Cada día que amanece…

No sé si el número de tontos crece, pero sí estoy seguro de que cada día que amanece vemos más tontos. Y no porque los busquemos: se exhiben sin rubor. Como los que se manifestaron en Madrid sin mascarilla asegurando que la pandemia es falsa y que las medidas para protegernos son para controlarnos. El tema da pie a muchos chistes pero no podemos perder de vista la gravedad del fondo: la protesta estaba promovida desde el entorno de la extrema derecha española, y aunque el fascismo no tuviera nada que ver, solo el hecho de que se extienda este escepticismo equivocado ya es preocupante.

Sí, seguimos pagando

“El CNI habría dado cobertura a la salida de España de Juan Carlos I y estaría ayudando en el dispositivo de seguridad que tiene el rey emérito”, leemos en El Nacional, y confirmamos que, efectivamente, seguimos pagando gastos que genera el padre de Felipe VI. No sabíamos hasta ayer dónde estaba, no sabemos qué hace, pero sí sabemos (ya lo intuíamos) que le pagamos la seguridad, cuando menos. Vamos, que sí hay mucha gente que sabía lo de los Emiratos Árabes, y si la mayoría lo desconocíamos es porque el velo mediático funciona pese a que la opinión pública (fuera y dentro) ya mira por los descosidos.

Se cree en la democracia o no se cree

Donald Trump no cree en el voto por correo. Dice que se puede manipular. Y a las puertas de un otoño complicado (votarán el 3 de noviembre) en el que el voto por correo será una opción real para muchos estadounidenses, la creencia del actual presidente es preocupante. Sobre todo, porque su intención es no facilitar los recursos necesarios para garantizarlo a quien quiera ejercerlo. Así, parece que Donald Trump no cree en la democracia: fue presidente sin quererlo, sin tener un discurso sólido y con el apoyo de la extrema derecha. De esos mimbres, estos cestos. Pero más temo los que vendrán.

Negre, ni youtuber

Javier Negre se ha quedado sin comentar en su canal de YouTube la manifestación de los que niegan la pandemia, y si fuera estadounidense estaría haciéndole la campaña a Trump, por supuesto. Pero no puede hacer ni una cosa ni la otra porque YouTube le ha cerrado el canal “por infringir la política de acoso, amenazas y ciberacoso”. Por lo general, la plataforma solo actúa “de oficio” en casos de pornografía, así que han sido los usuarios los que le han tumbado las emisiones. No soy partidario de coartar la libertad de expresión, pero a Negre ya le conocemos y sus contenidos, que firmaría Vox, están mejor sin emitir.

¿Qué pasa con Fortnite?

En este ritmo trepidante de consumo de contenidos que potencia Internet ni siquiera las grandes estrellas del medio sobreviven mucho tiempo. Así, Fortnite no es hoy lo que era hace solo un par de años, pero sigue siendo un juego con muchos seguidores que, ahora, no está disponible en las plataformas de Apple ni de Android para su descarga (en este último soporte es más fácil obtenerlo en otros espacios y que siga funcionando en el móvil). El motivo: que Fortnite ha desarrollado un sistema de pago que se salta a las plataformas y su mordida (un 30% del precio), lo que es injusto, básicamente, para el resto de desarrolladores.

La fragilidad

La situación no es buena. Mucha gente se ha relajado y aparecen los rebrotes. Los que nos ponemos de mala hostia con la despreocupación ajena sufrimos y, a la vez, somos los raros. Igual si compartimos más noticias sobre el regreso del coronavirus, desde China a Huesca pasando por la conexión entre Murcia y Bolivia, nos lo tomamos más en serio todos. Algunos, de hecho, están deseando que en Euskadi tengamos una mala noticia. Son los que están de campaña y por el cuanto peor, mejor, son los que confían precisamente en los que se pasan por el arco del triunfo las mascarillas y la distancia social.

