¡Todos en pie!

Esta pandemia lo está convirtiendo todo en algo raro, hasta la despedida del jugador más importante de la historia reciente del Athletic. Sé que el resto de mi vida tendré oportunidad de decir varias veces que “yo vi jugar a Aritz Aduriz”. Su “agur” era lógico y hasta esperado, pero todos tenemos pena por no despedirle en San Mamés. Se va el gran jugador de mi generación, al que he visto goles que recordaré mientras pueda. Un futbolista que ha sido muy importante para que sigamos sintiéndonos parte de la élite del fútbol mundial. Gracias por todo. Gracias por tanto. Mila-mila esker, Aritz!

Se nos avecina… Una campaña

El ataque de los de siempre a la vivienda particular de Idoia Mendia lo ha eclipsado todo, hasta la despedida de Aritz Aduriz. Pero también otros pequeños detalles políticos como el de la nueva líder de Podemos en la CAV, que aunque no quería las elecciones en julio se lanzó con la campaña como si la tuviera preparada en cuanto supimos todos la fecha de las elecciones. Gorrotxategi también es de las que quiere una campaña de 15 días para subsanar su problema de notoriedad. Junto a ella, Otegi e Iturgaiz coinciden en decir que no es tiempo de elecciones pero creen que sí de hacer una campaña completa.

Cada día, uno menos en Ciudadanos

Ciudadanos está en la centrifugadora, y salir de ella es casi imposible para un partido político. Parece que la salida de Girauta o Marcos de Quinto les supone soltar lastre, pero lo cierto es que también se van caras conocidas y argumentos duros que muchos de sus votantes han comprado durante años. Arrimadas avanza pero ante ella, cada vez más nítido, solo se ve un desierto. Por su parte, Girauta y compañía avanzan hacia Vox. Me resisto a pensar que alguien, y menos quien conoce el sistema democrático, pueda integrarse en la extrema derecha sin vomitar, pero si alguien es capaz es Giruata.

Por supuesto, con lucha cainita

Ciudadanos, por supuesto, va a terminar desangrado por las puñaladas que van a darse entre los que están, los que estuvieron y los que querrían estar pero solo a su manera. Ni Vox, ni PP, ni PSOE tendrán que hacer mucho para que el partido desaparezca y los votantes que les quedan vayan decidiéndose por otras papeletas. Porque sí, soy de los que cree que no es casualidad que conozcamos justo ahora que Albert Rivera (que recupera protagonismo criticando a Arrimadas) estuvo viviendo también en un piso cedido por Kike Sarasola, el mismo que ha alquilado a Díaz Ayuso otras dos para pasar el confinamiento.

¿A quién no le ha tirado “un bocado” González Pons?

Esteban González Pons, que compagina su tarea de europarlamentario con la de escritor un poco picantón, ha presentado así su última columna en Las Provincias: “Vivir se ha vuelto triste, el SIDA nos puso el preservativo en el sexo y la Covid-19 nos lo ha plantado en el rostro. No se debe besar con lengua fuera del círculo familiar sin mascarilla, y a mí se me empañan las gafas”. Confieso que en este mismo medio le he leído algún texto interesante por introspectivo y bien escrito, pero creo que se está dejando llevar demasiado por su personaje de novelista… ¿A medida que se acerca su fin como político?

Que sí, que esto va en serio

Tenía muy claro que no íbamos a salir de este confinamiento mejor como sociedad. Cuando veo o me cuentan cómo se toman muchos la desescalada sé que salimos peor: los que siguen vivos siguen igual y los que han fallecido no pueden cogerles de la solapa y conminarles a que respeten las puñeteras normas. Esto va en serio: este virus mata. Y si no te mata, te deja muy tocado. Y una desescalada relajada, ligerita, de poteo, solo nos puede llevar al escenario alemán, donde, como bien describen en Magent, habían “mantenido a raya el ritmo de contagios. Hasta que llegó el desconfinamiento”.

