¿De qué va esto?

Lo siento pero no entiendo qué hace el PP utilizando el desastre de la DANA para atacar a una Teresa Ribera que tiene más asegurado el puesto en Bruselas de lo que nos cuentan muchos medios españoles. Tampoco lo entendía cuando el PP instrumentalizaba el dolor que le causaba ETA para obtener un rédito político, ni lo entendí cuando Aznar quiso convencer a toda España de que el 11-M había sido cosa de esa misma ETA y no de su deseo de salir en una foto. ¿Estoy siendo duro? Puede. Pero el PP está siendo el PP y eso parece mucho más grave.

¿Cuál es el objetivo?

Cuanto más tiempo pasa más veces recurro a esta frase que de Emilio Olabarria: “Gobernar es fácil, pero gobernar bien es muy difícil”. Gobernar a golpe de tuit, de titular, para quedar bien, es fácil: echas mano de “que pague más quien más tiene” y subes los impuestos. Pero, claro, ¿qué pasa con las consecuencias? “Las energéticas cargan por la nueva ‘chapuza’ del ‘impuestazo’: ‘Mantenemos nuestra intención de no invertir’” (Vozpópuli). ¿Y cuál es el objetivo, exprimir a quien ya está pagando o fomentar la inversión y tener más base para recaudar?

Esta es la realidad

Claro que me gustaría que fuese otra, pero esta es la realidad: “España pierde 10.000 millones de recaudación de impuestos por la fuga de empresas y ricos a guaridas fiscales” (El Diario). Y lo difícil es gobernar mirando esa realidad de frente, sabiendo que tienes que calcular lo que puedes exprimir fiscalmente a las grandes empresas (que son las que dejan las grandes recaudaciones) sin que estas sientan tentación de marcharse, de fugarse, usando artimañas contables y fiscales. Ahí está el reto. Anunciar un acuerdo en X es lo más fácil.

“Los Reyes” visitan a quienes lo han perdido todo

No voy a aprovecharme de ningún tuitero con dolor de espalda por las genuflexiones, así que no señalaré a quienes se empeñan en mostrarnos la bondad de “los reyes” (lo del lenguaje no inclusivo en la web de la Casa Real, que pagamos todos, es alucinante) por haber visitado a personas que en Valencia y Albacete lo han perdido todo. Por supuesto, los medios españoles han hecho su trabajo, también, y han emitido los aplausos y el contacto humano de Felipe y Letizia con pobres, sí, pero sin barro en las manos ya. Por si acaso.

Señora, suélteme el brazo

Esperanza Aguirre, la primera liberal de España (eso hay que reconocérselo, para mal, por supuesto), está encantada con la victoria de Trump y con la rabia que nos ha dado (voy a incluirme, sí, que me fijo en el lenguaje no inclusivo en la web de la Casa Real española) a “los inquisidores de la corrección política en todos los países de Occidente”. Lo deja clarísimo en The Objective: “Trump ha acertado al identificar a su enemigo” ante “los ciudadanos, hartos de ese wokismo, de sus exageraciones y de sus dogmas, empobrecedores”.

Gobernar bien es difícil

Emilio Olabarria me lo explicó con sencillez cuando yo empezaba: “Gobernar es fácil, gobernar bien es muy difícil”. Y en este tiempo he podido darle la razón muchas veces. La última, ahora mismo: es muy fácil decretar un gravamen a las grandes empresas y agitar la bandera de “que pague más quien más tiene”. Pero la realidad es otra: ¿nos gusta? No. ¿Es justa? Tampoco. Pero es esta: quien gobierna tiene que asegurar ingresos e inversión, y para eso hay que ajustar los impuestos a las empresas y dar certidumbres políticas y legales (porque si no, se van). Claro, eso es mucho más difícil que poner un tuit y proponer una votación para que otros se retraten.

