Ataque a España

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Es necesario ser tan ignorante como atrevido para andar buscando culpables externos en el caso del fraude de Gowex. Lo que menos le debería de importar al gobierno español, al CNI y a la CNMV no es quién encargó el informe a Gotham City ni quién está detrás de esta marca (‘El Confidencial Digital’), sino por qué y cómo se les había escapado lo que estaba pasando de verdad. Buscar culpables fuera puede aliviarte, y hasta puede parecer que haces algo, pero el problema, y éste es bien gordo, es de quien permite y promueve (premio al emprendedor del año a Jenaro García de manos de Mariano Rajoy, incluido) este tipo de engaños de miles de millones de euros.

Pura virtualidad

En definitiva: que el ataque a España ha sido un disparo en el pie, al estilo Froilán, en toda regla. Pero tranquilos, que queda otro pie y más munición. Así, el mercado alternativo bursátil (MAB), ese en el que Gowex engordó como un pavo fraudulentamente y sin vigilancia, recoge otro cierre, también de una empresa con base tecnológica: ‘Bodaclick’. En ‘El Blog Salmón’ explican muy bien el caso: “Una empresa en un sector complicado que se expandió muy rápidamente y no ha logrado suficiente capital para sobrevivir. El problema es que una empresa en esa fase no necesita salir a bolsa sino inversores comprometidos con el proyecto y una idea de futuro. Sacar a bolsa a empresas con problemas financieros (como es bastante habitual en el MAB) sólo logra que la gente desconfíe de estos mercados”.

¡Hinchemos la burbuja!

Si las pesquisas del CNI y la CNMV dan un resultado veraz, acabarán por concluir que la culpa la tenemos todos, y no se salva nadie. Todos somos los que hinchamos, día a día, la burbuja de Internet, con enormes autoengaños como las bondades y las oportunidades de una herramienta que, sí, tiene elementos positivos, casi tantos como negativos. Pero como preocuparse de lo malo es muy costoso, nos decantamos por aplaudir al creador de Facebook, Mark Zuckerberg, que ha publicado en el ‘The Wall Street Journal’ que “el acceso a una Internet básica es un derecho universal” (‘TICbeat’) como si eso no tuviera nada que ver con la oportunidad de multiplicar su propio público potencial.

¿Cuándo empezamos a preocuparnos?

Lancé esta pregunta cuando los taxistas de Barcelona se manifestaron contra Uber, la empresa que, por medio de una aplicación en el móvil, promueve el uso de vehículos privados para moverse por la ciudad con una tarifa concreta. La pregunta era: ¿es el sector del taxi un sector tan bueno como otro cualquiera para que empecemos a preocuparnos por la usurpación, o tiene que fastidiarse, como tantos otros? Pues bien, en ‘Libremercado’ nos presentan el enésimo sector afectado por estas empresas y sus aplicaciones: “Los hoteleros le declaran la guerra a las ‘app’ de alquiler de pisos a turistas”. ¿Es este sector el adecuado o seguimos esperando?

Un proyecto de verdad

Entre tanta virtualidad, entre tanto “la tecnología lo facilita todo” tan falso, entre tanta usurpación profesional, entre tanto empresario listo que monta “start-ups” virtuales… alivia, y mucho, saber que hay proyectos hechos por profesionales con objetivos claros y evidentes. En el caso de ‘Me-Mo Magazine’, los fotoperiodistas que la han creado buscan informar y ser autosuficientes por medio de una publicación on-line con la que pretenden exprimir lo que les ofrece la tecnología: difusión, costes más bajos, colaboración… “Aun a riesgo de equivocarnos, preferimos lanzar nuevas iniciativas, intentar buscar soluciones, probar nuevas fórmulas y a la vez tener control sobre nuestros trabajos y la manera en que éstos se muestran”, dice uno de sus fundadores a ‘Qué Sabes De’.

«Desconfía» y «prudencia»

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El escándalo de Gowex puede que solo sea el primer de una serie de estafas, cuentas hinchadas a sabiendas, y fraudes varios de empresas relacionadas con el sector tecnológico. Con suerte, rasgamos el velo y empezamos a ver a Uber, pero también a Google, Facebook y Twitter como lo que son: empresazas que se aprovechan de la benevolencia de los que van de críticos con el sistema, pero con lo digital se han alienado y alineado con alegría. En el blog ‘Aprendiz de Bolsa’ recomiendan desconfiar de los crecimientos rápidos y prudencia ante las exaltaciones de las bondades de la tecnología. Elementos lógicos que se han hecho audibles gracias a la “estafa”, según esta bitácora, de Gowex.

La burbuja del “emprendizaje”

Precisamente en el post sobre Gowex de ‘Aprendiz de Bolsa’ encontramos el hipervínculo a otra bitácora, ‘Ladrillos de la Discordia’, en la que hacen chanza, con razón, del olfato del presidente del gobierno español: “Mariano Rajoy ha quedado en evidencia. Cuatro meses después de entregar a Jenaro García uno de los premios Startex, poniéndole como ejemplo de empresario emprendedor, nos enteramos que el tal Jenaro había vendido humo”. Lo cierto es que el propio “emprendizaje” y las gilipolleces estas del “emprendedor del año” son humo, humo que hincha su propia burbuja, en particular, y la tecnológica, en general. Lo de Gowex, sencillamente, tenía que pasar.

El malo de la película

Y continúo: lo de Gowex tenía que pasar. Lo describen muy bien en ‘El Blog Salmón’: sus números, antes o después, serían comprobados y descubiertos. Y mejor que la burbuja haya estallado ahora que no en el IBEX35, al que iba encaminada esta falsa “start-up”, sorteando todos los controles hasta que llegó el informe de Gotham City (que también tiene “bemoles”). Fuera de lo particular, insisto en la necesidad de este pinchazo y de este escándalo. De este golpe de realismo que tiene que servir para poner en valor a quien hace bien las cosas, y para desenmascarar a quien solo hace juegos malabares.

Mucho listo para poco negocio

Gracias al periodista Miguel Ángel Uriondo descubro en Twitter a Nacho Royo, un personaje como muchos: un exhibicionista que quiere recrear los golpes que en EE.UU. dieron varios hombres de negocios invirtiendo en empresas tecnológicas. Pero la España de hoy no es la “gringolandia” de entonces, por mucho que se empeñen quienes no quieren ver la virtualidad, la futilidad y el engaño de negocios como Gowex, que cotizan en mercados alternativos que ahora se sacuden. El propio Royo, que se define a sí mismo como “hombre de negocios” y tiene un máster en ESADE, reconoce en Twitter: “Hoy es el día en el que todo se derrumba y tengo que volver a empezar. No sé si podre porque he perdido casi todo mi dinero con Gowex”.

Ahora, Telexfree

No aprendemos: la avaricia de algunos es más fuerte que su razón, y la base tecnológica de algunos timos es excusa suficiente para perder el raciocinio más rápidamente. No nos hemos levantado del golpe de Gowex cuando asoma en el frente otro escándalo: una estafa piramidal de las clásicas basada en obtener más de un 200% de beneficio con una pequeña inversión y haciendo un copia y pega digital, que ofrecía Telexfree, según ‘Estrategia y Negocios’ y ‘Excite’. Y como en Internet atan a los perros con longanizas, y el más tonto tiene un blog con el que gana miles de euros, cuela.