La “nueva normalidad” será larga

Ya lo dijo Juan Ignacio Pérez en el Teleberri: tenemos que aprender a llevar las mascarillas y a convivir con las medidas de distanciamiento y protección porque no podemos vivir confinados. Esas son las alternativas. Vivir como antes no es una posibilidad ni a corto ni medio plazo. El que no se haya hecho ya a la idea, que vaya poniéndose a ello con textos como este de Xataka: “Según Soumya Swaminathan, científica clínica y al frente de la OMS, pasarán cuatro o cinco años hasta que tengamos la COVID-19 bajo control”. Y todo depende de si hay una vacuna y el virus no muta. Estamos empezando una nueva vida.

No nos echemos todos a la bebida…

Del alcalde socialista de Badalona al portavoz del PP en la diputación de Cádiz: otro al que han cazado conduciendo y triplicando la tasa de alcohol permitida en sangre. No voy a decir que no entiendo que la gente se eche a la bebida porque poco a poco he ido acabando con mi fondo de armario de cervezas durante el confinamiento. Pero me cuesta más entender lo de coger el coche después. Y más si eres un representante de un partido en una institución. Pero seamos sinceros: en todos los partidos puede pasar. Todos los que se pasan años representando a un partido y unos votantes pueden cometer un error.

Un millón de euros “currando”

Sí, ya sé que se trata de un millón en patrimonio, no necesariamente en líquido, pero no sé cómo alguien puede ahorrar ese millón de euros “currando”, en palabras de Albert Rivera. Igual es que formo parte de un sector de pobres, el de los periodistas de andar por casa, pero creo que todas las personas que conozco que pueden ser millonarias ya partían con un patrimonio previo. Igual que muchos emprendedores que pueden arriesgarse a pegársela porque siempre tendrán un familiar que les ofrezca un trabajo… O los que van de rojos y pobres, y son el hijo del dueño millonario, que de esos también hay.

Me representan

Somos muchos y muchas quienes tenemos que teletrabajar con hijas e hijos pequeños en casa. Eso supone ayudarles con las fichas de la ikastola, preparar comida para todos, recoger constantemente y pasear con ellos una hora al día. Pero no me considero un héroe: al contrario, pasar el confinamiento con mis hijos me ha ayudado a mantener rutinas, a centrar mi atención u optimizar mi tiempo, y me ha dado alegrías. Pero también es cierto que muchas veces nos sentimos “al borde de un ataque de nervios” porque “queríamos teletrabajo, no esclavitud” (El Confidencial), y no es culpa de nuestros hijos, precisamente.

Depende de nosotros

Estos tres titulares de República.com son de los que acojonan (esa es la expresión, ¿qué voy a hacerle?): “Corea del Sur busca a miles de personas para controlar el nuevo brote en Seúl”, “el promedio de nuevos contagios por persona infectada sube por encima de 1 en Alemania” y “China detecta un repunte de casos en la provincia nororiental de Jilin”. Eso es lo esperado con el desconfinamiento: un repunte. Pero no por esperado deja de dar miedo ni debe resignarnos a que se repita en Euskadi: depende de nosotros, de que sigamos cumpliendo o corrigiendo nuestros comportamientos si nos equivocamos como humanos.

¿Qué es “ilegal”?

Una cosa es el error humano y otra el pitorreo. El pitorreo de quien se aprovecha de la movilidad que permite la fase 1 de la desescalada para organizar en Romo una ocupación (que, por supuesto, se saltaba todo tipo de normas y recomendaciones) y para montar una manifestación para rechazar la actuación policial durante el desalojo. Pero el colmo del pitorreo, del tomar por tonta a la ciudadanía no es que hablen como “la juventud vasca” los que solo son de Ernai, que también se las trae, sino que hablen de “desalojo ilegal” los que pretendían una ocupación… ¿Legal… O milagrosa?

Otros que se manifiestan

En Romo se manifiestan los que quieren hacer del Gaztetxe el enésimo elemento de confrontación política preelectoral. En el barrio de Salamanca los que se manifiestan lo hacen por lo mismo. Unos y otros no tienen necesidades (nadie que piensa en ocupar y sostener un Gaztetxe tiene preocupaciones mayores), unos y otros se manifiestan durante un confinamiento, unos y otros quieren influir política y electoralmente. No es que los extremos se atraigan en algunos casos, es que se abrazan grotescamente, es que se mimetizan sus luchas, sus objetivos y hasta sus rasgos característicos… Fascistillas.

