¡A la mierda todo!

Si algo no necesitábamos a estas alturas de la pandemia es que las farmacéuticas nos chuleen como está haciendo AstraZeneca a todos los europeos. No me quiero ni imaginar el cabreo monumental que tuvieron ayer los grandes líderes de Bruselas a los que ninguna empresa les cancela una reunión importante con tan poca antelación y después de haber invertido miles de millones en ella. Pese al jarro de agua fría que he sentido sobre mi propio cuerpo soy optimista: habrá vacunas para toda la ciudadanía, solo es cuestión de tiempo. Pero también espero que AstraZeneca acabe pulverizada por la apisonadora europea.

“El editorial de Telva”

En la cuenta en Twitter del ministerio español de Interior colgaron un tuit con la firma de Fernando Grande Marlaska en el que deseaban la mejor suerte para Illa en las elecciones. Después lo borraron con otro tuit que Òscar Nin definió mejor que nadie: “Como si fuese el editorial de Telva”, pidiendo disculpas por “un error material que lamentamos profundamente”. Esto es fácil: si Twitter es, en sí mismo, un colector, lo que menos necesitamos son ministros o consejeros que vayan de tuiteros, o gestores de redes que no distingan lo más básico en política: la diferencia entre partido y gobierno.

Sistiaga lo describe bien

Jon Sistiaga es un periodista que se ha pasado toda su vida explicando conflictos: tanto sobre el campo de batalla, literalmente, como sobre el terreno emocional más cercano. Así que solo puedo tener en cuenta estas sencillas palabras suyas en Vozpópuli: “En los años 30, los nazis o los fascistas italianos decidieron utilizar la radio como nuevo medio de comunicación de masas alternativo a la prensa libre…o al menos ecléctica. Ahora, los radicales usan Twitter, Snapchat o Parler. Es decir, medios alternativos a los tradicionales”. Con un vínculo común: “Una necesidad de que haya mano dura para acabar con todo”.

Remunicipalización

Reconozco que cuando vi este tuit de Miguel Montejo no me lo creí: “Andrea Levy, concejala de Cultura, Turismo y Deporte del ayuntamiento de Madrid acaba de anunciar en el Pleno la remunicipalización de los toros, recuperando la gestión directa de la escuela de tauromaquia”. Pensé que sería una exageración, pero es cierto: PP, Ciudadanos y Vox han apoyado reabrir este centro. No tengo opinión sobre el hecho: es su cultura. Pero que justo la remunicipalización de servicios en plena pandemia empiece por ahí sí es llamativo y, cuando menos, descriptivo de cómo conciben la gestión en Madrid.

En lo que ha quedado YouTube…

No soy un necio, no puedo negar la importancia de YouTube, pero tampoco trago con ruedas de molino: al final, la gran herramienta audiovisual se ha visto superada por TikTok (que no es otra cosa que un YouTube de consumo compulsivo) o Twitch (donde cobrar por contenido es mucho más directo), y YouTube, con sus millones de minutos de vídeo, de va quedando atrás también con su modelo de negocio: “Los anuncios de Youtube se han convertido en anuncios de teletienda de vendehumos piramidales”, denuncia Niporwifi en Twitter, y no es el primero que lo hace con pantallazos, links y razones.

Un tonto

La decisión de El Rubius de emigrar a Andorra para pagar menos impuestos tiene que servir para que despertemos y estemos más atentos a los modelos que hemos dejado que surjan. Modelos que como Elmiillor (no voy a molestarme ni en buscar su nombre ni su canal de YouTube) tuitean mierdas como esta a sus casi 190.000 seguidores: “Que cada persona trabaje y tribute donde le apetezca o donde más le beneficie. El Estado mira por su bien y nunca os priorizará a vosotros, no tenéis ninguna obligación moral con un sitio por el simple hecho de haber nacido en él”. ¿Quién cree este que le financiaba el Dalsy?