Republicano, sí, pero…

La buena noticia es que, con la que está cayendo sobre la Casa Real, mensajes como el de Juan Ramón Lucas hoy suenan ridículos cuando, solo hace unos años, sonarían incluso solemnes gracias al velo y los juancarlistas: “Soy republicano. Por un principio de rigor democrático y convicción política. Ahora bien, dudo mucho que un presidente de república ejerciera la Jefatura del Estado con más solvencia que Felipe VI y una presidenta fuera a estar mejor formada de lo que lo estará su hija”. ¡Veámoslo! Que Felipe se presente a unas elecciones. Que lo haga su hija dentro de veinte años. Y si ganan, que sean jefes de Estado.

La lógica trumpista

Donald Trump es su propia caricatura: su afirmación de que para que no haya tantos positivos por coronavirus en EE.UU. la solución es hacer menos tests ha sacudido (de risa) al mundo. No es la única barbaridad que hemos leído sobre sus intervenciones públicas ni será la última. Pero tampoco podemos olvidar que no tenemos toda la información: los estadounidenses lo han elegido, ahora tienen que cargar con él y responder, en apenas unos meses, si volverían a hacerlo. Si lo reeligen, nosotros solo podemos cruzar los dedos para que no empiece una guerra nuclear. Y para que el populismo no se contagie como el virus.

Hablando de populismo…

Es innegable que una parte del discurso trumpista es aplicable a España y a Euskadi. Solo así se explica que a Vox y otros partidos fascistas que hacen populismo les vaya tan bien. Vamos, que caraduras como Trump que no se sonrojan mintiendo o diciendo verdades a medias, hay en todos los sitios. También en la campaña vasca y entre los que tuitean en euskera. Y en la campaña gallega y entre los que tuitean en castellano, claro: Vox difundió sin ser cierto que un gaitero recibía a la banda de ultras que participaban en un mitin en A Coruña. Ese músico siempre está en ese punto. Y los fascistas nunca son bienvenidos.

Y hablando de ultras…

Insisto: hay cerebros que compran esa mercancía averiada que es el populismo, esos mensajes simplistas, esa fanfarronada de chulo de patio de colegio. Javier Negre, ya fuera de El Mundo, se pone en el escaparate, en sus redes sociales, con vídeos como el que denuncia Juan Soto Ivars en Twitter: Negre va a meterse con un mantero por vender bolsos de imitación. No hace una investigación sobre la red, no entrevista al traficante de esa mercancía, no. Se enfrenta al último eslabón, el más frágil de la cadena. Así alimenta un discurso de mierda y un canal con contenido de mierda. Pero lo peor es que lo ven.

Mal ocaso… de los monárquicos

La monarquía española está acabada. Juan Carlos I recuperó el trono para los borbones y sus excesos han deslegitimado por completo la institución. No hay futuro para ellos, da igual lo que haga Felipe, que es considerado un Rey atrapado entre los caprichos de su padre y los de su mujer. En el ABC, cómo no, filosofan sobre el mal ocaso del que, dicen, fue un buen rey (y yo soy Batman, no te jode). Pero el ocaso sobre el que hay que empezar a pensar es el de los monárquicos españoles, que cada vez son menos, más viejos, más interesados y menos comprensibles. Todos hemos pasado página. Solo falta dejar de pagarles.

Otro sobre el que atardece

Mucho ha tardado El Mundo en deshacerse de Javier Negre y muy discutible es su motivo: que ha hecho competencia desleal. ¿Acaso lo que querían es que el periodista contara sus ocurrencias en su web y su periódico? Negre se queja, porque forma parte de su argumentario y modo de vida, entre la derecha y la pared. Pero el problema es solo suyo: se le ha hecho rápidamente de noche. Vox cae en las encuestas y de la vaca ultra ya toman leche unos cuantos. Demasiados para todos los que se han puesto al servicio del colaboracionismo con las vacas gordas. Así que lo que está por venir es lo más divertido.

