Pues no vamos

La semana pasada, los aranceles rándom e injustos que anunció Donald Trump taparon otras noticias interesantes de aquel país, como la filtración de que Elon Musk abandonará el gobierno en breve (una vez obtenidos todos los contratos públicos que perseguía, así de rápido ha sido todo), o como esto que leíamos en EPE: “El Gobierno de Trump extiende su agresiva cruzada antiinmigrante a los legales y turistas”. Yo lo tengo claro: si no nos quieren no vamos. EE.UU. también depende, como Cuba, como España, como Euskadi, de las y los turistas y del dinero que dejan. El nacionalismo empieza por la cartera. Para bien y para mal.

Correcto

Jugar con medias verdades para que parezca que está mal algo que, en realidad, es normal, también es trumpismo. Por eso me parece que en El Debate se confunden haciendo noticia de esto: “Alberto Garzón y Ángela ‘Pam’ Rodríguez siguen cobrando la indemnización por cese 16 meses después”. Esa indemnización es un derecho que garantiza que no solo los ricos pueden dedicarse a la política y, por lo tanto, gobernar para otros ricos como ellos. Ese principio democrático deberíamos de tenerlo todas y todos claro, a la derecha pero también a la izquierda que no se resiste a la tentación del populismo.

¿Qué hiciste tú?

Reconozco que no puedo con ello: esos que han practicado el periodismo o la política, por ejemplo, y luego critican lo mal que está. David Jiménez desde que abandonó la dirección de El Mundo, David Cantero desde que ha salido de Telecinco, más recientemente, y ahora Manuela Carmena: “El discurso político es tan pobre que no me extraña que los jóvenes se decepcionen de la democracia” (El Diario). Todos y todas vieron venir los desastres sobre su sector pero ninguno explica qué hizo para impedirlos. La que fuera alcaldesa de Madrid, de hecho, decidió abandonar si no gobernaba, ¿y ahora da lecciones? A mí, no.

Señores que nos explican la vida

Cada día visito Diario Red, el digital de Pablo Iglesias, confiando en encontrar alguna reflexión interesante desde la orgullosa izquierda. A veces lo hago y me alegro, pero la mayoría de jornadas me encuentro con textos como: “El riesgo armado que enfrentará Europa después de Ucrania”, en el que no mencionan a “Rusia” ni una sola vez. Milagros zurdos. O leo epopeyas como la que dedica Raúl Solís al jefe: “Pablo Iglesias retrata en su nuevo libro a una veintena de políticos, jueces y periodistas claves en la derechización de España”.

¿Qué estamos promoviendo?

Me enteré la semana pasada de que existía Hacoo, “la última aplicación viral que arrasa en España” y que “es un mercadillo de réplicas baratas”, según 20 Minutos. Es decir: después de acostumbrar a las generaciones más jóvenes a tener esclavos vía Uber o Justeat, y a que todo puede ser barato y venir de China (pero cómo les preocupa el medio ambiente, eh), ahora, ya, van a por las réplicas. ¿Este es el mundo que queremos y quieren? ¿Nadie entiende el valor del diseño? ¿Y cuando les toque a ellos tener ideas y cobrar por ellas? ¿Y cuando les toque a ellos negociar sus sueldos y la generalidad sea lo cutre-salchichero?

Pues empieza bien la campaña…

María Jesús Montero tiene que arriesgar como candidata en Andalucía: Juanma Moreno parece imbatible en el que solo hace unos años era un feudo socialista intocable. Para recordar que está en la carrera ha decidido llamar la atención y tirar de populismo (que no “discurso”) feminista, dando por hecho que Dani Alves no es inocente aunque lo haya dicho un tribunal. Ahora recoge cable pero sabe que ha abierto un melón pocho, de esos que huelen: ¿un altísimo cargo del gobierno puede poner en duda las decisiones judiciales? ¿Puede hacerlo una candidata? ¿Es posible ser una cosa entre semana y otra, el sábado y el domingo?

No es un debate menor

Una sospechosa habitual en esto de convertir el feminismo en populismo, Ángela Rodríguez Pam, por supuesto, también se alinea con quienes aseguran que la decisión judicial que absuelve a Dani Alves por violación es errónea. Sugiere en X que falta formación “en violencia sexual”. Antonio Maestre le responde en la misma red social: “Una de las juezas que ha promulgado la sentencia es Angels Vivas que se encarga entre otras cosas de dar formación en el tratamiento jurídico de la violencia de género”, y enlaza a una entrevista en la que Vivas no parece precisamente una ultraconservadora. El debate no es menor ni pequeño.

¿Por qué?

No entiendo por qué Pedro Sánchez ha cargado contra la universidad privada del modo que lo ha hecho cuando él mismo se doctoró en un centro privado y 4 ministros de su gobierno se licenciaron también en la privada. Sí entiendo, por supuesto, que quiera regular la creación de algunos centros que han generado dudas razonables en la comunidad universitaria y en la gestión de Educación. Eso es bueno también para las privadas. Pero no tiene sentido, insisto, cargar contra “la privada” como si “la pública” fuese buena por definición: las universidades públicas están fuertemente politizadas y no siempre tienen esa calidad que se les supone.

