Contra la extrema derecha: verdad

En la parte que me toca, no voy a pasar ni una a los gobiernos que se apoyan en fascistas. Ni a los de aquí ni a los de allí. Precisamente porque mi intención es combatirlos, como nos enseñaron quienes nos antecedieron en esta batalla, también seré contundente contra quienes optan por la peor decisión para debilitar a la extrema derecha: quien se ha hecho pasar por profesora andaluza y ha asegurado en Twitter (ese gran colector) que le imponen dar más religión y menos lengua española, siendo falso, como explican en Maldito Bulo, solo debilita la causa contra el fascismo. Ante ellos: la verdad.

¡Que no se tiren!

Ya sé que la culpa es mía por seguir un enlace a un sensacionalista británico, pero no pude reprimirme: en el Daily Star denuncian que los usuarios españoles de Twitter están ridiculizando a los británicos que fallecen por practicar “balconing”… Como si tirarse de una terraza a una piscina fuera algo obligatorio o un accidente. Nunca me ha gustado el humor negro, así que siempre he pasado esos chistes rápidamente en mi “timeline”, pero la pieza del amarillista es de esas de guardar para explicar qué hacen estos medios: ni una cifra de muertos y muchos párrafos tendenciosos y despectivos.

No valoramos nuestro tiempo

Antes de ser aita trabajaba demasiadas horas y no me importaba porque hago lo que me gusta. Tengo esa suerte… Y la tentación permanente de hacerlo en exceso. Ahora intento equilibrar todo lo que puedo mi tiempo con los míos y el que le dedico a un trabajo que hago encantado. Con esta experiencia creo que, en general, trabajamos demasiado y no siempre por necesidad: en Genbeta han publicado un interesante texto sobre esa cultura mal adoptada del trabajo sin apenas descanso, basada precisamente en la suerte de estar haciendo algo intenso. Una cultura que es un error.

Y encima…

Los conocidos como “millenials” (nacidos entre 1980 y 1994) son la generación que más sola se siente, según un estudio que recogen en Magnet: “El 22% de los adultos de entre 23 y 38 años asegura no tener ningún amigo, el 30% reconoce no tener mejores amigos y el 25% ni siquiera posee un círculo de ‘conocidos’”. En el mismo digital dan una explicación sociológica (en la treintena uno se centra más en su nueva familia y en crecer laboralmente) pero también recuerdan que no es el único indicio: esta generación en otros estudios se ha mostrado como la más estresada y la más frágil.

Así que “postureamos”

Termino con esta interesante reflexión de Delia Rodríguez porque estoy seguro de que muchos tristes millenials, animados baby boomers o enigmáticos integrantes de la Generación Z la han hecho de alguna manera cuando han subido una foto a Instagram: “Es curioso. El ‘postureo de los demás’ siempre nos parece más frívolo o innecesario que el nuestro”. Yo, desde luego, me he sentido un poco ridículo subiendo algunas fotos (sobre todo de “postureo” estival) muy parecidas a otras que consideraba intrascendentes cuando las subían amigos o conocidos. Sí, todos postureamos con banalidades, ¿y qué?

Un nazi es un nazi

Bohemian Browser Ballett, una especie de grupo de creadores que se dedican a generar contenidos para, en forma de sátira, llamar la atención sobre temas que deberían de ser evidentes, acaban de producir un vídeo sobre por qué hay que llamar nazis a los nazis, del que se ha hecho Sonia Andolz en Twitter, entre muchos otros. En el clip, un mando de las SS pregunta a un ciudadano alemán si tiene pinta de nazi, si se comporta como un nazi y si acaso el Führer le parece también un nazi. Es ridículo, lo sé, y ahí radica la denuncia porque en 2019 estamos blanqueando a los nazis y no podemos permitírnoslo.

Y si lo reconoce, más

Vox celebró el lunes su resultado en Madrid con una foto del Ayuntamiento y unas letras cutres sobreimpresionadas: “Ya hemos pasao”, decían, apócope incluido. Y no es casual: se trata de una parte de una canción falangista que habla de la toma de Madrid. Vamos, que no se esconden, al contrario: se ríen de que, como los fascistas, han vencido en Madrid de la mano del PP y de Ciudadanos, sin cuya colaboración necesaria los de Santiago Abascal no tocarían poder ni de casualidad. Así están las cosas: algunos hacen suyos lemas falangistas y otros colaboran en su ascenso. ¿1936? No, 2019.

No fue la división

En este contexto, el dato que ofrecen los de “Madito Bulo” es importante: Manuela Carmena no ha perdido el ayuntamiento de Madrid por la división de voto de la izquierda. De hecho, según los cálculos de esta web, si los votos de la alternativa de Podemos hubieran ido directamente a la de la alcaldesa en funciones, el resultado hubiera sido el mismo: PP, Ciudadanos y Vox sumarían para gobernar. ¿La fragmentación de la oferta ha desmovilizado a los votantes de izquierdas? Puede ser, pero también puede ser que la gestión en el Ayuntamiento no haya sido suficientemente buena.

Un peligro “público”

A los nazis les sigue otro grupo ideológico peligroso: el de los neoliberales radicales. Economistas que creen que la libertad absoluta y lo privado es la solución a todos los males. Sobre todo a los suyos. Uno de los especímenes más peligrosos es Juan Ramón Rallo, que tuvo un fin de semana “glorioso” en varias discusiones en Twitter sobre la sanidad pública. Decía Rallo, sin miedo al ridículo, que la sanidad privada era suficiente y, más adelante, que lo era en el caso de enfermedades menores, que para un cáncer estaba bien lo público, pero que no podía financiarse vía impuestos. De locos.

La némesis

La némesis de estos neoliberales a los que no debemos permitir que tengan capacidad de decisión nunca podrían ser las mujeres progresistas y feministas. Pero que sean lo contrario en el aspecto ideológico no significa, necesariamente, que generen más seguridad. Este tuit reciente de Pikara Magazine es un buen ejemplo: “La epidural convierte el parto en un acto silencioso y desconectado del cuerpo. En el parto gemimos, como cuando tenemos orgasmos. Pero el silencio es más cómodo en un entorno aséptico”. Simplemente, no hay nada que justifique esta opinión salvo la libertad de expresión que nos asiste a todos.