Un ejemplo

Van con trajes nuevos y tienen Twitter, pero son los que llevaban camisas pardas en el siglo pasado: Iván Espinosa de los Monteros celebraba el aniversario del desembarco sobre Normandía y lamentaba, al mismo tiempo (porque las comparaciones imposibles son típicas del populismo ultra) que el bloque comunista no conociese la libertad después del día “D”. Mr. Insustancial aportaba el contexto: “El abuelo de Espinosa de los Monteros fue embajador de Franco en el Berlín nazi y acompañó al dictador a su encuentro con Hitler en Hendaya. Gracias a gente como él no supimos lo que era la democracia hasta 1976”.

O relativizamos, o nos vamos

Precisamente la estatua de un personaje que tuvo que ver con aquel desembarco sobre Normandía, Winston Chuchill, ha sido atacada esta semana durante las manifestaciones por la violencia policial contra la población negra. El británico era acusado de “racista” por un manifestante con un espray. Ya sabemos en Euskadi que, por lo general, el que usa el espray no es el más listo. Pero Churchill precisamente se enfrentó a un supremacista. ¿Quien no sabe eso? Y cuidado con empezar a juzgar todo lo pasado con los ojos de 2020, teñido de hipercorrección política, a ver si van a acabar ganando los tiranos.

Salimos igual

Tengo pocas dudas de que, en cuanto haya vacuna contra el coronavirus y dejemos de ver las mascarillas en la calle, todo volverá a ser como antes. También tengo pocas dudas de que el estrés acumulado por los ERTE, cuando no despidos, el teletrabajo, las teleclases y las medidas de precaución nos está pasando factura, y de que eso agrava nuestro gilipollismo. En La Información ya nos cuentan que en los hospitales de Madrid los sanitarios vuelven a sufrir el desprecio y maltrato de algunos pacientes. ¿Hace solo unas semanas les aplaudíamos y ahora no nos importan? Pues nos importan a los mismo que nos importaban antes.

¿Ellos lo hacen?

Para la nueva líder de Podemos en la CAV cada día cuenta: necesita ganar notoriedad. Por eso también arriesga en los mensajes y algunos deslizan más de lo que puede permitirse una candidata a lehendakari. Su comentario sobre que tal vez el paso a la fase 1 de la CAV se debía a un arreglo entre el PNV y al gobierno español invita a pensar que ella y su partido están dispuestos a los arreglos. Invita a pensar que en Podemos juegan a tener dos almas: la que habla con el PNV allí porque confluyen y la que ataca aquí a Urkullu por interés electoral. Esas contradicciones a lo que no invitan es a confiar.

Al final es al principio

Pese a lo mucho que ha agitado el avispero Bildu, llenando las redes y WhatsApp de “memes” sobre el lehendakari, los hechos de la semana, con bares desbordados, y las palabras del gobierno español, que recomienda a las comunidades autónomas a tomar medidas más restrictivas, como la CAV, parece que dan la razón a quien las impuso. Los chistes ya están hechos, los cabreos en los grupos de WhatsApp de quien tres semanas atrás se quejaba porque volvía a trabajar ya están deglutidos, las manifestaciones políticas de sindicatos en campaña ya están realizadas. Ahora toca responsabilidad de todos.

Encuentros en la primera fase

El lunes, los de siempre intentaron ocupar un edificio público en Romo aprovechando la movilidad por la apertura de establecimientos hosteleros. Sí, aunque las normas dictan que no puede haber reuniones en espacios cerrados, decidieron juntarse para ocupar un edifico que es de todos los getxoztarras. Evidentemente, la policía los desalojó. ¿La respuesta? Una manifestación. Con un par. Porque el confinamiento, las normas, la precaución que tanto reclama Otegi, no va con los de siempre, con los que aprovechan cada momento y resquicio para lo suyo, que ni es lo de todos ni lo de la juventud vasca. Nunca lo fue.

Todos los Javier Negre de esta pandemia

Es muy fácil: o estás con Javier Negre pidiendo más test porque es fácil de vender y difícil de explicar cómo se realizan, o estás con los que tienen que luchar contra la pandemia cada día. Porque muchos y muchas siguen pensando que hacer un test es, en palabras de la consejera vasca de Salud, como darle al botón de la lavadora. Y si saben que no es así, ¿por qué mienten? ¿Por qué buscan cabrear a una sociedad agotada? ¿Por las próximas elecciones? Esta pandemia está retratando a todos. Yo no me escondo: he sacado la cara a todos los gobiernos que la hacen frente. Y no a las y los jetas de vídeo diario.

