Otra generación de enchufados

Los llaman “nepo-babies” y los denuncian en TikTok, pero me temo que, una vez más, el descubrimiento que la nueva generación de jóvenes cree haber hecho no es tal: si se hubieran fijado en qué ha pasado antes sabrían que los más viejos compartimos su indignación. Según publican en El Confidencial, la chavalada se ha dado cuenta de que “las hijas de” y “los hijos de” lo tienen más fácil, y de que ocupan los puestos de privilegio que la mayoría nunca alcanzará, igual que nuestra generación y las anteriores tampoco alcanzamos. En Euskadi hasta tuvimos un lehendakari cuyo principal valor era ser hijo de un histórico socialista.

Que se lo pidan a los Reyes Magos

Algún día habrá que hablar del impacto medioambiental de las criptomonedas: no solo la cantidad de energía necesaria para mantener ordenadores trabajando día y noche, también los componentes que van reemplazándose para lograr una “minería” más efectiva. Componentes que, aunque no sean especializados, ya no son rentables: El Chapuzas Informático ha escrito un post estupendo para que nos hagamos una idea de cómo ha caído este negocio, basándose en lo que cuesta un ordenador mínimo para lograr criptomonedas y a cuánto se pagan estas. Una ruina. Pero no para quien tiene el ordenador, sino para todo el planeta.

Carbón para él

No entiendo a los millonarios que solo ofrecen planes para pobres: las y los empleados de Twitter “se han visto obligados a llevar su propio papel higiénico al trabajo” (Hipertextual). Un recorte cutre salchichero que se suma a los iniciados con los despidos, la eliminación de la cafetería (¡con lo que fardan las tecnológicas de sus cantinas!), de las tarjetas de crédito de empresa y, lo que es más importante, con su decisión de no pagar el alquiler ni servicios de software contratados previamente. No es menos cierto que así se hacen y se mantienen las fortunas, precisamente, con una racanería palpable.

Un buen regalo

Esta noticia en El Diario solo es buena: “El Supremo rechaza de plano la querella de Vox contra Irene Montero por defender la educación sexual en menores. La sala de lo penal inadmite media docena de denuncias y querellas de Vox y asociaciones cercanas y reprocha a la ultraderecha que haya denunciado a Montero por un delito que ni siquiera existe y por vincular a la ministra con la pedofilia”. Es terrible pero es cierto: a la extrema derecha española no le guste que la juventud hable de sexo y conozca el placer y la responsabilidad en sus relaciones. Y a estos son los que quieren colarnos como socios legítimos del PP.

El rey que quiere venir de Oriente

Hablando del PP, Núñez Feijóo, ocupándose de las prioridades de los españoles, “ha trasladado a Juan Carlos I que tiene listo un plan para su vuelta a España” (El Confidencial Digital) y que “lo pondrá en marcha ‘al día siguiente’ de convertirse en presidente del Gobierno”, siempre de la mano de Vox, claro. En el PP “entienden que ‘puede entrar o salir de España cuando quiera’ una vez se ha producido el archivo de las causas judiciales”. Sobre la naturaleza de las causas o los motivos del archivo, por supuesto, no van a opinar, no sea que tengan que reconocer que el jetismo ilustrado es un modo de monarquía típico español.