Para empezar, la policía

Hace tiempo que me caí del guindo y me cuesta creer que haya una explicación lógica a los porrazos que todos hemos visto después de la manifestación en Madrid por el asesinato de Samuel Luiz. Tras el injustificable ataque mortal al joven en A Coruña, la policía nacional ha ejercido violencia directa contra el colectivo LGTBI. Una vez más, las agredidas son las personas que reivindican vivir con libertad su sexualidad. Y otra vez el agresor es una institución pública que, en esta ocasión, tiene que dar la cara sin retraso, vía ministro de Interior, vicepresidenta de Podemos o presidente del PSOE.

Tenemos que ser pesimistas

Solo unos pocos días después de estrenar su serie, “Maricón perdido”, Bob Pop veía, como casi todos, un componente homófobo en el asesinato de un joven de 24 años en A Coruña al grito de “maricón”. El guionista y escritor tuiteaba: “A veces, pienso que las agresiones LGTBIfobas son los últimos coletazos de una bestia herida que se ve acorralada. Y me parezco optimista. Otras veces, me vengo abajo y temo que estén más fuertes que nunca. No sé. Yo qué sé”. En este caso, como en todos los que la extrema derecha ha extendido su odio, tenemos que ser pesimistas y mantener la guardia alta, sin relajarnos.

Y encima, amenazan

“Vox anuncia acciones penales contra Monedero, Martu Garrote y todos los que vinculen al partido con el asesinato de un joven homosexual en La Coruña”, tuiteaban en la cuenta oficial del partido de Abascal después de la agresión en A Coruña. Un tipo tan siniestro como Jorge Buxadé hacía de portavoz de la desvergüenza: “La izquierda aprovecha la muerte de Samuel para lanzar una campaña infame contra Vox”. Con el tuit delante yo solo veo a Vox relacionándose con el asesinato y a Buxadé señalar. Con todo lo visto y leído estos años en la mochila, solo hay una manera de interpretar lo sucedido y lo dicho.

Es un fenómeno global

Ni España ni Euskadi son espacios aislados en Europa: una persona del colectivo LGTBI se la juega solo por salir a la calle en demasiados lugares. Ya hemos hablado de Hungría o Polonia, pero hay más: “Un grupo de ultraderechistas ha atacado la oficina de los organizadores del Orgullo LGBT en Tbilisi (Georgia), agrediendo a 15 periodistas que se encontraban allí. También hay niña herida porque han lanzado un explosivo a la sede” (Niporwifi, en Twitter). La homofobia, resultado directo de que la extrema derecha esté viviendo su mejor momento tras su derrota en la Segunda Guerra Mundial, se extenderá a menos que la frenemos en seco.

No solo ella

La solidaridad fue clave para vencer a la extrema derecha una vez y lo será para volver a hacerlo. Así que declaraciones partidistas como las de Irene Montero solo unas horas antes del asesinato de Samuel, “estamos del lado correcto de la historia” (El Independiente), no ayudan: igual que la ministra lo estamos la mayoría. La misma mayoría que ve casi a diario a antifascistas de pacotilla que no han tenido la valentía suficiente para enfrentarse a fascistas con los que convivían y aún conviven y que sabe que lo que menos necesitamos es que alguien intente apropiarse de una lucha que nos corresponde a todos.

¿Y esto no es malversación?

Me lo preguntaba Gorka Mostajo en Twitter y solo pude responder que, en mi opinión, sí: después de todo lo que estamos viendo la justicia española debería de entrar a valorar si es malversación la campaña que lanzaba el gobierno español ayer, asegurando en castellano e inglés que el suyo es un estado democrático, al mismo tiempo que salía la sentencia a los presos políticos del Procés. Una campaña que es la del gobierno pero también la del PSOE y que está pagada por todos, también por los que creemos que la sentencia es una salvajada y por las familias de los condenados.