No quieren

Resuelvo la duda de Elías Gómez y doy por hecho que quien ha conseguido con apenas 20 años ganar cientos de miles de euros, millones en algunos casos, es perfectamente capaz de comprender qué son y para qué sirven los impuestos. Pero son egoístas: han hecho todo su trabajo casi solos, en sus habitaciones, sin entrar en los circuitos laborales tradicionales (que incluye a los compañeros de oficina, a quien te pone un café y a quien te saluda al volante de un autobús público), y no sienten empatía. Por eso creen que pueden disimular su egoísmo con un discurso contrario al bien común o el estado de bienestar.

¡Claro que algo no funciona!

Rafa Aguilera destacaba acertadamente el momento de la polémica: llevamos un año apelando a “lo público” para que invierta en el desarrollo de la vacuna contra el coronavirus, para que la distribuya con eficacia, para que mantenga sistemas sanitarios fuertes, para que pague los ERTE y ayudas a autónomos, para que proteja a nuestros mayores en sus residencias y para que garantice una escolarización presencial y homogénea, y va esta pandilla de egoístas y decide armar un discurso contra los impuestos porque los consideran un robo. Algo hemos hecho mal los medios, pero este fenómeno lo han impulsado otros.

Volverán y les habremos pagado todo

“Si aquí todos somos muy liberales hasta que te notas un bultito”, tuiteaba con acierto Dani Bordas. Pero no hará falta ni que se vean en un gran aprieto médico: El Rubius, Elmiillor, Lolito Fernández… Todos esos youtubers volverán a sus ciudades. Andorra no es para siempre, y su modelo de negocio no sabemos si es sostenible en el tiempo: su vida laboral es mucho más corta que la del resto. Y cuando regresen el estado del bienestar seguirá aquí a pesar de su egoísmo. Y habrá estado también para sus familias y amigos. Incluso para quienes les han empoderado, justificado y animado a ser profundamente insolidarios con quienes han crecido y hasta con quienes les han hecho ganar tanto dinero.

No hay debate

Llevo un montón de líneas criticando con tanta contundencia como puedo a quienes deciden librarse de los impuestos que todos pagamos. Y no voy a permitir que nadie me niegue su egoísmo y su falta de vergüenza para disfrazarlo de hastío ante el robo que perpetra “lo público”. Aquí no cabe la discusión, como recordaba en Twitter el profesor universitario Diego E. Barros: “Ni todas las opiniones son respetables ni todas las cosas son debatibles. Y esa, precisamente esa, fue la primera línea Maginot que fueron capaces de sobrepasar. Y ahora es tarde”. Irse a Andorra no es un derecho: es una decisión de mierda.

«Hola a todos y todas»

En su partido y en su gobierno, Pablo Iglesias se toma la política como un juego de tronos continuo. Lejos de ser moderna, la suya es una política de corte, de maquinaciones y de rápidas huidas por los pasillos para adelantarse y anunciar antes que nadie la decisión que toque y, así, anotarse el tanto ante los súbditos. Como lo hace en Twitter todo parece más actual, pero no lo es. Y juega con fuego y las cosas de comer de todos: si Iglesias sigue tensionando el gobierno que vicepreside, intentando anotarse cada tanto después de retar a sus ministros, la cuerda acabará por romperse y lo celebrará el PP.

Cada gol en contra, derrota

Pablo Iglesias quiere que creamos que echa todos los pulsos, de este modo lo que consigue es que, cada vez que no se sale con la suya, creamos que lo ha perdido: “Pedro Sánchez ignora a Podemos y enviará a Bruselas su plan para recortar las pensiones”, leemos en Vozpópuli. Ni el titular ni el hecho son una anécdota: los medios a la contra cantan cada gol que meten al de Podemos y piden el VAR cada vez que los marca él. En cualquier caso, la política ni es el arte de competir ni el de asaltar, es el arte de sumar y llegar a acuerdos. Es decir: quien no diferencia la campaña de la legislatura, a la larga, está perdido.

