La torpeza política que está exhibiendo la izquierda española es llamativa: Pablo Iglesias destrozó Podemos y Yolanda Díaz está destrozando Sumar. Su renuncia a liderar el proyecto político (pero no a la vicepresidencia ni al ministerio) descabeza una estructura débil y sin expectativas. Y ahora, ¿qué? ¿Qué liderazgo asoma, el de Urtasun, que si de algo ha dejado pruebas es de su habilidad para asegurar su propia supervivencia política? ¿Errejón, dando una nueva vuelta de tuerca a su carrera? ¿Y qué va a liderar quien sea elegida o elegido si Sumar ha tenido serios problemas para articularse como partido?
Antes de lo primero
Antes de dar ese paso a un lado que tuiteaba, “Yolanda Díaz adelantó a Sánchez su dimisión y se aseguró su continuidad en el Gobierno”, según El Independiente. Porque una cosa es pasar del lío de liderar una formación de izquierdas que se desangra, y otra es dejar lo que está bien pagado, te da estatus y te saca por la tele. Porque, sí, Díaz podía haber dado un paso hacia el otro lado y centrarse Sumar, apartándose del Gobierno (en eso Pablo Iglesias dio una lección, presentándose en las autonómicas madrileñas). Pero Díaz ha elegido pasar la patata caliente, o como decimos las y los de mi generación, el marrón.
“El líder moral”
El motivo por el que Yolanda Díaz ha decidido dejar el brownie sobre la mesa para que se lo coma otra persona lo tuitea con claridad Estefanía Molina: “Alvise saca 3 diputados. Igual que Sumar, y uno más que Podemos. Ese es el estado de la izquierda a la izquierda del PSOE: no hay rumbo, vagando a la deriva”. Por desgracia para ella, añade esto a su tuit: “Y eso explica por qué Pedro Sánchez se ha convertido en el líder moral e indiscutible de la izquierda española”. Lo de Pedro Sánchez como “líder moral” me deja con cara de pasmo. Ese nivel de moral es el verdadero problema de la izquierda, mayor incluso que las luchas cainitas.
Los temas
Josu Eguren tiraba de sarcasmo o de ironía con su tuit después del anuncio de Yolanda Díaz: “Esta tarde batukada y taller de nuevas masculinidades en Malasaña. Hay que volver a reconstruir la izquierda desde 0”. La exageración encierra una verdad que no es cómoda pero que la izquierda tiene que afrontar: la apertura de temas y de enfoques ha generado desafección. Es imposible atender a todas las problemáticas y todas las aristas. Es imposible, incluso, entenderlas. Y es posible que muchas y muchos de quienes aseguran comprenderlo no lo hagan realmente. La izquierda se ha volatilizado por voluntad propia.
De qué va esto
Desde que los malos resultados de Sumar han dejado fuera a del parlamento europeo a IU, su cuenta en X está llena de afirmaciones interesantísimas para todas y todos: “Hay que hablar con honestidad y decir que no hemos hecho bien las cosas. Hay que hacerlas bien a partir de ahora. Nos falta humildad”. “Esto no va de obedecernos a los que estamos encantados de habernos conocido. Las decisiones políticas se construyen sobre la voluntad popular”. “Nos ha faltado humildad y nos han sobrado gallitos de corral” (Antonio Maíllo). “La necesidad de incorporar a más gente a la transformación del país sigue vigente” (Enrique Santiago).