, criticando el modo de vida al que Internet nos ha llevado: queremos silenciar, bloquear y, sobre todo, quejarnos en voz alta de nuestras miserias. Pero solo son eso: “Mierdas”, según Bob Pop. Y tiene toda la razón. También advierte en su espacio de Late Motiv, el espacio de Buenafuente en Movistar, de que estamos reclamando a políticos y jueces que arreglen nuestras miserias, en vez de los grandes temas, y que algunos responden haciendo populismo.
Redescubriendo a Elon Musk
Precisamente a Internet debe su buena fama Elon Musk. Un tipo que fabrica sin rentabilidad vehículos de lujo, que hace campañas de publicidad carísimas como poner un coche en órbita y que, por haber elegido el nombre de Nicola Tesla para su marca, se ha convertido en el modelo a seguir y defender entre los enterados de izquierdas y derechas. Pero esta semana se le ha caído la careta y ha pedido más implicación en forma de semanas laborales de 80 horas para quien quiera triunfar. Así, muchos se han tirado del guindo al descubrir un neoliberal donde siempre lo hubo.
Aplicable a todo
“Gente joven aparentemente moderna y avanzada que ha asumido un discurso carca, retrógrado, prejuicioso y puritano que hacen pasar por moderno y avanzado. No siento más que tristeza”, tuitea Mr. Insustancial, uno de los perfiles más interesantes de esta red social. Desconozco el motivo concreto de su lamento, pero solo puedo darle la razón después del monólogo de Bob Pop y del modo en el que se han rasgado las vestiduras quienes creían conocer a Elon Musk, y sobre todo después de ver tantos ejemplos de cómo los listos de Internet no distinguen el pasado del futuro.
Juan Carlos I: el primer juancarlista
Otros que tienen que estar un poco desorientados actualmente son los juancarlistas: después de varias décadas defendiendo su apoyo a la monarquía y su defensa del heredero de Franco, que siempre hizo lo que quiso, ahora se encuentran con el velo rasgado y el rey, desnudo pero enjoyado hasta los dientes. El último capítulo en este serial sin fin del pitorreo es la presencia de Juan Carlos I en Abu Dabi, junto a la familia real de los Emiratos Árabes, disfrutando de una carrera de Fórmula 1. Con estos mimbres y un Felipe VI falto de carisma y firmeza en la base, justificar la monarquía se les pone difícil.
La cabecera nos cubre para bien y para mal
Me gustan los columnistas que escriben bien. Y si piensan lo contrario que yo, disfruto sus columnas incluso más. Mi motivo para leer varios periódicos al día, de hecho, son los columnistas. Entre mis favoritos siempre estuvo Jorge Bustos, estupendo cronista también. Pero como jefe de Opinión de El Mundo es una decepción: el viraje a estribor es lamentable, por desgracia para todos, lectores y periodistas del medio. Columnas injustificables como la de Carmen Rigalt de ayer, comparando el centro de Madrid con el gueto de Varsovia, lo manchan todo.