Bueno, pues ya tienen nuevo enemigo: los vascos. Con el “procés” catalán en vía de amortización (unos y otros lo saben), los vascos volvemos a recuperar protagonismo en España, de la mano de unos partidos (PP y PSOE) que asumen ser relegados a poco menos que residuales en el Parlamento Vasco. Así que, leña al mono, y si hay que retorcer la verdad, se hace. Lo que sea para que parezca que los vascos, que recaudamos nuestros impuestos, somos unos niños mimados y caprichosos.
Echenique se investigará a sí mismo
Estamos salvados: Pablo Echenique nos va a hacer un favor y se va a investigar a sí mismo para ver si es delito lo que él mismo reconoció como tal cuando se supo que había pagado en negro a un trabajador. Seguro que Echenique parte para su autoinvestigación de su propio post en Facebook, en el que aseguraba que este empleado trabajaba para él las horas justas para evitar una sanción. ¡Qué casualidad! El de Podemos sublima lo de tomarnos por tontos.
Esperamos a “la guerrilla” en Euskadi
Como es habitual, la pieza de OK Diario es amarilla: los 300.000 € al año que se gasta Podemos en su acción on-line no son todos para trollear: mantener las cuentas de sus principales líderes, las de la marca, y observar las novedades también requieren un montón de horas. Pero sí podemos esperar que trasladen su acción (la normal y la de “guerrilla”, para atacar a los rivales) a Euskadi, sobre todo después de saber que Nagua Alba es una de las responsables en la campaña de la inversión en redes sociales.
Un fake menos
Ayer les hablaba de un “fake” o cuenta falsa en Twitter, la que denunciaba el periodista Gerardo Tecé. Como reconocía ayer, por lo general no me gustan este tipo de trampas, pero en este caso, porque hacía frente a la posición progre dominante en Twitter, me importaba menos. Ayer mismo descubrí que la cuenta había sido suspendida, finalmente, por el soporte. Si sirve como garantía de que otros fakes con la misma función también caerán, me parece bien.
No me salen las cuentas…
Reconozco que tengo el tuit guardado desde la semana pasada y que he tenido que reunir fuerzas para traerlo a la columna: Jürgen Klinsmann cumplió 52 años el pasado 30 de julio. Lo primero, zorionak, claro. Lo segundo: ¿cómo puede ser tan mayor? ¿Cómo puedo ser yo tan mayor que tengo recuerdos “recientes” (o eso me parece) de un jugador sobre el césped, marcando goles, que ya tiene más de 50 años? Cosas del verano y de la vida, y de no encontrar la gracia a los pokemons esos con los que juegan los chavales.