El delito es la intención

Si a alguien le quedaban dudas de que los catalanes no son políticos presos (eso lo son los del PP a los que trincaron por corrupción) sino presos políticos, la sentencia de ayer lo confirmaba: “Actos simbólicos condenados con cárcel. No es que la realidad supere a la ficción; es que la realidad castiga la ficción”. Esto lo tuiteaba Roberto Enríquez, una de las figuras televisivas del momento y para nada sospechoso de connivencia con el nacionalismo. Solo hay que tener ojos en la cara para darse cuenta de que cuando Puigdemont proclamó la república catalana y luego la dejó en suspenso ni arrió la bandera española.

¿Y qué resuelve? Nada

José Corbacho nunca me ha gustado, pero lo de ayer no va ni de filias ni de fobias, sino de tener o no la sensibilidad suficiente. Junto a una imagen completamente negra, el director dejaba en su Instagram esta reflexión sobre las condenas: “Muchos años. Demasiados. Muchos días tristes llevamos ya y muchos otros vendrán. Hoy es uno de esos días. La tristeza es algo individual. Puedes sentirla o no. Yo hoy la siento. Y no pienso como ellos. Ni los conozco personalmente. Pero me siento triste. Por ellos, por sus familias y por sus amigos. Y lo peor de todo, es que las cosas no van a mejorar con esta decisión. Al contrario”.

Nos afecta a todas y todos

El periodista Arturo Puente destacaba de la extensa sentencia la explicación por la condena a Jordi Cuixart (9 años de prisión): básicamente, los jueces consideran desobediencia a cualquier acto en el que un grupo de personas se oponga al orden establecido. El humorista gráfico catalán Ferrán Martín quiso poner en Twitter el énfasis también en esta cuestión porque no se trata ya de condenar que uno sea nacionalista y actúe en consecuencia, sino de poner a disposición de los jueces cualquier queja y un riesgo de pena grave: “¿Que la sentencia no os afecta? ¿Seguro? ¿Seguro?”. No, esto no es solo un aviso a los vascos.

Sí, queremos que se manifiesten

Ante la salvaje sentencia de ayer igual que ante la exhumación de Franco uno no puede permanecer indiferente: o pones pie en pared o dejas que te avasallen y te arrastren. Hay que elegir. Y del mismo modo que si no te importa la salida de Franco de su mausoleo, entérate, eres franquista, si crees que la sentencia es justa e incluso insuficiente, y pones el acento en que en poco tiempo puede que estén en la calle (lo veremos), no estás enterándote de nada. Lo de ayer fue un ataque a la línea de flotación de la democracia, y que el FC Barcelona se haya manifestado en contra solo honra al club y su directiva.

Vox sí ha acertado

En Euskadi nos hemos librado de Vox y Ciudadanos y casi del PP de Casado. No nos hemos librado del fascismo, aunque ahora los que lo ejercieron hablen de Euskaltel en una entrevista de radio de máxima audiencia como si les importara. Pero algo es algo. En España, desde hoy, lo tienen más peliagudo porque donde la extrema derecha tenga influencia la ejercerá como hace en Andalucía a cada paso, con PP y Ciudadanos de rehenes por voluntad propia. Euskadi tiene sus propios fantasmas y fantoches, pero España no se queda atrás en cuanto a momias embalsamadas y que firman pactos.

Lo que está en juego

Dani Álvarez resumía lo que está en juego con el nuevo rumbo al pasado de las derechas españolas: “El programa Skolae trabaja la igualdad de niñas y niños en Navarra. La Unesco lo nomina a un Premio Internacional, pero la asociación de Juan José Cortés lo ha denunciado por ‘adoctrinamiento en la ideología de género’. 10 profesionales a los tribunales”. Lo que está en juego con cada pacto de PP, Ciudadanos y Vox es la igualdad entre personas y los consensos más básicos en materias cuyo avance ha costado mucho como el aborto o la violencia machista. Al fascismo de aquí y de allí hay que plantarle cara siempre.

