Sí, suena así

Parece que la llegada de más vacunas ha calmado las reclamaciones de ciertos colectivos y sindicatos de ser vacunados cuanto antes. Ha sido la llegada de vacunas… O que se han dado cuenta de que su exigencia sonaba igual que la de Paz Padilla: “Trabajo en sitios cerrados y sin mascarilla. (…) Los profesionales del medio necesitamos las vacunas” (Zeleb). Hago a la presentadora la pregunta que he hecho varias veces a mi televisor mientras veía manifestaciones en el Teleberri: ¿a quién no se la ponemos para que ella la reciba antes? ¿A los enfermos de cáncer? ¿A los celadores de los hospitales?

Correcto

Como no es un tema que siga con interés voy recibiendo ciertos coletazos de la batalla que están librando en público los integrantes de la familia real británica. Y reconozco que este tuit del Abc me ha llegado tarde pero me ha llegado al alma: “El príncipe Harry, indignado: ‘Mi familia me retiró la seguridad y el dinero. Nos hemos mantenido de la herencia de mi madre’”. Correcto: si uno deja de pertenecer a la familia real lo lógico es que se pague su seguridad y su vida. No como en España. Y la segunda parte es para enmarcarla: Harry ni ha pensado en trabajar. Si no hay sueldo por ser un Windsor se fundirá la herencia de su madre.

Esto, también

Ya no hablamos de la política estadounidense como antes, y esa ausencia de noticias es la mejor noticia: Joe Biden está centrado en atajar la pandemia y la crisis económica derivada, y lo hace sin estridencias de momento. Y los pocos titulares que nos llegan siguen teniendo que ver con el trumpismo: “La Justicia de Estados Unidos rechaza dejar en libertad al ‘bisonte’ de QAnon. La Justicia ha tomado esta decisión a la espera del juicio, ya que considera que el individuo, que asaltó el Capitolio disfrazado con pieles y cuernos de bisonte, sigue representando un peligro”. Esta medida, aunque lejana, reconforta.

Volvamos a la economía real

Me hago viejo: lo sé porque cada vez hay más cosas que no entiendo del mundo en el que vivo. Por ejemplo, sigo sin entender la economía que hemos dejado que construyan, puramente especulativa, que se basa en las hipotéticas posibilidades de rentabilidad futura que puede tener una empresa. Para que la burbuja siga hinchada y siga habiendo rondas, noticias como esta de Housers en Merca2 siguen ocupando espacios muy reducidos en los medios: la “start-up” que te indicaba en qué propiedades inmobiliarias invertir “acumula créditos aplazados, multas del regulador o querellas”.

La vida es corta, y con pandemia, más

“El problema no son los vagos, sino los que trabajan demasiado”, asegura Eduardo Manchón en El Confidencial. Y no estoy del todo de acuerdo pero tampoco estoy del todo en desacuerdo. Los vagos aumentan la carga de trabajo de los demás, eso es innegable. Pero la carga de trabajo la disparan, sin duda, quienes siempre quieren hacer más… Y que hagas más. Reconozco que he cometido el error de ser de los segundos, de los que vivían para el trabajo, y asumo las consecuencias, todas negativas, de ese empeño. Ahora solo quiero repartir el tiempo y el trabajo, y que no sea demasiado tarde.

La influencia no se compra

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Por definición, la capacidad de influencia es algo que se trabaja, que se genera, que se tiene o no, y que cuesta mucho trabajo mantener. No es tan sencillo como comprarla. Sin embargo, la tentación de intentarlo, por lo menos en Internet, es tan grande como barata. Y según Pablo Herreros en ‘Comunicación se llama el juego’, en esa tentación ha caído el equipo de Pedro Sánchez. No solo se trata de la compra de perfiles que retuitean sistemáticamente mensajes, el propio Sánchez y otros socialistas interactúan con estos capciosos seguidores.

En Venezuela sí que no se compra

Las últimas noticias que llegan desde Venezuela no son tranquilizadoras, precisamente. Nicolás Maduro habría ordenado que el ejército y la policía custodien los centros comerciales y las tiendas ante la posibilidad de que, por la escasez, se produzcan graves altercados. Leche, aceite, pollo, carne, harina de maíz, pañales, detergentes, jabón de tocador, papel higiénico o medicinas para la fiebre son, según ‘Te Interesa’, algunos de los productos básicos que escasean. Por supuesto, “el gobierno atribuye la crisis a una conspiración opositora que califica como guerra económica de especulación y acaparamiento”.

Menos tonterías

El éxito de la moda de los selfies y la parafernalia a su alrededor que estamos generando entre todos creo que es más significativo de lo que parece. Resumir los avances tecnológicos en la posibilidad de que otros vean dónde y con quién estoy tiene más transfondo, estoy seguro. El asunto ha llegado tan lejos que un palo extensible para hacer estas autofotos ha sido uno de los regalos de Navidad en el mundo entero, y Tottenham y Arsenal ya han anunciado que no los quieren en sus estadios (‘FayerWayer’). Pero en ‘Libertad Digital’ hemos visto un paso más: ¡drones para sacarse selfies!

Y más baratas

La parte buena de la tecnología es que el desarrollo de la misma, por definición, conlleva un abaratamiento. Y eso supondrá, por ejemplo, que los smartphones sean más baratos, lo que permitirá que (con permiso de las operadoras y sus tarifas) cada vez más personas puedan acceder al Internet móvil. Esa va a ser una de las tendencias, además, para 2015, por lo que parece (según Manu Moreno en ‘Cuarto Poder’), después de que los fabricantes chinos se hayan asentado en el mercado en 2014.

Los peores de la tele

El 22 de enero sabremos quiénes son los peores de la tele, que recogerán su premio… si tienen el sentido del humor suficiente. Por mencionar las categorías más relevantes, estos son los nominados al “Gerardo” (que así se llaman) al peor presentador: Manel Fuentes (Los viernes al show), Nico Abad (Moto GP), Xavi Rodríguez (Todo va bien) y Joaquín Prat (El programa de Ana Rosa). Y a la peor presentadora: Mariló Montero (La mañana de La 1), Inés Ballester (Amigas y conocidas), Toñi Moreno (T con T) y Paz Padilla (Sálvame).