Las personas más vulnerables

También he expresado repetidamente en esta columna que la actual ley española de vivienda se aprobó con un objetivo electoralista, no social, y que por eso no esta no está cumpliendo sus objetivos: contrae la oferta y, como consecuencia, hace que suba el precio. Y todo esto a quien más perjudica es a las personas más vulnerables: “El 45% de los hogares está en riesgo de pobreza” (El Economista). ¿Dónde van estas familias si tienen que cambiar de vivienda? ¿A quién va a priorizar la o el propietario de la vivienda cuando van pasando por delante de él las y los posibles inquilinos? De esto también es necesario hablar.

Allá a quien se la cuelen

Allá a quien le cuelen que Giorgia Meloni es el faro hoy de la derecha (“de paria populista a superstar de la derecha europea”, titulan en El Independiente). El único mérito político de la primera ministra italiana, si es que lo es, es haberse convertido en la vía posibilista de la extrema derecha. Pero quienes somos antifascistas en todo lugar y todo momento (no como quienes se ponen el pin del triángulo rojo pero luego justifican a quien mató por pensar diferente) debemos tenerlo claro: Meloni sigue siendo la enemiga. Lo que ella representa sigue siendo lo que debemos vencer. Quien se acerque a ella que cargue con haberlo hecho.

¿Qué puede salir mal?

En Xataka no tiran del hilo lo suficiente y no llegan hasta China, donde empieza esta historia: la implantación del coche eléctrico avanza mucho más rápido allí de lo que creían y, como consecuencia, la necesidad de crudo decrece. En este escenario es en el que entran los árabes y empieza la historia en el blog: “Si Arabia decide abandonar el precio del crudo que tenía hasta ahora, las implicaciones geopolíticas serían inmensas”, y afectarían, en primera instancia, a Rusia, que podría dejar de ser el principal proveedor de Europa (cambiamos a un sátrapa por dictadores, ¿qué puede salir mal?). ¿Quién se beneficiaría de esto? Ucrania.

El mercado del lujo, ese desconocido

No tengo ni idea de cómo funciona el mercado del lujo, no sé lo que está de moda, no sé cómo se compra ni quién lo vende, solo sé que deberíamos abolirlo porque tiene toda la pinta de generar una huella energética insoportable. De hecho, es lo que sugieren en Business Insider: en China ha caído este tipo de consumo no porque haya menos ultrarricos, sino porque las nuevas generaciones prefieren gastarse la pasta de otra manera (también entre las y los muchimillonarios), y valoran acumular experiencias en vez de objetos y la sostenibilidad de lo que consumen. Otro mercado del lujo, en cualquier caso, a abolir.

¡Pero si son nuestras!

Creo que los partidos españoles solo se han dado cuenta parcialmente de que el nacionalismo vasco ha cambiado: la izquierda abertzale ha llegado, por fin, al posibilismo, pero EAJ-PNV ha dado un paso más. Ya no vale con apalabrar concesiones. Noticias como esta en El Nacional suenan a la década pasada: “El PP podría ceder 3 competencias al PNV para conseguir su apoyo en la investidura de Feijóo”. No es una cesión, es nuestro derecho. No puede formar ya parte de una negociación y, si lo hace, ni PSOE ni PP pueden dilatar la transferencia de turno para ofrecer su ejecución en la siguiente votación.

La idiocia nazionalista

Román Cendoya es de esos que se alegran de poder decir que nacieron en “San Sebastián” y no dirán nunca “Donostia”, de esos que sienten orgullo del vínculo de la ciudad tanto “con la monarquía como con el veraneo de la dictadura”, de esos que escriben “nazionalista” con “zeta” porque así los nacionalistas parecemos “nazis”, y de esos que creen que nacionalistas son siempre los otros. En resumen, es de esos que insultan con satisfacción un sentimiento que no entienden y cuyo sentido de estado es tan reducido que demuestra que los partidos nacionalistas pueden tener más sentido de estado que él y no se da ni cuenta.

