El daño

No tengo ni idea de lo que dictará el juez, tampoco tengo modo de saber si lo que le ha dicho Jésica Rodríguez, “la mujer con la que José Luis Ábalos mantuvo una ‘relación particular’’”, según The Objective, es cierto. Pero sí sé que el daño que hace a la democracia es amplio y profundo: “Reconoce que estaba contratada en dos empresas públicas, pero que no iba a trabajar” y “no sabía quién pagaba el piso en el que residió dos años en Madrid”, un piso de 2.700 euros al mes. Este tipo de declaraciones y situaciones no solo perjudican a Pedro Sánchez, no solo perjudican al PSOE y no solo perjudican a la política española.

La culpa es de quien les permite entrar

Yo lo tengo claro: la culpa de que la mayoría de periodistas parlamentarios se haya manifestado para dejar claro algo obvio, que “señalar no es informar”, es de quien ha dado las acreditaciones a Vito Quiles y Bertrand Ndongo, que se pasea por el Congreso con una acreditación de redactor de “Periodista Digital”. Y las acreditaciones las da la Mesa que preside Francina Armengol. Si la socialista les abre la puerta, yo lo tengo claro, es porque forma parte de esa estrategia de Sánchez de presentarse como el que se enfrenta a la extrema derecha, sea Vox, sea Trump. En ambos casos, de la misma manera: de boquilla.

Esto es brillante

Cambiamos de cámara: en el Senado, Manuel Mariscal se quejaba ante José Pablo López porque Silvia Intxaurrondo había vetado a su partido. El presidente de RTVE le respondió reproduciendo las palabras de la periodista vasca: “Ella habla concretamente, textual: ‘Aquellas fuerzas políticas que defienden mensajes ultras, homófobos o machistas no deben tener un espacio en un medio de comunicación’. Pero no dice nada de Vox. No sé por qué usted se siente aludido” (Vertele). Podemos debatir sobre si lo que sugiere Intxaurrondo es mejor que dejar que veamos a esas fuerzas hacer el facha, pero el zasca es indiscutible.

La derecha punk

Me hace mucha gracia esa referencia, recurrente ya, a que ser de derechas es ahora ser un poco punk. Es cierto que la socialdemocracia y lo políticamente correcto se ha hecho norma y lo contestatario ahora es ser muy de derechas o, directamente, facha. Pero los punks son otra cosa. Dicho esto, la reflexión de Luis Abascal en El Plural me resulta interesante: si la derecha toma los gobiernos, la respuesta será progresista. “Hace un par de días, la élite económica se disfrazaba de mujer negra trans lesbiana neurodivergente y ahora lo hace de cowboy”, explica. Y también sentencia con acierto: “El punki es tan solo un mero consumidor”.

Así, todo

“Trump dice no recordar haber llamado dictador a Zelenski” (El Debate), y pide pasar rápidamente a otra pregunta. Lo hemos visto todos porque las cámaras estaban ahí, apuntando a un mentiroso. Me encantaría preguntar al primer ministro británico, Keir Starmer, que fue testigo directo del embuste, qué se le pasó por la cabeza en ese momento, pero tampoco iba a arreglar nada. Lo que vimos (que Trump llamara “dictador” a Zelenski) y lo que hemos visto (su mentira) da la medida del tipo con más poder del planeta. ¿Y qué piensan quienes le votaron (como lo hizo una parte importante de la diáspora vasca)?

La derecha quiere televisiones «leales»

Sonreía leyendo la colección de argumentos ridículos que Abascal y los de prensa de Vox están lanzando en Twitter contra la entrevista que Franganillo hizo a su líder en La1, cuando topé con esta noticia en Eldiario.es: “El PP amenaza al director general de Telemadrid con pedir su dimisión y le dice que no es ‘leal’ al Gobierno de Ayuso”. Solo pude concluir que la derecha quiere televisiones públicas leales. Como declaración de intenciones me parece elocuente. Como modo de tomarse la democracia me parece preocupante. Pero son coherentes: contra ETB, el pressing es igual… Y no siempre van de frente como en Madrid.

Y con huecos

Un modo de demostrar lealtad a la derecha en Canal Sur es, por ejemplo, contratar como directora adjunta de Contenidos Informativos a la que ha sido jefa de prensa de Ciudadanos en Andalucía. Así, Desiree García-Escribano será la número dos de su departamento. Miren, la gestión de un ente público es muy difícil, está lleno de intereses (desde proveedores a partidos políticos) y solo rema en el sentido de la dirección quien propone al director o directora. Pero un mínimo de decoro incluso en cargos que en algún ente puedan ser de designación (o que no se cubran por personal laboral, que también pasa) es irrenunciable.

“Ni en la más dura posguerra”

En la más dura posguerra muchos hubieran pasado por el paredón. En los mejores años de la dictadura nadie libraba a los disidentes de torturas, cárcel o dificultades. Pese a estas evidencias, la extrema derecha sigue blanqueando el franquismo: “Los comunistas, los de Podemos e IU y sus amigos, estos que en Venezuela exterminan al discrepante como Franco no hizo ni en la más dura posguerra, pretenden prohibir la opinión y la verdad. El PSOE ya es lo mismo que ellos. Quienes callen y no se resistan serán pronto esclavos”. Lo peligroso es que Tertsch tuitea para quienes, por edad, no conocieron las evidencias, y le funciona.

Urbán se cree que le eligieron a él

En la política española y vasca hay un tipo de político que me resulta especialmente divertido, el que se piensa que le eligen a él todos y cada uno de sus votantes, el que desprecia la fuerza del partido, que suele ser el mismo que, cuando renuncia a seguir siendo parte del partido con el que se presentó (normalmente por cuestiones de dignidad), no renuncia a seguir siendo concejal, parlamentario o diputado porque la ciudadanía, volvemos al principio, le ha elegido a él. Por ejemplo, Miguel Urbán ya no es de Podemos pero seguirá siendo eurodiputado. ¡Claro que sí! A ver qué pasa cuando se presente por su cuenta.

Nace el primer partido regionalista… madrileño

No me gusta Pablo Iglesias como político (tampoco me gustaba como contertulio), pero reconozco que ha sabido hacer muy bien las cosas en beneficio de su partido. Por el camino se quedó Errejón (bien haría Urbán en fijarse en él) que, casi sin quererlo, ha creado el primer partido regionalista madrileño: en El Confidencial explican que renuncia a presentarse a los próximos procesos electorales autonómicos para centrarse en Madrid. No creo yo que en un estado tan centralizado como el español la madrileña sea una autonomía maltratada, pero, por principios y hasta por diversión, me parece estupendo que exista.