Y Rivera sale a bailar

¿Estará teletrabajando Albert Rivera? ¿Habrán entrado en ERTE en el despacho que lidera y por eso tiene tanto tiempo libre? ¿La hija que tiene y el que viene no le generan carga añadida de trabajo? Solo él tiene las respuestas a estas preguntas, pero está claro que el fundador de Ciudadanos ha retomado la actividad: en Twitter, en Telegram y ahora por medio de charlas por videollamada. Y este aumento de su presencia, según El Nacional, preocupa en la nueva dirección de Ciudadanos, que ha decidido ser bisagra por fin, lo que tantas veces anunció Rivera antes de convertirse en muleta del PP.

Lo que diga la tele

Doy por hecho que veremos fútbol en la tele en lo que queda de 2020… Y en 2021. Así que la final vasca de Copa retrasada sine die me sigue pareciendo una quimera que alguien rectificará. Alguien que puede ser el poseedor de los derechos de retransmisión. Porque al final todos los cubes harán lo que ese consejero delegado diga. También el Real Madrid, que pretende avanzar en sus obras en el Bernabéu jugando en campo de Valdebebas. Lo que pase, insisto, lo decidirá la tele, porque la disposición de las cámaras (y la conocida como “u” publicitaria) en los campos ya está organizada y eso es lo que importa.

Rivera, el jarrón chino de Ciudadanos

Se lo leí a Jesús Barcos hace unos días y supe que, antes o después, lo iba a utilizar (citando a la fuente, por supuesto): Albert Rivera tiene todas las papeletas para convertirse en el jarrón chino de Ciudadanos. Ese político retirado, en principio, al que intentas arrinconar pero no puedes quitarte de en medio porque aún mucha gente le admira y presta atención. Por eso tal vez Albert Rivera se ha abierto un canal en Telegram, para comunicarse de un modo más discreto con sus seguidores y, tal vez, criticar a Inés Arrimadas, a la que, según muchos, no tiene en mucha estima después de ver cómo ha ejercido su liderazgo.

Iglesias, ¿con el PNV y ERC?

Iglesias ha aceptado los votos de Ciudadanos, precisamente, para seguir asentando su poder pero, según República.com, su intención es seguir contando con PNV y ERC para alcanzar mayorías en el Congreso. Si esto es así, Iglesias tiene dos opciones: explicar a la nueva líder de su partido en la CAV cómo va esto porque no se entera, o cambiar su orden. Yo soy partidario de lo segundo: el líder de Podemos sigue siendo ese político lleno de dobleces que en Madrid dice una cosa y en Euskadi pretende que los suyos (y los de ahora son más “suyos” que los de antes) hagan la contraria. Eso solo cuela un tiempo.

No

Tengo bastante claro que 2020 y 2021 van a ser años de supervivencia. Cómodamente, desde el sofá de casa, con Netflix en la tele, Amazon llegando a la puerta de tu casa y viendo a tu madre por medio de Zoom, pero supervivencia. Sobre todo, a nivel global. En El Confidencial se preguntan: ¿habrá vacunas para todos? La respuesta es clara: no. Después de la de los respiradores y las mascarillas, vendrá la más dura de las peleas a nivel mundial: la de la vacuna. ¿Quién y a qué precio producirá miles de millones de vacunas para toda la población mundial? ¿Quiénes serán los últimos en recibirla? ¿Quién cederá su puesto en la cola?

Tampoco

Lo que no volverá en mucho tiempo es el fútbol con público, así que la final de Copa esa pospuesta sine die me parece cada vez más un cuento como el de Olentzero. Ya veremos cómo la vemos. De momento, son las empresas de videojuegos las que están anticipándose, no ya a ese partido, sino a la experiencia: en Ecos del Balón se preguntan hasta dónde puede llegar un simulador. Lejos a nivel de negocio y de capacidad de atraer nuestra atención, pero el fútbol nos gusta porque nos emociona y porque, muy de vez en cuando, un ser humano es capaz de hacer con sus pies y un balón algo que no sabíamos que era posible.