Que miren hacia dentro

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias saben que tienen un problema: el Estado paga muchos sueldos a franquistas declarados, en forma de pensiones pero también en forma de salarios. Personas que se limitan a tolerar la democracia siempre que el erario público siga abonando lo que creen que les debe. Y lo peor es que si uno ve las tertulias políticas puede pensar que PSOE y Podemos han difundido argumentarios en los que intentan hacer creer que los que añoran el pasado tienen que parecer el pasado. Pero no: en Público vemos pantallazos de un chat de militares en activo que aplauden peticiones de fusilamientos.

Cortesanismo digital

Por muchos intentos que haga Pablo Iglesias por repetir aquella política cortesana, nunca llegará a la altura del personaje que nunca pasa de moda: el pelota real, el que dice a los que se sientan en el trono (o el consejo de ministros) lo apuestos que están cada día. Hoy escriben en digitales y hablan de YouTube, pero la intención es la misma: “Leonor, la reina de YouTube: los datos que confirman la popularidad de la heredera”, titulan en Vanitatis. La pieza va sobre el canal en YouTube de la Casa Real, que “es un éxito”, y sobre cómo los vídeos protagonizados por Leonor parecen los preferidos. ¿De quién? ¿Para qué?

El 20% considera mal

Seguimos con YouTube porque en Reason Why he encontrado una de esas noticias que no puedo evitar comentar: “El 20% de la audiencia considera que ver contenido en YouTube es como ver la Televisión”. Es un estudio a nivel mundial en el que señalan a la ciudadanía estadounidense como la que más comete este error: hasta el 36% de los espectadores no distingue entre la televisión y YouTube. Una gran equivocación: nada tiene que ver un canal de televisión con contenidos, los que sean, y una cadena de responsabilidad, con un agregador de morralla (lo que es YouTube sin el marketing).

Te lo recomienda Agustín

Agustín Rosety, diputado de Vox, tuiteaba esto hace solo un par de días: “Francisco Franco fue uno de los fundadores de la Legión y protagonista de algunas de sus acciones militares más heroicas. No se puede celebrar el centenario de la Legión honrando a todos los legionarios, menos a uno de ellos. Os recomiendo el libro de Niko Roa. ‘El joven Franco’”. Por si acaso a alguno le quedaban dudas de qué son los de Vox. Lo que no entiendo es que, en democracia, pueda glosarse la figura del dictador que la precedió sin ningún problema. Porque no me hace falta leer el libro que recomienda Rosety para saber de qué va.

Algo más ya queda

Visto el tuit de Agustín Rosety, el de Borja Sémper sobre el enésimo homenaje a un preso de ETA, parece un poco deslavado: “Si algo queda en España del franquismo son los rescoldos de ETA: sus apologetas”. Bueno, algo más ya queda: quedan los franquistas y hasta un partido político fundado por un ministro de Franco. Un partido que a Sémper le tiene que sonar, por mucho que haya cambiado de vida (un cambio bien hecho porque en política se vive mal). Franquismo aparte, las imágenes del recibimiento en Hernani son las del fracaso de una parte importante de la sociedad, como dijo Arkaitz Rodríguez.

¡Claro que hay diferencia!

En una situación tan complicada como esta, me he puesto siempre del lado del gobierno, de cualquier gobierno, porque en una pandemia tomar decisiones difíciles, encontrar recursos y soportar la presión de todo el mundo que pide: “¿Qué hay de lo mío?”, no es fácil. Al contrario. En resumen: la pandemia nos afecta a todos por igual pero hay diferentes maneras de hacerla frente. Y hay algunos responsables que lo están haciendo mal: colocar dispensadores de hidrogel en 50 estaciones de metro en Madrid (hay más de un centenar) el 22 de septiembre debería de darles vergüenza en vez de sacarlo en su televisión autonómica.

No estarán tan mal en Nafarroa…

No estarán tan mal en Nafarroa cuando ELA y LAB no han convocado una huelga ni han anunciado más movilizaciones, y UGT y CCOO no se han puesto a disposición de los sindicatos vascos. Pero parece que pese a esa paz sindical, el coronavirus está golpeando al territorio, sobre todo en los municipios donde han celebrado “no-fiestas”. Lo que nos lleva a otro debate: pueden hacerse los indignados tanto como quieran los de siempre, pero el principal punto de contagio del coronavirus está en el ocio y luego los contagiados difunden el virus. No se trata de criminalizar, sino de ser realistas y atajar los contactos.