No podía faltar Cake Minuesa

Cuando leí esta noticia en Púbico: “Ayuso adjudica a dedo un contrato de 30.000 euros para hacer vídeos sobre el coronavirus al reportero Cake Minuesa”, lo primero que pensé es que cuánto había tardado en leer su nombre durante este confinamiento. Alguien como él, que se dedica a manipular y mentir por motivos ideológicos reprobables, tenía que haber dado que hablar antes. Pero aquí está, por fin, llevándoselo crudo de la Comunidad de Madrid para “informar”, a su manera, con su punto de vista, con sus formas, con su ideología, con sus objetivos de siempre, a sueldo de Ayuso y sobre el coronavirus.

Sí, es una práctica fascista

La propagación de bulos y la difusión de verdades parciales es una práctica fascista. Y cuando digo fascista no me refiero solo a la extrema derecha española: en Euskadi ha habido y hay también fascistas que antes señalaban y mataban al que pensaba diferente y, ahora, envueltos en un manto de verdadera democracia que ellos mismos han tejido, están haciendo un ejercicio de populismo y de difusión de falsas noticias comparable solo a lo que hace Vox. En España lo tienen bien identificado pero en Euskadi funciona igual: un mensaje alarmista en WhatsApp seguramente sea otra mentira del fascismo.

Unos soldados no muy espabilados

Para la propagación de bulos los fascistas necesitan una organización marcial compuesta por soldados que no sean muy listos. Si lo fueran, no estarían dispuestos a acatar las órdenes de una banda de fascistas que no se manchan las botas. Un ejemplo del nivel es la ocurrencia que tuvieron muchos usuarios de Twitter próximos a la extrema derecha española, de repetir un tuit como si fueran robots. ¿El resultado? Que Twitter les ha bloqueado por ese tuit… Y por todo su seguidismo anterior con mensajes calcados y retuits masivos a sus “generales” (por seguir con el símil marcial). Así de listos son.

Quien los cuente como suyos también colabora

La cantidad de cuentas en Twitter relacionadas con la extrema derecha que participaron de la ocurrencia y fueron cerradas por la red social fue tan alto que varios líderes de opinión de ese ámbito ideológico han puesto el grito en el cielo porque han perdido cientos de seguidores de golpe. Por supuesto, han hecho pasar un ataque de idiocia por uno a la libertad de expresión por parte de Twitter. Pero esta mierda solo cuela ya a quien quiere que se la cuelen. Algunos de esos líderes todavía mantienen puestos relevantes en periódicos como El Mundo, como Javier Negre. Los colaboracionistas siempre estuvieron presentes.

Los que faltaban

Hoy estamos celebrando el Aberri Eguna en casa. Hoy, como cualquier otro día, mucha gente esta celebrando cumpleaños en casa. También los de niñas y niños. Y aniversarios. Y hasta nacimientos, y nadie puede ir a conocer al nuevo miembro de la familia. Estos días, quien haya querido, también estará celebrando la Semana Santa en su hogar. Así que la queja de los autoproclamados Abogados Cristianos parece fuera de lugar: “Misas canceladas, templos cerrados y desalojados…. Están aprovechando el coronavirus para imponer su laicismo”. También parece que solo se representan a sí mismos.

Una rectificación a tiempo

Tengo muchos amigos del sector de espectáculos, eventos y audiovisual. “Titiriteros”, se llaman a sí mismo algunos. Y como sé lo que trabajan y lo que cuesta crear, producir, distribuir y sostener la cultura, tengo mucho respeto por ellos. Pero creo que la huelga que habían convocado durante el confinamiento es un error. Sé que sufrirán la crisis económica derivada de la sanitaria y que van a necesitar todo nuestro apoyo como consumidores (y también de los medios, que tenemos responsabilidad en dar a conocer su trabajo y su importancia), pero todos sabemos que no son los únicos.