Si no nos toman por tontos, mejor

De quien pacta con la extrema derecha no espero honestidad, igual que no la espero de quien justificó y sigue amparando a ETA aquí. Pero si no nos toman por tontos los de allá y los de acá, podremos vivir un poco más tranquilos: Iñaki Oyarzábal ha mostrado su malestar en Twitter porque, según él, los organizadores del desfile del Orgullo LGTBQ actúan de un modo sectario al no permitir la participación del PP y Ciudadanos. Flaco favor hace Oyarzábal al colectivo mostrándose como bastión útil de quienes pactan con los que señalan a sus integrantes, cuando no les persiguen para darles una paliza.

No falta nadie

Rosa Díez, Andrés Herzog, Carlos Martínez Gorriarán y unos cuantos usuarios que encuentran en Gorka Maneiro a un progresista que va de frente, han ido sumándose en Twitter a los aplausos a Vox. Colaboracionismo del bueno con el que se les han caído las caretas a los de UPyD, porque quien defiende a Vox como opción útil de voto o pacto, defiende que se puede compartir proyecto con quienes han venido a generar más desigualdad entre personas y a desenterrar a Franco en el sentido más peligroso. Allá a quien se la cuelen, pero hoy las firmas de pactos ponen y quitan alcaldes, y a cada uno en su lugar.

Tebas, cuéntanos más

Uno de los que dio la bienvenida a la política a Vox fue Javier Tebas, el máximo responsable, por otro lado, de la sanción a La Liga porque esta utilizó su App para espiar desde los móviles en los que estaba instalado lo que oían y veían sus usuarios. ¿Les resulta tranquilizador o todo lo contrario que alguien así tenga ese poder, esas filias y la tecnología para llevar a cabo esa captación? La Liga explicó en el juicio que lo que querían era comprobar por medio de esas grabaciones y la geolocalización qué bares emitían los partidos de un modo ilegal. La sentencia obliga a pagar 250.000 €, que me parece poquísimo.

La vida no es Internet

Roberto Enríquez, más conocido como Bob Pop, fue el protagonista de un vídeo que corrió ayer por Twitter, precisamente, criticando el modo de vida al que Internet nos ha llevado: queremos silenciar, bloquear y, sobre todo, quejarnos en voz alta de nuestras miserias. Pero solo son eso: “Mierdas”, según Bob Pop. Y tiene toda la razón. También advierte en su espacio de Late Motiv, el espacio de Buenafuente en Movistar, de que estamos reclamando a políticos y jueces que arreglen nuestras miserias, en vez de los grandes temas, y que algunos responden haciendo populismo.

Redescubriendo a Elon Musk

Precisamente a Internet debe su buena fama Elon Musk. Un tipo que fabrica sin rentabilidad vehículos de lujo, que hace campañas de publicidad carísimas como poner un coche en órbita y que, por haber elegido el nombre de Nicola Tesla para su marca, se ha convertido en el modelo a seguir y defender entre los enterados de izquierdas y derechas. Pero esta semana se le ha caído la careta y ha pedido más implicación en forma de semanas laborales de 80 horas para quien quiera triunfar. Así, muchos se han tirado del guindo al descubrir un neoliberal donde siempre lo hubo.

Aplicable a todo

“Gente joven aparentemente moderna y avanzada que ha asumido un discurso carca, retrógrado, prejuicioso y puritano que hacen pasar por moderno y avanzado. No siento más que tristeza”, tuitea Mr. Insustancial, uno de los perfiles más interesantes de esta red social. Desconozco el motivo concreto de su lamento, pero solo puedo darle la razón después del monólogo de Bob Pop y del modo en el que se han rasgado las vestiduras quienes creían conocer a Elon Musk, y sobre todo después de ver tantos ejemplos de cómo los listos de Internet no distinguen el pasado del futuro.

Juan Carlos I: el primer juancarlista

Otros que tienen que estar un poco desorientados actualmente son los juancarlistas: después de varias décadas defendiendo su apoyo a la monarquía y su defensa del heredero de Franco, que siempre hizo lo que quiso, ahora se encuentran con el velo rasgado y el rey, desnudo pero enjoyado hasta los dientes. El último capítulo en este serial sin fin del pitorreo es la presencia de Juan Carlos I en Abu Dabi, junto a la familia real de los Emiratos Árabes, disfrutando de una carrera de Fórmula 1. Con estos mimbres y un Felipe VI falto de carisma y firmeza en la base, justificar la monarquía se les pone difícil.

