La diferencia

No habla claro Arnaldo Otegi en X porque sabe que no puede: su intento de dejar caer paralelismos entre declaraciones de irresponsables peperos y de instituciones vascas es burdo porque que si señalamos las diferencias sale perdiendo. Ojalá en Euskadi las protestas contra la presencia del Israel Premier Tech no hubiesen sido capitalizadas por fascistas con urgencias por tapar sus vergüenzas. Ojalá en Euskadi las protestas no hubiesen sido violentas (sí, mover una valla al paso de ciclistas esprintando es violencia porque atenta contra su integridad). Y esa exigencia ética debería de ser reivindicada por quien se manifestó con la mejor voluntad.

Tengo mis dudas

No tengo ninguna duda en que Arnaldo Otegi y otros están aprovechando 65.000 asesinatos en Gaza para limpiar su imagen. Tampoco tengo ninguna duda en que el gobierno y el ejército israelíes están cometiendo un genocidio que debe ser detenido. Pero tengo mis dudas de que Pedro Sánchez, viendo la instrumentalización de las manifestaciones, pueda pronunciar las palabras que los medios de derechas, como El Imparcial, están recogiendo: “Ha mostrado este domingo su ‘admiración’ por las manifestaciones propalestinas durante La Vuelta. Sánchez ha presentado a España como ‘ejemplo y orgullo ante una comunidad internacional’”.

La espiral del silencio

No veo ningún problema en que los manifestantes boicoteen La Vuelta con sentadas sobre la calzada, ocupando el espacio de los ciclistas. Al contrario. Pero me parece preocupante la cantidad de falsos dilemas que nos están presentando: puedo estar en contra del genocidio y de su instrumentalización. Me parecen preocupantes los ataques a Pedro Delgado, que está en contra del boicot, porque todas las espirales del silencio son peligrosas. Y me parece importante señalar acciones pacíficas como las de José Luis Rebordinos en El Diario: “El Festival de San Sebastián es un altavoz, por eso decidimos condenar el genocidio en Gaza”.

¿Qué debemos hacer cuando nos encontremos a un militar israelí?

Las declaraciones del director de Zinemaldi, por pacíficas, no están teniendo impacto. Y eso me resulta significativo y preocupante, pero como ciudadanía tenemos que estar prevenidos. ¿Qué debemos hacer cuando nos encontremos con un militar israelí que está participando en el genocidio? “Soldados del Ejército israelí vacacionando en Italia ha despertado indignación en la isla Cerdeña. La prensa reveló la información de los militares que estarían ‘liberándose del estrés de las operaciones militares en la Franja de Gaza’. Los combatientes presuntamente requerían de protección de escoltas de la Policía italiana” (France 24).

La masacre continúa

“Al menos 53 muertos en ataques israelíes en la Franja de Gaza desde el amanecer de este sábado”. Solo este titular en el Heraldo justifica las sentadas en las carreteras para protestar contra la presencia del Israel Premier Tech, la valentía de Rebordinos y la indignación ante el descanso de militares israelíes en Cerdeña. Pero lo terrible es que esos 53 asesinatos se suman a los más de 60.000 anteriores. No puede pasar ni un día sin ver, señalar y denunciar una masacre injustificable e indefendible: la que perpetran el ejercito y el gobierno de Netanyahu y su banda de ultras. La historia les condenará pero no devolverá ninguna vida.

¿La obra o el autor?

No sé qué pensar a veces, lo confieso una vez más hoy, que retomo la rutina de opinar de cinco temas cada día, por lo menos. Y cuando no sé qué pensar prefiero callarme, una opción cada vez más minoritaria en este mundo en el que podemos escribir lo que se nos ocurra en WhatsApp, Twitter, Facebook o Instagram, al momento. Esa incontinencia la han sufrido en Bildu este verano, pidiendo al Zinemaldi que no otorgue su Premio Donostia a Johnny Depp por las causas abiertas por violencia machista que tiene. Alberto Remírez tiraba de sarcasmo: “Ah, los fachas y sus cancelaciones y campañas contra los artistas”.

¿Qué les diferencia?

Antes de que en Bildu decidieran hacer público que están a favor de la censura preventiva nadie discutía que lo sucedido en el ayuntamiento de Toledo con el cartel anunciador del concierto de Zahara era un atropello: la imagen del grupo, en la que una corona virginal culminaba la imagen de una mujer que fuma mientras mira a la cámara (solo eso, sí) resultaba insultante para Vox y el ayuntamiento, gobernado por el PSOE, acabó por prohibir el cartel. Me parece que en este mundo y este momento tan complicado para comunicar y gobernar es urgente dejar de confundir la corrección política con las mamarrachadas.

¿Provocador?

Seguimos: cuando vi la foto de C. Tangana rodeado de mujeres en bikini en la cubierta de un yate no me extrañó (ya lo avisa él en su último disco: “Ahora que sobran ceros en el banco me piden que cambie”). Cuando la madre de mis hijos me mostró que, además, varias de las chicas eran sobradamente conocidas, me pareció un juego, una imitación más que una provocación porque fotos así ya las han protagonizado Julio Iglesias o Jesús Gil. Lo que sí me sorprendió es el revuelo. Crispas expresaba en Twitter mejor que yo mi propia impresión: “Me fascina que esto sea provocador y ofensivo en el año 2021. Qué maravilla”.

No es una polémica: es una ofensa

Si hay un tema que abandona la arena de la polémica para bañarse en el de la ofensa es el precio de la electricidad en España (y por extensión, Euskadi), una península soleada regada de ríos y con embalses amortizados. La aparente inacción del gobierno español resulta indignante, pero los que cabrean son los tuits tipo de uno de los partidos de ese gobierno: “UP es el único espacio político que ofrece soluciones a los abusos del oligopolio eléctrico. Hay que intervenir el mercado y crear una empresa pública. Para ello hacen falta 2 cosas: valentía y no deberle ni un favor a las eléctricas. Nosotros podemos dar esa batalla, otros, no”.

La cuestión

Hace mucho tiempo que sé que la carne de perro es especialmente indigesta, así que para evitar el Almax de después, aclaro que me incluyo en la parte señalada por el acertado tuit de La Libreta: “La cuestión no es si Ibai Llanos hace periodismo. La cuestión es cuánto periodismo hacemos los periodistas”. Llanos consigue para su show on-line estar donde todos los periodistas queríamos: en la cena de despedida de Messi con los capitanes del Barcelona y en la presentación en París. Como periodista no me molesta: lo aplaudo y envidio. Lo que me preocupa es que el espectáculo reine porque nadie da la información.