“Los pagafantas”

No podemos negar que del Ebro para arriba y del Ebro par abajo, los más necesitados de poner en cajones a los demás han ganado la partida, especialmente, a EAJ-PNV: ha funcionado su empeño en meter a este partido en el cajón de la derecha, pese a las políticas sociales que ha desarrollado junto a los partidos progresistas con los que ha gobernado o ha apoyado en la CAV, Nafarroa y España (de Bildu a IU pasando por EA, PSOE, Podemos y, seguramente, en breve, Sumar). Y todavía hoy José Luis Roig sigue hablando en La Información de que los de Esteban y Ortuzar serán los “pagafantas” de la izquierda.

Se trata de gobernar

Hace muchos años, en una tertulia en la que yo estaba presente, Emilio Olabarria dijo, como si nada, una frase que sirve para explica la política española de los últimos años: “Gobernar es fácil. Gobernar bien es muy difícil”. Me acordé de su frase tras leer este titular: “Los intereses de la deuda pública española superan los 31.000 millones, más que el gasto en prestaciones por desempleo (… y subiendo)”. Gastar como si no costase, como si el dinero de todas y todos no fuese de nadie, o como si no fuera a acabarse nunca, es imposible. Y como electoras y electoras lo que debemos pedir es responsabilidad, y no soluciones mágicas.

Sigue la pista de la pobreza

Encontrar la pista del dinero parece fácil: solo es necesario que sigamos la pista de la pobreza. “Los jóvenes chinos y asiáticos ya no quieren trabajar en las manufacturas”, nos cuentan en Xataka. Así, las grandes compañías trasnacionales (esas que compran en un país, producen en otro, facturan en un tercero y venden en la mitad del planeta) buscarán nuevos nichos de pobreza. Siempre habrá personas dispuestas a trabajar como esclavas y esclavos y que, cuando mejoren, se convertirán en consumidores, como nosotras y nosotros, y la segunda generación de trabajadoras y trabajadores orientales que popularizaron el “made in China”.

Alegato por «el derecho a reparar»

El otro fundador de Apple, Steve Wozniak, ha participado en un canal de YouTube para hablar de la importancia que para él tiene reparar, lo que hacía cuando empezó a componer los primeros ordenadores. Solo puedo estar de acuerdo con su reflexión sobre el “derecho a reparar” (Microsiervos), pero no deja de ser gracioso que la haga quien ha ganado cantidades de dinero disparatadas con un modelo de negocio que se basa en la obsolescencia programada de aparatos maravillosamente construidos. Su pregunta: “¿es tu ordenador o es el de alguna empresa?” es extensible a los smartphones y hasta las televisiones.

El derecho a no ser un modelo

Soy un tipo gordito, con la barba desaliñada y cada vez menos pelo, pero si no parezco demasiado grande me gusta cada vez más salir en las fotografías. ¡Qué demonios! Hay que quitar el miedo a vernos, tenemos que aparecer alegres en las imágenes que alguien guardará para el futuro, porque en cualquier momento viene una pandemia, nos mete en casa, nos separa y nos agría el carácter. Y todo esto sería más fácil si dejamos de imponer en las imágenes fijas bellezas que solo son posibles con Photoshop. “Noruega obligará a los influencers a indicar si una foto ha sido retocada” (Photolari), y me parece estupendo.

El derecho a que me cuiden

Creo que Alberto Garzón se ha equivocado completamente cuando ha planteado la necesidad de comer menos carne. De hecho, esa necesidad no existe: comer carne en exceso es igual de malo que consumir casi cualquier otra cosa en exceso, y la industria alimentaria ataca al planeta como cualquier otra industria. Es deber de los gobiernos que cuiden de todo esto pero también es su obligación no poner en el disparadero a ganaderos o productores de salchichas que también generan empleos. El derecho a que el estado cuide de mí abarca todo esto, por eso gobernar es fácil y hacerlo bien, muy difícil, como decía Emilio Olabarria.