Hablemos un poco más de videojuegos

Si el sector estaba en un buen momento antes de la pandemia y el primer confinamiento (estoy seguro de que vendrán más), esta situación, sin duda, ha sido una oportunidad para los desarrolladores. Y estoy seguro de que la han aprovechado. Así que, hablemos de videojuegos. Por ejemplo, de Fortnite, el gran fenómeno mundial. En Xataka pegan un repaso a su rápida evolución (poco más de dos años), su expansión (350 millones de jugadores en todo el mundo), sus beneficios (cada uno de ellos ha gastado 85 dólares de media en el juego aunque jugar es gratis) y su presente: un poco a la baja pero rentable.

Lunes de teletrabajo

Hay más coches en la carretera y más gente en la calle. Nos estamos incorporando poco a poco a la normalidad, por suerte. Pero todavía hoy habrá mucha gente que teletrabajará y que lo seguirá haciendo durante los próximos meses, por lo menos, como recuerdan en Pymes y Autónomos, hasta julio será la opción preferente después de comprobar que es posible. Pero, ¿es posible? ¿Cuántas horas teletrabajamos? ¿Más que en la oficina o menos? ¿Respetamos los horarios? Ojo, no pregunto si los respetan los jefes o clientes, si no si somos capaces de hacerlo nosotros mismos. La autorregulación laboral es básica.

¡Los que faltaban!

Nos asomamos a otra semana de confinamiento con la obligación de sacar a tus hijos a la calle una hora manteniendo el ritmo de teletrabajo o las difíciles condiciones laborales actuales, y lo que menos necesitamos es que José María Aznar, Cayetana Álvarez de Toledo, Albert Rivera y Mario Vargas Llosa reclamen su cuota de protagonismo con un manifiesto contra el encierro y por las libertades individuales, al más puro estilo de los descerebrados estadounidenses que llevamos viendo un par de semanas. Al parecer, la tontería es contagiosa, y algunos no tienen problema en imitar las prácticas más reprobables. ¿A cambio de qué?

El vicio del protagonismo

No hace falta haber abierto telediarios o la revista Diez Minutos para intentar hoy recuperar el protagonismo: Jesús Candel, el médico más conocido en Internet como Spiriman, está siendo uno de los más mencionados en las últimas semanas por cómo sus recaudaciones de fondos que generan dudas, por sus formas cada vez más histriónicas, por sus contradicciones e incluso por pedir a los pacientes que escupan, literalmente, a sus médicos si no están de acuerdo con un diagnóstico o tratamiento. En Magnet, que siempre están al cabo del tuit, han hecho un repaso a sus barbaridades más recientes. Todo por el retuit.

Vuelve La Falange oculta tras el coronavirus

Quique San Francisco, Arévalo y Pepe Reina, entre otros, han lanzado preguntas muy similares: ¿por apoyar a Vox son fachas? Pues sí. Y si no lo ven que se gradúen la vista. Fíjense hasta qué punto: la parlamentaria andaluza Luz Belinda Rodríguez, que abandonó Vox, se ha hecho ahora de la Falange. Pero como no dejó su acta, ahora la Falange tiene una representante. Todo esto hecho con la nocturnidad a plena luz del día que ofrece el coronavirus, por supuesto. Eso es lo que provoca Vox: transfuguismo a quienes han venido a sustituir, lo que todos sabíamos y sabemos. Así que, que nadie se haga el tonto ni el listo.

La nueva tele es… La tele

Al final, YouTube no ha sustituido a la tele. Y ya no lo hará porque se ha debilitado por culpa de su propio algoritmo, de la cantidad de morralla que genera su efecto llamada, y porque la competencia no se ha quedado quieta y ahora existen alternativas como Twitch. Pero Internet sí ha cambiado nuestros usos y costumbres frente al electrodoméstico: Netflix se ha disparado con hasta 16 millones de nuevos suscriptores durante la pandemia (República.com). Personalmente, he incorporado Amazon Prime a mi consumo diario. La tele bajo demanda se ha instalado por fin en nuestros sofás.