¡Pero si son nuestras!

Creo que los partidos españoles solo se han dado cuenta parcialmente de que el nacionalismo vasco ha cambiado: la izquierda abertzale ha llegado, por fin, al posibilismo, pero EAJ-PNV ha dado un paso más. Ya no vale con apalabrar concesiones. Noticias como esta en El Nacional suenan a la década pasada: “El PP podría ceder 3 competencias al PNV para conseguir su apoyo en la investidura de Feijóo”. No es una cesión, es nuestro derecho. No puede formar ya parte de una negociación y, si lo hace, ni PSOE ni PP pueden dilatar la transferencia de turno para ofrecer su ejecución en la siguiente votación.

La idiocia nazionalista

Román Cendoya es de esos que se alegran de poder decir que nacieron en “San Sebastián” y no dirán nunca “Donostia”, de esos que sienten orgullo del vínculo de la ciudad tanto “con la monarquía como con el veraneo de la dictadura”, de esos que escriben “nazionalista” con “zeta” porque así los nacionalistas parecemos “nazis”, y de esos que creen que nacionalistas son siempre los otros. En resumen, es de esos que insultan con satisfacción un sentimiento que no entienden y cuyo sentido de estado es tan reducido que demuestra que los partidos nacionalistas pueden tener más sentido de estado que él y no se da ni cuenta.

“Los pagafantas”

No podemos negar que del Ebro para arriba y del Ebro par abajo, los más necesitados de poner en cajones a los demás han ganado la partida, especialmente, a EAJ-PNV: ha funcionado su empeño en meter a este partido en el cajón de la derecha, pese a las políticas sociales que ha desarrollado junto a los partidos progresistas con los que ha gobernado o ha apoyado en la CAV, Nafarroa y España (de Bildu a IU pasando por EA, PSOE, Podemos y, seguramente, en breve, Sumar). Y todavía hoy José Luis Roig sigue hablando en La Información de que los de Esteban y Ortuzar serán los “pagafantas” de la izquierda.

Se trata de gobernar

Hace muchos años, en una tertulia en la que yo estaba presente, Emilio Olabarria dijo, como si nada, una frase que sirve para explica la política española de los últimos años: “Gobernar es fácil. Gobernar bien es muy difícil”. Me acordé de su frase tras leer este titular: “Los intereses de la deuda pública española superan los 31.000 millones, más que el gasto en prestaciones por desempleo (… y subiendo)”. Gastar como si no costase, como si el dinero de todas y todos no fuese de nadie, o como si no fuera a acabarse nunca, es imposible. Y como electoras y electoras lo que debemos pedir es responsabilidad, y no soluciones mágicas.

Sigue la pista de la pobreza

Encontrar la pista del dinero parece fácil: solo es necesario que sigamos la pista de la pobreza. “Los jóvenes chinos y asiáticos ya no quieren trabajar en las manufacturas”, nos cuentan en Xataka. Así, las grandes compañías trasnacionales (esas que compran en un país, producen en otro, facturan en un tercero y venden en la mitad del planeta) buscarán nuevos nichos de pobreza. Siempre habrá personas dispuestas a trabajar como esclavas y esclavos y que, cuando mejoren, se convertirán en consumidores, como nosotras y nosotros, y la segunda generación de trabajadoras y trabajadores orientales que popularizaron el “made in China”.

Alegato por «el derecho a reparar»

El otro fundador de Apple, Steve Wozniak, ha participado en un canal de YouTube para hablar de la importancia que para él tiene reparar, lo que hacía cuando empezó a componer los primeros ordenadores. Solo puedo estar de acuerdo con su reflexión sobre el “derecho a reparar” (Microsiervos), pero no deja de ser gracioso que la haga quien ha ganado cantidades de dinero disparatadas con un modelo de negocio que se basa en la obsolescencia programada de aparatos maravillosamente construidos. Su pregunta: “¿es tu ordenador o es el de alguna empresa?” es extensible a los smartphones y hasta las televisiones.

