Un país poco normal

El Congreso decidió suspender la sesión de control sobre el gobierno español y el PP pidió más: también la votación sobre RTVE debía posponerse. La petición del PP parece coherente pero, ¿en qué lógica? En un país normal, en el que el parlamentarismo es útil, el pleno podría haberse mantenido para debatir las ayudas a las y los afectados, y hasta para repasar las responsabilidades. Pero todo el mundo sabe que eso es imposible hoy en España: PP y PSOE, Podemos y Sumar, Vox y la inteligencia, no querían estar tirándose los trastos a la cabeza con gente muriendo ahogada. El problema es justo ese, que hoy el Congreso no está para construir.

El liberalismo

Insisto en que después de aprobar y gestionar todas las ayudas necesarias, tendremos que observar quién ha tenido responsabilidad sobre las muertes: desde quienes han mandado a la carretera a sus trabajadoras y trabajadores, hasta quien desmanteló una unidad de emergencias en Valencia asegurando que se trataba de un “chiringuito” y “un exceso” (El Plural). Carlos Mazón, del PP, tiró de manual liberal para liquidar la referida unidad, y al mismo tiempo, según el tuit con el que ilustran la noticia en el digital, invirtió “17 millones de euros en festejos taurinos”. Vuelvo al trigo, como la mula: tendremos que exigir las responsabilidades.

¿Quién lo niega?

Llevo un par de semanas guardando este link a la noticia en la web Muy Interesante: “Nuevo informe sobre el cambio climático advierte: ‘El futuro de la humanidad está en juego’. La crisis climática se agrava y los científicos advierten que las decisiones que tomemos ahora definirán el destino de la humanidad”. Me negaba a eliminarlo porque me negaba a dar la espalda al aviso, a la gravedad de lo que están avisando. Y por desgracia la DANA lo ha vuelto a poner de actualidad, porque es innegable que el azote del clima tiene que ver con el cambio, con el daño, estábamos avisados: los desastres naturales serán cada vez más y cada vez peores.

La tragedia de cada día

Entiendo que la actualidad hace que nuestras miradas vayan a Valencia, pero el ejército de israelí, por orden del gobierno de ultras que lidera Netanyahu, sigue asesinando: “Los muertos en Gaza superan ya los 43.000 tras los últimos ataques” (EFE). ¿Cuántos de esos 43.000 eran terroristas? En cualquier caso, ¿merecían morir todas esas personas por acabar con Hamás? Lo que yo tengo claro es que el actual gobierno de Israel merece un juicio por sus decisiones, y que cuanto más tiempo tarde la comunidad internacional en sentar a ese grupo de enajenados en el banco de los acusados, mayor será el insoportable crimen.

Hermana, no sé si a ti te creo

Antes de que la DANA nos impactase, en Euskadi solo emocionalmente, la actualidad en torno a Íñigo Errejón nos regalaba otro titular: “Aída Nízar denuncia a Íñigo Errejón por agresión sexual: ‘Me dio un fuerte azote en las nalgas’” (Vozpópuli). Lo leo y vuelvo a pensar que el portavoz de Sumar ha despertado un montón de debates que permanecían aletargados porque nadie quería sacar el cascabel para el gato. ¿Y a Aída Nízar la creemos o como es un personaje controvertido, no? Si la creemos, ¿pedimos explicaciones a Ada Colau que, según la presentadora, estaba presente? ¿Podemos opinar de las declaraciones de Elisa Mouliaá?