Naturalizar lo natural

Mikel Landa y Mikel Nieve corriendo bajo bandera vasca (la Ikurriña, sí), Luke Rowe y Geraint Thomas haciéndolo bajo bandera galesa, y Chris Froome (por citar solo al jefe de filas), bajo bandera británica (sí, la Union Jack). Todos ellos, junto a otros, en el Team Sky inglés. ¿Qué tiene de malo? Según los más cavernícolas se ha disuelto la españolidad de Landa y Nieve (y así siguen demostrando que no ven un palmo más allá de sus narices), pero “solos” se ha normalizado la identidad.

La que está liando Sánchez

Pedro Sánchez es hoy como un mono con dos pistolas: uno nunca sabe cuándo ni hacia dónde va a disparar y hacer otro agujero al PSOE. Estoy bastante seguro de que pasará página de lo que le han hecho sufrir propios y extraños (Pablo Iglesias) y se calmará pero, de momento, nos ha dejado un cambio de opinión internacional relevante: el PSOE retira su apoyo a un tratado europeo con Canadá y se alinea con la extrema izquierda y la extrema derecha continentales.

Mélenchon y Europa

Uno de los que votó en contra del CETA fue Jean-Luc Mélenchon, el espejo francés de Podemos incluso cuando sugirió dejar pasar a Le Pen ante Macron. Ahora que en las legislativas se ha pegado un sonoro bofetón no les oímos pronunciar su nombre. Ahora Mélenchon ha sido elegido para la cámara francesa y abandona Bruselas, donde lleva unos cuantos años como eurodiputado y euroescéptico, tanto que, al llegar al hemiciclo, preguntó por qué colgaba la bandera europea.

Un modelo de nuestros hijos e hijas

Daniel José Santomé, rebautizado por sí mismo como Dalas, ejemplifica la peor cara de los youtubers. Personajes sin nada interesante que ofrecer pero que van de “creadores” y amasan cientos de miles de seguidores (785.000 en Twitter, en su caso), adolescentes en su mayoría (física o mentalmente), a los que lanzan mensajes tan peligrosos como: “Si fuera real que las mujeres cobran un 20% menos que los hombres por EL MISMO trabajo, las empresas SÓLO contratarían mujeres” (sic).

La industria contra la piratería

Hemos leído miles de veces que la piratería se carga las industrias culturales. Y yo me sumo a estar en contra de quienes se benefician ilegalmente del trabajo de creadores de verdad o desarrolladores. Pero en ocasiones la industria es más pirata que esos piratas: Ángel López denuncia en Twitter el anuncio en una web para productos de segunda mando de un juego para Play Station que es una copia para prensa (que forma parte de la industria) y, precisamente por eso, su venta es ilegal.

Duro pero necesario

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A estas alturas ya sé que la mía, la de periodista, es una profesión nada corporativista. También sé que necesitamos que nos retraten con dureza de vez en cuando para que no olvidemos cuál es nuestro papel… Y nuestras condiciones. Jesús Cacho en Vozpópuli ha escrito lo que nos hacía falta leer: que estamos mal, que estamos vendidos, desprotegidos y con mucho compañeros que, con la excusa de la información, hacen negocio o servilismo. Es nuestra realidad, con la que tenemos que trabajar.

¿Y quién usa los medios?

El PP evidentemente siempre lo ha intentado, pero algunos de los de la nueva política se llevan muy bien con los mismos medios a los que señalan una y otra vez. En el marco de la “Operación Lezo”, Mauricio Casals, considerado “hombre fuerte” de Atresmedia, reconocía en 2015 que el apoyo expreso a Podemos desde LaSexta le iba muy bien a los primeros, al PP, para desgastar al PSOE. Así que, sí, hay periodistas que han hecho el caldo gordo a Podemos, a sabiendas o no, de quién era el otro beneficiado.

Ahora, a votar

Hoy se la juega Francia y se la juega Europa: Le Pen y Macron se disputan unos millones de votos y un resultado del que depende el futuro de todos. Algunos han sido inexcusablemente tibios, otros (de aquí cerca, los de los escraches) no se han pronunciado para que no se les vea el plumero, y otros no han negado que votarían a Le Pen, como Jorge Verstrynge. Melenchon, en Francia, tuvo que preguntar a sus bases, y estas tampoco fueron claramente antifascistas.

Ya pasó con Trump

El presidente de EE.UU. ha reconocido recientemente que el lobby armamentístico tiene un amigo en la Casa Blanca. Ahora, ¿dónde están los que decían que Trump y Hillary Clinton eran iguales e incluso que la ex primera dama era peor que el millonario? Que salgan. En serio: que den la cara de una vez. Porque la pobreza argumental y la debilidad del razonamiento son exactamente iguales que las que exhiben ahora los que aseguran que se pueden abstener ante una fascista.

El aceite de palma, ¿el nuevo enemigo efímero?

Mi impresión es que estamos ante una nueva moda, la de mirar las etiquetas de los productos en el supermercado para comprobar que llevan aceite de palma. En Magnet explican por qué es malo: porque el refinado tiene un 50% de grasas saturadas (el de oliva, un 14%). Que hay un aceite de palma bueno, el virgen, que no se usa en alimentación, generalmente. Y que el problema no es nunca solo de un ingrediente, sino de hábitos alimentarios y de la suma, por ejemplo, con otro enemigo anterior: el azúcar.