El derecho a no ser un modelo

Soy un tipo gordito, con la barba desaliñada y cada vez menos pelo, pero si no parezco demasiado grande me gusta cada vez más salir en las fotografías. ¡Qué demonios! Hay que quitar el miedo a vernos, tenemos que aparecer alegres en las imágenes que alguien guardará para el futuro, porque en cualquier momento viene una pandemia, nos mete en casa, nos separa y nos agría el carácter. Y todo esto sería más fácil si dejamos de imponer en las imágenes fijas bellezas que solo son posibles con Photoshop. “Noruega obligará a los influencers a indicar si una foto ha sido retocada” (Photolari), y me parece estupendo.

El derecho a que me cuiden

Creo que Alberto Garzón se ha equivocado completamente cuando ha planteado la necesidad de comer menos carne. De hecho, esa necesidad no existe: comer carne en exceso es igual de malo que consumir casi cualquier otra cosa en exceso, y la industria alimentaria ataca al planeta como cualquier otra industria. Es deber de los gobiernos que cuiden de todo esto pero también es su obligación no poner en el disparadero a ganaderos o productores de salchichas que también generan empleos. El derecho a que el estado cuide de mí abarca todo esto, por eso gobernar es fácil y hacerlo bien, muy difícil, como decía Emilio Olabarria.

El derecho a elegir mis batallas

Estoy deseando volver a San Mamés pero si no puedo porque el Gobierno Vasco limita el aforo, no me quejaré. Lo fácil es lo que hacen algunos gobiernos nacionales: abrir la barrera por completo y dejar que otros se coman el marrón de rebajar ese 100% del aforo. En esta pandemia no han faltado las y los jetas, y sí han hecho falta quienes toman decisiones impopulares como mantener las restricciones. Los primeros no han salvado ninguna vida ni con sus quejas constantes ni con sus patadas a seguir. Más bien, al contrario. Así que yo seguiré ejerciendo mi derecho a no dejarme llevar por lo fácil.

El derecho a no ser una hormiga

La industria alimentaria se ha disparado porque somos muchas las personas que demandamos sus productos. Lo mismo que la industria de la higiene, la que produce los plásticos, la del motor o la de la construcción. Pero yo reivindico mi derecho a no ser una hormiga, a dejar de concentrarnos en conurbaciones y a redistribuir la densidad de población. Y no soy el único: China ha limitado la construcción de esos rascacielos, símbolo de su prosperidad e ingenio, por la falta de seguridad y la falta de atractivo comercial: parece que a partir de los 200 metros decae el atractivo de los inmuebles que ni siquiera se ocupan.

¡Moción de censura!

20170429_mocion

Podemos se iba yendo por su propio sumidero, envuelto en luchas internas, en autobuses de la vergüenza ajena, en vetos radiofónicos, en relaciones de pareja que se consuman en portavocías conjuntas, en Coca-Colas para la foto, y en los chistes de Pablo Echennique, y necesitaba un golpe de efecto, otra foto con caras graves, serias, como si lo importante lo hubieran descubierto solo ellos, y anunciaron una moción de censura. Sin negociar, sin candidatos y para la tele.

Pero en Podemos solo piensan en sí mismos

¿Acaso se creen que la moción de censura es por España o por “la gente”? No, ha sido por ellos, por los de Podemos, por los que venden libros, cobran conferencias y producen programas de televisión. Además, esta moción de censura no persigue derrocar al PP sino al PSOE. Si no, que expliquen desde Podemos de una vez por qué dinamitaron la posibilidad de que Pedro Sánchez (al que ahora alientan, ¿por el bien del PSOE?) con aquella propuesta envenenada de gobierno de coalición.

La política es difícil

Suelo repetir esta frase de Emilio Olabarria: “Gobernar es fácil, hacerlo bien es difícil”, de la que me he acordado leyendo la nota de Reuters con declaraciones de Donald Trump en las que reconocía, 100 días después de ser elegido, que pensaba que ser presidente de EE.UU. iba a ser más fácil y que le encantaba su vida antes del mandato. Y eso que, de momento, no podemos decir (desde la distancia) que esté gobernando bien, precisamente. Cada vez es más importante (y fácil) conocer la política antes de ejercerla.