El derecho a elegir mis batallas

Estoy deseando volver a San Mamés pero si no puedo porque el Gobierno Vasco limita el aforo, no me quejaré. Lo fácil es lo que hacen algunos gobiernos nacionales: abrir la barrera por completo y dejar que otros se coman el marrón de rebajar ese 100% del aforo. En esta pandemia no han faltado las y los jetas, y sí han hecho falta quienes toman decisiones impopulares como mantener las restricciones. Los primeros no han salvado ninguna vida ni con sus quejas constantes ni con sus patadas a seguir. Más bien, al contrario. Así que yo seguiré ejerciendo mi derecho a no dejarme llevar por lo fácil.

El derecho a no ser una hormiga

La industria alimentaria se ha disparado porque somos muchas las personas que demandamos sus productos. Lo mismo que la industria de la higiene, la que produce los plásticos, la del motor o la de la construcción. Pero yo reivindico mi derecho a no ser una hormiga, a dejar de concentrarnos en conurbaciones y a redistribuir la densidad de población. Y no soy el único: China ha limitado la construcción de esos rascacielos, símbolo de su prosperidad e ingenio, por la falta de seguridad y la falta de atractivo comercial: parece que a partir de los 200 metros decae el atractivo de los inmuebles que ni siquiera se ocupan.

¡Moción de censura!

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Podemos se iba yendo por su propio sumidero, envuelto en luchas internas, en autobuses de la vergüenza ajena, en vetos radiofónicos, en relaciones de pareja que se consuman en portavocías conjuntas, en Coca-Colas para la foto, y en los chistes de Pablo Echennique, y necesitaba un golpe de efecto, otra foto con caras graves, serias, como si lo importante lo hubieran descubierto solo ellos, y anunciaron una moción de censura. Sin negociar, sin candidatos y para la tele.

Pero en Podemos solo piensan en sí mismos

¿Acaso se creen que la moción de censura es por España o por “la gente”? No, ha sido por ellos, por los de Podemos, por los que venden libros, cobran conferencias y producen programas de televisión. Además, esta moción de censura no persigue derrocar al PP sino al PSOE. Si no, que expliquen desde Podemos de una vez por qué dinamitaron la posibilidad de que Pedro Sánchez (al que ahora alientan, ¿por el bien del PSOE?) con aquella propuesta envenenada de gobierno de coalición.

La política es difícil

Suelo repetir esta frase de Emilio Olabarria: “Gobernar es fácil, hacerlo bien es difícil”, de la que me he acordado leyendo la nota de Reuters con declaraciones de Donald Trump en las que reconocía, 100 días después de ser elegido, que pensaba que ser presidente de EE.UU. iba a ser más fácil y que le encantaba su vida antes del mandato. Y eso que, de momento, no podemos decir (desde la distancia) que esté gobernando bien, precisamente. Cada vez es más importante (y fácil) conocer la política antes de ejercerla.

El nazi del Betis que vino a Bilbao

Imbéciles hay en todas las familias, no podemos evitarlo. Y por supuesto no sería justo señalar al Betis por culpa del nazi que vino a Bilbao (porque jugaba el Betis, eso es innegable) y se grabó golpeando gratuitamente a un ciudadano. Pero los clubes tienen que actuar por su propio bien, para que no se vean mezclados con estos personajes, por ejemplo, prohibiéndoles la entrada. En este caso, si el sujeto está perfectamente identificado y vuelve al Benito Villamarín, el tuit de condena del club será papel mojado.

La otra cara de Internet

La cara mala de Internet empieza en los buscadores. No solo por lo fácil que resulta encontrar lo peor que es capaz de concebir el ser humano. También porque nuestra reputación on-line está permanentemente en riesgo, incluso cuando pagas. Eso es lo que denuncian algunas empresas en El Confidencial: la llegada de paracaidistas que no solo no hacen bien su trabajo, también llegan a chantajear al cliente con nuevas referencias negativas sobre él.