¿Cuántos avisos más tendrá?

Ojalá Javier Negre no haga caso a las recomendaciones y siga subiendo a su canal en YouTube contenido censurable. Al final y después de varios avisos o suspensiones temporales, llega un momento en que las plataformas cierran definitivamente los espacios problemáticos, que es en lo que se está convirtiendo el de este periodista que da voz a lo más fascistoide de las redes sociales (el nuevo famoseo rancio, un primor): solo hace un mes que le habían devuelto el canal en YouTube cuando han vuelto a cerrárselo por un tiempo. Así que, ¡ánimo, Javier, que tú puedes lograr el cierre definitivo!

Sí, lo parecemos

“Parecemos todos gilipollas, viviendo para trabajar”. Ese escueto tuit de Exe me sacudió, no lo pude evitar. Venía precedido de este otro: “Mensaje del curro a estas horas (21:16). Me da exactamente lo mismo que estés en México o en Indochina. Me paso tu horario por el forro. Ni perdón ni hostias”, y era claramente un desahogo (una de los funciones que definen a Twitter desde el principio). Y no era el único: durante los días anteriores había visto otros tuits de autónomos quejándose de peticiones peregrinas a horas disparatadas. Algo estamos haciendo mal, sin duda. Y es algo que podemos y debemos parar.

Stop

Con los años he aprendido a dejar de poner cara de interés. Al principio, lo hacía aunque tuviera enfrente a algún gurú hablándome de “desaprender” y “salir de la zona de confort”. Después, ya con WhatsApp generalizado (porque yo empecé en esto cuando los portátiles costaban cuatro cifras), me desahogaba chateando durante charlas llenas de tonterías con alguien que sabía que les prestaba el mismo caso que yo. Ahora, directamente, no pierdo el tiempo porque he aprendido que se acaba. Como Rocío en Twitter, ya sé identificar a los que no tienen escrúpulos para vender ideas de mierda. Y ahí les mando.

Sobre todo, en “Social Media”

He dado charlas y clases sobre manejo de redes sociales para marcas. Y en todas, que yo recuerde, empezaba preguntando: ¿una tienda de pinturas en un pueblo tiene que tener una página en Facebook? Era un ejemplo real: hace muchos años me llamaron para crear una y rápidamente lo rechacé porque me parecía que estaba atracando a ese comercio. Sé que otro “community manager” aceptó el reto y giró la factura. Algo parecido pero con mucha más gracia cuenta en un hilo en Twitter “Los Pájaros Pican”, que también tiene experiencia en el sector y llega a conclusiones similares. P.D.: ¡a la mierda los gurús!

Iglesias todo lo puede

Yo soy muy torpe: entre la columna, el trabajo como consultor en Identidad Digita, mi hija y mi hijo, y la mitad que me corresponde del trabajo en casa, apenas saco tiempo para ir dos veces por semana al gimnasio. Y no he visto a mis amigos desde que terminó el confinamiento. Sin embargo, Pablo Iglesias es un superhombre: tiene tres hijos, lidera un partido, es vicepresidente del gobierno de un Estado azotado por la pandemia, cuida el jardín, ve todas las series que molan y le sobra tiempo para hacer entrevistas y colgarlas en YouTube. La hostia, no: la rehostia. Porque además lo tuitea y por eso nos enteramos.

En efecto

Mucho gurús aseguran que la televisión lineal, la tradicional, es cada vez es menos importante: la gente prefiere ver series cuando quiera en plataformas de suscripción, como hace Pablo Iglesias, o contenidos directamente en YouTube, como los que crea Pablo Iglesias. Sin embargo, en El Independiente alertan de un fenómeno: el del político que baja a la tertulia y el debate… Como hizo Pablo Iglesias antes de formar Podemos. Personalmente, lo considero un error. Es una tentación por parte de las productoras porque creen que contentan a jefes de prensa y abaratan costes, pero pierden la política y, a medio plazo, la tele.