“Un diputado electo ha tenido que pasar la noche escondido por lo que va a votar pero no, en España no hay fascismo, que va, en absoluto”. El tuitero Shine McShine se refería al de Teruel Existe, Tomás Guitarte, que ha denunciado presiones e incluso amenazas después de anunciar que posibilitaría a Sánchez ser presidente. Así empieza esta legislatura, con un representante de la ciudadanía, en concreto, de la turolense, escondido ante la escalada de violencia en el argumentario que han propiciado Vox y los complejos de PP y Ciudadanos. Por contraste, su discurso fue templado y expuso evidencias.
Abascal, autodefinido
Santiago Abascal empezó su discurso de un modo populista, lanzó argumentos xenófobos y machistas, y terminó gritando: “¡Viva España!”. Lo que es Abascal tiene un nombre, y quien le blanquea, por cierto, recibe otro: colaboracionista. Otra tuitera, Rocío, era mucho más agresiva pero no le faltaba razón, sobre todo si repasamos las últimas noticias sobre manifestaciones a las que acuden los de Vox: “Pero dilo todo, Santiago: ‘Las violaciones las cometen extranjeros porque si son de aquí decidimos que ella es una mentirosa o lo iba buscando y difundimos su información personal para promover el acoso’”.
Otros autorretratos
Abascal no fue el único que se ha hecho un autorretrato para mal estos días. Carlos García Adanero fue a buscar la bronca e Inés Arrimadas, por desgracia para los votantes de Ciudadanos, demostró que está llamada a enterrar el partido que lidera. Su tono, su discurso y, sobre todo, su actuación desde el escaño como cuando en el primer debate sacó una carpeta para despreciar a Adriana Lastra (como si la propia Arrimadas tuviera un currículum lustroso), solo hablan mal de ella. Y el problema para los suyos es que no puede remontar: ese es su nivel, bien lo conocen en Catalunya.
PSOE y Podemos, a partir un piñón
Lo doy todo por bueno si sirve para que España tenga un gobierno estable de una vez, pero lo arrimados que bailan los del PSOE con los de Podemos resulta hasta obsceno cuando hace solo unos meses demostraban una desconfianza absoluta, muchísimo rencor y hasta ramalazos de cierto odio. Será el carácter latino, mediterráneo y fogoso que este vasquito no entiende, pero, insisto, lo doy por bueno. Parece que el asturiano Pedro Vallín también tiene ciertas dudas, será el aire del Cantábrico: “El PSOE en pie aplaudiendo a Pablo Iglesias, cómo te quedas”, tuiteaba. Pues yo me quedo bastante frío.
Ahora, a la harina
Ya hay mayoría suficiente, presidente electo y, en nada, habrá gobierno. Solo falta que, de una vez y con un retraso desde abril absolutamente injustificable, Sánchez y sus ministros empiecen a tomar decisiones. Pero soy pesimista: ahora toca tomar contacto, cometer los primeros errores de gestión y comunicación… Varios consejos de ministros con decisiones para la galería y poco más. Pero los temas de enjundia siguen ahí como las pensiones, el paro enquistado y los presos políticos. El Parlamento Europeo espera a Oriol Junqueras: les toca articularlo y volver cuanto antes a la normalidad.