La cabecera nos cubre para bien y para mal

Me gustan los columnistas que escriben bien. Y si piensan lo contrario que yo, disfruto sus columnas incluso más. Mi motivo para leer varios periódicos al día, de hecho, son los columnistas. Entre mis favoritos siempre estuvo Jorge Bustos, estupendo cronista también. Pero como jefe de Opinión de El Mundo es una decepción: el viraje a estribor es lamentable, por desgracia para todos, lectores y periodistas del medio. Columnas injustificables como la de Carmen Rigalt de ayer, comparando el centro de Madrid con el gueto de Varsovia, lo manchan todo.

Casado no sabe dónde vive

Está claro que Casado no conoce España. Si conociese el suelo que pisa dudo mucho que hubiera lanzado la colección de afirmaciones sobre “la California de Europa” en la que quiere convertir el país en el que aspira a gobernar. A golpe de fabricación de drones, coches autónomos o robots, con la bandera del 4.0 (¿por qué no se lanza ya al 5.0 o, qué se yo, al 12.0?) y asegurando que países sin recursos hoy pueden ser potencias tecnológicas, generó material para un decálogo de vídeomensajes que ejemplifican perfectamente eso de que la ignorancia es la madre del atrevimiento.

El día que el rey viajó en metro

Mirado con frialdad, que el jefe de estado de un país sea elegido por el folleteo de su padre con su madre y una constitución que prohíbe a las mujeres heredar, ya debería de ser motivo suficiente de cabreo colectivo y ganas de cambiar las cosas. Sin embargo, en España (como en el Reino Unido o Dinamarca) no lo es. Pero hay algo todavía más indignante: el trato de vasallos hacia emperador que algunos dispensan a Felipe VI (como hicieron con Juan Carlos I) esta misma semana, por ejemplo, con el viaje en metro del monarca. Como en los años 50 con su predecesor.

No es el estudio, es la materia

El Congreso ha aprobado que Filosofía vuelva a ser una asignatura obligatoria. Vale. Pero es el tuit de Alberto Elías al respecto el que pone el punto adecuado a la noticia: “Esto estará guay si consiguen que la asignatura no consista en aprenderte de memoria la vida y obra de cinco o seis señores para soltarla cual robot del tirón en la PAU”. Porque la filosofía, no nos engañemos, podía despertar cierta curiosidad cuando tocaba Nietzsche, pero por lo demás era solo una sucesión de bloques a la espera de que cayese el fácil en Selectividad. La idea es buena, ahora que la ejecuten bien.

Uno que piensa por sí mismo

Andreu Buenafuente cuenta con un colaborador que piensa por sí mismo y, oigan, esto es toda una excepción: Bob Pop (que en realidad se llama Roberto Enríquez y es el subdirector del programa Late Motiv) se preguntaba, después de la hinchada polémica sobre si una canción de Mecano era homófoba o no, si no estaríamos eligiendo mal los representantes de nuestros caballos de batalla. Al final de su breve discurso (que merece enormemente la pena) sugería: “A lo mejor el problema es que hay demasiados influencers y muy pocos referentes”. Para levantarse y aplaudir.

La Eskarabillera de Basauri

Las fiestas de Basauri son tremendamente conocidas por cerrar el calendario de peregrinación a las txosnas que todo joven vasco guarda de noviembre a junio. Sin embargo hasta ayer no conocía la historia de la Eskarabillera, símbolo de las fiestas patronales cuya cabeza se ata a un montón de globos el último día a la espera de que alguien la encuentre. Quien lo hace está invitado a la siguiente edición de las jaias. Así, gente de Francia, Bélgica o la República Checa han conocido y disfrutado de Basauri en fiestas. La historia la ha contado Nabi, que ha logrado miles de retuits con su relato.