El nazi del Betis que vino a Bilbao

Imbéciles hay en todas las familias, no podemos evitarlo. Y por supuesto no sería justo señalar al Betis por culpa del nazi que vino a Bilbao (porque jugaba el Betis, eso es innegable) y se grabó golpeando gratuitamente a un ciudadano. Pero los clubes tienen que actuar por su propio bien, para que no se vean mezclados con estos personajes, por ejemplo, prohibiéndoles la entrada. En este caso, si el sujeto está perfectamente identificado y vuelve al Benito Villamarín, el tuit de condena del club será papel mojado.

La otra cara de Internet

La cara mala de Internet empieza en los buscadores. No solo por lo fácil que resulta encontrar lo peor que es capaz de concebir el ser humano. También porque nuestra reputación on-line está permanentemente en riesgo, incluso cuando pagas. Eso es lo que denuncian algunas empresas en El Confidencial: la llegada de paracaidistas que no solo no hacen bien su trabajo, también llegan a chantajear al cliente con nuevas referencias negativas sobre él.

¿Quiso el PP otro Naseiro?

20140422_naseiro

Soy un malpensado, pero si leo que el PP toma ahora medidas para que no se repita lo de Luis Bárcenas, como no pagar tanto a su nueva tesorera y atarla en corto por medio de reuniones con Cospedal, no puedo evitar preguntarme, ¿por qué no lo hicieron después de que se destapara el “caso Naseiro”, que no siguió adelante por un oportuno defecto de forma? La pieza al respecto la hemos encontrado en ‘El Confidencial Digital’, y va bien sembradita de recados a Bárcenas y de exculpaciones al PP, cuyo pecado fue confiar en Bárcenas.

La foto y las consecuencias

Esta crisis ya lo es hasta de imaginación. Y no solo porque se haya muerto Gabriel García Márquez. Los medios su suman al populismo y tergiversan la labor de los representantes políticos para acercarse a la ciudadanía, deseosa de cargar contra los políticos. Y los políticos se rinden al populismo y se ponen a regalar recursos, como si se tratara del infumable ‘Entre Todos’ de las mediodías de TVE1. Solo así se explica cómo ha acabado de mal el pulso entre IU, PSOE y PP en Sevilla sobre los pisos entregados a residentes en la corrala “Utopía” a los que el ayuntamiento no había concedido una vivienda porque otros la necesitaban más, como relatan en ‘El Semanal Digital’.

¿Y si aplican las leyes?

Emilio Olabarria ha afirmado en su artículo periódico en ‘Sesión de Control’ que su grupo en el Congreso se sumará a todas las iniciativas para frenar la corrupción en España. Pero también aporta su propia receta: “Contra la corrupción se lucha cesando de inmediato a aquellos políticos sobre los que recaen sospechas de prácticas irregulares; contra la corrupción se lucha obligando a entregar el carnet del partido inmediatamente a aquellos sobre los que se están practicando diligencias de investigación en sede judicial por prácticas de corrupción. Yo comprendo que estas medidas, que son las que el partido que represento adopta siempre”. Y yo aporto una más: ¿y si en vez de una nueva legislación empiezan por aplicar a rajatabla la existente?

El Google de lo prohibido

No hay una sola Internet, igual que no hay una sola televisión. Para algunos, el electrodoméstico que rige nuestro salón es un medio de información, para otros, de entretenimiento, y para los más modernos, el aparato en el que ver las series que se descargan, pasando de las parrillas. Del mismo modo, hay una parte de Internet que la mayoría desconocemos y que en ‘TICbeat’ nos han acercado… para preocuparnos un poco. La creación de Grams, una especie de Google para lo prohibido, simplifica las búsquedas de productos ilegales que se venden en la red.

Lógica de mercado

Otra certeza de Internet, además de que simplifica el acceso a los mercados más oscuros, es que es una gran tienda. Y como tal, responde a la lógica del mercado: si se compra, se vende. Si se vende, da beneficios. Si da beneficios, se gana dinero. Si no se gana dinero, se cierra. Y esto es lo que puede pasarles a Twitter y Linkedin. Estas famosísimas redes sociales no son viables, y los inversores podrían estar notando el nerviosismo y el cansancio ante dos herramientas muy usadas, sí, pero nada rentables. Y la fuente que lo cuenta es ‘El Blog Salmón’, aunque somos muchos los que vemos la palpable realidad.