Quién es Sergio Rodríguez

Se llama Sergio Rodríguez, es parlamentario de Vox en el parlamento balear y pronunció una felicitación pública en la cámara por el “día de la victoria”. No pasó nada porque el presidente del parlamento es Gabriel Le Senne, también de Vox, que no vio ofensa en la ofensa con recochineo de Rodríguez que, “no es la primera vez que lleva a cabo unas declaraciones incendiarias en la Cámara Autonómica, de hecho ya citó al líder y fundador de la Falange Española de las JONS, Ramiro Ledesma Ramo, en el año 2022” (Diario de Mallorca). Todo esto sucede gracias al PP, hay que decirlo más, y es inaceptable, no voy a entrar a discutirlo.

Malo

Elon Musk se ha gastado “más de 20 millones de dólares en la campaña del juez conservador, Brad Schimel” (El Diario). No le ha valido para nada: “La jueza progresista Susan Crawford ha ganado”. Ha sido el multimillonario, con sus “inyecciones ingentes de dinero, actos de campaña protagonizados por él mismo e incluso entrega de cheques millonarios a votantes”, el que ha convertido esta batalla electoral en la piedra de toque de la administración Trump y ha perdido. Malo, porque la lección que aprenden Musk y sus secuaces (que han mostrado admiración pública por los autoritarismos) es que la democracia pone en riesgo sus planes.

El problema no es el feminismo

El problema no es el feminismo de Ángela Rodríguez Pam, el problema es que usa el feminismo como excusa para justificar un pésimo sentido del humor (por lo menos, en el chiste que todos hemos podido ver) y una soberbia difícilmente justificable. Pero la secretaria de Estado de Igualdad no es la única que cae en confundir su activismo, plenamente legítimo y necesario, con su actitud, igualmente necesaria pero para el enemigo de una imprescindible igualdad real entre mujeres y hombres. Mucho más cerca tenemos más casos conocidos de mujeres que con la bandera del feminismo tapan malas formas y no mejores fondos.

Sí, así es política

Con su inapropiado chiste, Ángela Rodríguez Pam debilita la causa feminista pero también al ministerio en el que trabaja y el partido que la ha elegido para ocupar la secretaría de Estado. Sí, así es la política: si cometes un error lo pagas porque siempre hay medios o partidos esperando tu resbalón. Exactamente igual que Podemos espera los resbalones de representantes de otros partidos. Y la bandera del feminismo, insisto, no es la capa de invisibilidad de Harry Potter. Mi compañero Miguel Aizpuru lo resumía muy bien en su tuit: “Más allá de la polémica, a lo de Ángela Rodríguez Pam se le llama escasa inteligencia política”.

Tampoco lo es lo de Shakira

Shakira tampoco ha ejercido feminismo alguno con la canción con la que está partiendo la pana esta semana, en la que de un modo muy explícito deja claro que pretende ajustar sus cuentas a Gerard Piqué y a Clara Chia. Repito: no es feminismo, es otra cosa. ¿Legítima? ¿Audaz? No lo sé, sinceramente. Lo que sí sé es que es mucho más de mi agrado el tuit de la guionista Ángela Armero sobre una de las estrofas más populares: “Se puede llorar y facturar a la vez. Las autónomas lo sabemos bien”. Autónomas que no son millonarias ni tienen acceso a convertir en colaboradoras de sus venganzas personales a millones de personas.

Otro tema

No suelo estar de acuerdo con el punto de vista del tuitero Martinez, pero reconozco que esta vez su sarcasmo me resulta muy apropiado: “Me alegra ver que nuestros esfuerzos en materia de reducción de emisiones están dando sus frutos”, tuitea junto al gráfico en el que se ve cómo la Unión Europea y EE.UU. hacen un esfuerzo similar por reducir su contaminación mientras en China les da igual todo y disparan sin control sus emisiones. Cuando vi esas curvas me vi a mí mismo tirando tres bolsas de basura en otros tantos contenedores después de leer lo de los paseos espaciales de Jeff Bezos por entretenimiento, preguntándome si soy tonto.

La risa, ese gran regalo

Por supuesto, sigo separando la basura. A Bezos le da igual el planeta, pero a mí sí me importa, y eso me hace mejor persona que él, no tengo ninguna duda. Pero mi convencimiento a veces no es suficiente: necesito reír de vez en cuando con las cosas que a mí me hacen gracia. Lo cierto es que nunca he exhibido un gusto exquisito para el humor y reconozco sin dificultad que una de mis comedias favoritas es El Príncipe de Zamunda. Así que, evidentemente, el Globo de Oro a Eddie Murphy me parece muy justo, porque le considero uno de los grandes cómicos para mi generación que, sin ser de cristal, ha acabado muy rayada. Y rallada.