El drama que no cesa

En el mismo EE.UU. en el que la justicia establece que el aborto puede ser prohibido, y en el que decreta que el Estado no puede regular las emisiones de las empresas en su lucha contra el cambio climático, la gente sigue muriendo acribillada en asesinatos multitudinarios posibilitados por el acceso sencillo a rifles de asalto y munición sin límite. El país que ha colonizado el mundo violentamente, a golpe de invasión cultural y con la fuerza de su potencia económica, se desmorona, puede que a modo de aviso: a veces parece que rozamos con los dedos el principio del fin de esta civilización.

Así de fácil

Me parecen tan desafortunadas las fotos que he visto de la ministra Montero y su gabinete durante su viaje a EE.UU. como las que vimos del que realizó Isabel Díaz Ayuso y su respectivo gabinete. Creo que con esto y con el tuit de Redlines, lo digo todo: “Comunicación política es elegir qué fotos de tu viaje oficial puedes publicar en las redes y cuáles no”. Lo que no admito, por lo menos en mi caso, es que la crítica al álbum de sonrisas de políticas y neones en Times Square es machista, porque no se trata de que viajen y se fotografíen mujeres, sino miembros de un gobierno que aprovechan una coyuntura ajena y vuelan en Falcon.

Así de claro

Reconozco mi admiración a quien ha tirado de memoria y ha llevado hasta El Diario la fotografía de Elías Bendodo también sonriente en Times Square: la imagen del entonces presidente de la Diputación de Málaga, y hoy hombre fuerte del PP de Núñez Feijóo, es perfectamente equiparable a la de Montero y su equipo de trabajo. Y en ambos casos es un error, sobre todo, hacerla pública. Puedo entender la fascinación del epicentro de la Gran Manzana y la humanidad de las y los políticos, que sonríen aunque se trate de un viaje de trabajo. Pero no puedo entender la tentación de difundirla.

Andaluza por dos

Si alguien ha demostrado que le gustan los posados y difundir sus fotos en las redes sociales es Macarena Olona, que va a recoger su acta de parlamentaria andaluza como ciudadana de Sevilla después de hacer la campaña como empadrona en Salobreña. La condición de doble andaluza de esta alicantina viene dada por la enésima crisis que ha abierto en su camino a una gloria que se le resiste, más allá de las fotos en las que demuestra que Andalucía son abanicos, vestidos de cola y caballos: como parlamentaria en el municipio de la costa granadina iba a cobrar un extra por desplazamiento a un municipio en el que no reside.

Un discurso adolescente

Me parece ridículo e injustificable que hayamos atendido al discurso de una niña de 16 años. Me parece mal, además, que la hayamos expuesto cuando sus únicas tareas a esa edad tienen que ser sacar el curso y disfrutar en verano. Me parece sintomático el petardeo, el peloteo y el nuevo juancarlismo encarnado ahora en Leonor, una niña que pronuncia discursos de niña (aunque se los hayan escrito) que deberían de darnos igual. Pero en España las obviedades se omiten cuando se trata de la Casa Real, y se ensalzan la belleza, el verbo y el saber estar por sistema, por patriotismo, porque la jefatura de Estado es una cuestión de gónadas.

Esto es mentira

Esto que dice Elías Bendodo en Antena 3 es, simplemente, mentira: “Bajando impuestos se consigue reforzar los servicios públicos. Hemos demostrado que bajando impuestos se deja el dinero en el bolsillo de la gente, por lo que se gasta más y se puede invertir más”, el consejero de presidencia de la Junta de Andalucía y, a la vez, coordinador general del PP, miente. Y lo sabe: bajando los impuestos solo se consiguen menos recursos para los recursos públicos, y estos descensos, además, no solo benefician a “la gente”. Son quienes más tienen quienes más contentos están con las bajadas impositivas. Y eso también lo sabe Bendodo.

Y esto es verdad

Esta misma semana, un usuario de Twitter que retuitea compulsivamente a cuentas del PSOE de toda España desde Gran Canaria, compartía en esta red social el gráfico con lo que está invirtiendo en 2022 cada comunidad autónoma por habitante en Sanidad: Madrid y Andalucía, ambas gobernadas por el PP, precisamente, son las que menos inversión hacen, 1.300 y 1.800 euros por ciudadana o ciudadano, respectivamente. Euskadi, Asturias y Nafarroa, las que más, con 1.991, 1.932 y 1.915, respectivamente. Ese gráfico es el resultado de tener unos impuestos altos y de tener unos impuestos bajos. Es así de sencillo.

“Desinterés”

Si hay más dinero puedes gastar más. Insisto: es tan fácil como eso. De la misma manera: si no pagas más (o mejoras las condiciones laborales), no podrás contar con las y los mejores trabajadores. Este tuit de El País es totalmente ilustrativo: “Se busca camarero. La Costa Brava sufre la falta de personal más grave que recuerda la hostelería. Hace años que el sector detectó desinterés por la profesión. La pandemia fue la puntilla. Si la situación no cambia, dicen, tendrán que abrir parcialmente”. Solucionar ese “desinterés” por coger la bandeja es muy sencillo y han tenido años para encontrar la solución más directa.

Pagar es de pobres

Según El Confidencial, Luis Rubiales, que gana un millón de euros al año, según parece, “pagó con dinero de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) un viaje de placer de seis días a Nueva York. El dirigente aseguró a su entorno que había volado al otro lado del Atlántico para mantener reuniones de trabajo con representantes de Naciones Unidas y la Major League Soccer (MLS), la liga de fútbol de Estados Unidos. Pero, según ha podido confirmar El Confidencial, Rubiales pasó esa semana haciendo turismo por Manhattan en compañía de una pintora mexicana con la que mantenía una relación sentimental”.

170 euros por una camiseta

El millón de euros entre Federación y UEFA que gana Rubiales, según varios medios, se generan gracias a los carísimos precios que quienes no tenemos ese sueldazo pagamos por la participar en la fiesta del fútbol: la nueva camiseta del Real Madrid, presentada esta misma semana, costará 170 € por unidad. Lo repito: 170 €. Y la nueva del Athletic, la Real u Osasuna (esperemos que también la del Eibar) no costarán mucho menos. La parranda la pagamos las y los aficionados más cercanos, los que vamos al campo, los que contratan plataformas de televisión para ver los partidos fuera de casa. El resto es como lo de Bendodo: mentira.