Municipios de Bizkaia (6)

Continúo el recorrido por otros ocho municipios de Bizkaia, los siguientes en orden alfabético a los publicados el pasado 19 de enero. En total son 112 y los recorrí entre los años 2012 y 2016. De esta forma pausada os iré mostrando lo que en mi opinión es lo más interesante en cada uno de ellos.

Comienzo hoy con un municipio que conozco muy bien, pues lo tengo a un paso de casa. Se trata de Getxo, que cuenta con una población de 77.770 habitantes y una extensión de 11,89 km², en los que hay un montón de lugares de interés, como las playas, el monumento a Evaristo Churruca, el paseo de las villas con edificios de la talla del Palacio Lezama-Leguizamón, la antigua Casa de Náufragos y el faro de Arriluze o las casas de pescadores del Puerto Viejo, donde podemos ver la obra “El Sireno”. Cuenta también con interesantes iglesias, como las de Nuestra Señora de las Mercedes, San Nicolás de Bari, San Ignacio de Loyola y la de Andra Mari, esta última en Santa María de Getxo.

Una buena forma de conocer Getxo es recorrerlo a pie, para lo que os propongo dos rutas. La primera de ellas, de unos 4 km de ida y otros tantos de vuelta, parte del gasolino que une Portugalete con Areeta, para pasar junto al Puente Bizkaia, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO; seguir bordeando la ría y luego caminar por el muelle de Areeta hasta el paseo Marqués de Arriluze, para luego bordear la playa de Ereaga y concluir al final del Puerto Viejo, donde tenemos una buena oferta de bares. La segunda ruta sigue la fachada costera de Punta Galea, partiendo del Molino de Aixerrota, del siglo XVIII, para dirigirnos hacia el Fuerte de la Galea, de la misma época. Continuamos bordeando el faro y el campo de golf para llegar a la parte superior de la playa de Gorrondatxe. Podemos regresar por donde hemos venido o continuar la ruta por el municipio de Sopela y regresar en metro desde Larrabasterra.

Del municipio más poblado de esta propuesta pasamos al de menos población, Gizaburuaga, que cuenta con tan solo 197 habitantes y una extensión de 6,32 km², eminentemente rural, ubicado a orillas del río Lea en la comarca de Lea-Artibai, a 7 km de Lekeitio. El edificio más relevante es la parroquia de Santa Catalina, edificio gótico renacentista que fue construido en el siglo XVI, siendo también reseñables el moderno Ayuntamiento y la ermita de Nuestra Señora de Oibar. Dedicamos el resto del tiempo a contemplar hermosos caseríos bajo la atenta mirada de unos simpáticos burritos.

Cambiamos de zona. Nos desplazamos ahora a Enkarterri para visitar un municipio muy extenso, 41,50 km², pero poco poblado, 1.697 hab. Se trata de Gordexola, comenzando nuestro recorrido en una zona de montaña, cercana a Güeñes, donde se encuentra la ermita más antigua del municipio, San Juan de Berbikez, en la que también se venera a los santos Cosme y Damián. Nos acercamos al Palacio Hurtado de Ibargüen, para luego contemplar la Casa-Torre Ibargüen, ubicada junto al río Herrerías. El centro urbano se sitúa en torno a la plaza Molinar, donde están el frontón, la iglesia de San Juan y el Ayuntamiento, tras el que hay un pequeño parque con un espacio dedicado al Athletic. En la misma zona hay elegantes villas de indianos, de nombres Cuba, Arechavaleta, San Luis y José. Hemos dejado para el final la iglesia de San Nicolás de Bari, en el barrio de Zaldu y la Torre de Urtusaustegi, ubicada en el de Azkarai.

Nos dirigimos ahora a un municipio costero, Gorliz, que cuenta con una extensión de 10,29 km² y una población de 5.891 habitantes, que crecen muchísimo en verano al ser un notable destino de segunda vivienda vacacional, así que no resulta extraño que lo más destacable sea su playa, junto a la que se encuentra el Hospital y el monumento al Dr Areilza. En el centro del casco urbano se encuentran, juntos uno a otro, los edificios más relevantes, la iglesia de la Purísima Concepción, el Ayuntamiento y el Frontón. En torno a la calle Itsabide vemos hermosas viviendas y, en una rotonda en la entrada al pueblo, el barco Gure Ana Mari.

He elegido el municipio de Gorliz para realizar la segunda propuesta de ruta a pie de esta entrega, muy sencilla como suele ser habitual. Para ello dejamos el coche aparcado en el gran parking existente frente al edificio de la UPV, comenzando a caminar por el paseo de Astondo, que bordea la playa desde el Aterpetxea hasta el Hospital, tras pasar por la zona de dunas que ha sido rehabilitada. Siguiendo el límite del Hospital, cogemos a la derecha la carretera Urezarantza, que enseguida abandonamos por la izquierda para coger el camino Kukullu, que seguiremos hasta el final. Poco a poco vamos ganando altura, pasando por el terreno de la Granja de la Diputación de Bizkaia, que tiene como objetivo la promoción de la raza equina autóctona de pottokas y la de ganado vacuno. Al lado tenemos el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre, donde vemos un ciervo. La carretera por la que caminamos concluye en nuestro destino, el faro, situado en cabo Billano, construido en 1990 en una zona con amplias vistas sobre la costa. Hemos tardado menos de una hora en completar el recorrido, regresando por el mismo camino al punto de partida. También podemos alargar la excursión para contemplar las antiguas baterías de costa, o subir a la cumbre más alta de la zona, el monte Ermuamendi (292 m), distante tan sólo 1,3 km.

Regresamos de nuevo a Enkarterri para recorrer otro municipio surcado por el río Kadagua y muy extenso, 41,16 km², que cuenta con una población de 6.736 habitantes que se agrupan en varios núcleos de población, entre los que destacan Güeñes, Sodupe, La Quadra y Zaramillo. Es en el de Güeñes donde se encuentran los dos principales edificios, la iglesia de Santa María (siglo XVI) y Villa Urrutia, elegante mansión de indianos, actual Casa Consistorial, que se asoma a Arenatzarte, jardín botánico y espacio artístico que ocupa 1,5 hectáreas. Vemos otras notables construcciones y nos desplazamos hasta la ermita de Santxosolo, del siglo XVIII, dedicada a San Martín de Iturriaga. La siguiente cita la tenemos en Sodupe, donde se encuentran la iglesia de San Vicente (s. XVIII) y la Torre de La Puente. Concluimos este apresurado recorrido por el municipio de Güeñes en Olakoaga (La Quadra), para contemplar una de las Casas Torre de Bizkaia que mejor han mantenido las características originales. Fue construida en la segunda mitad del XIV.

Nos desplazamos ahora a la zona costera de Busturialdea, para recorrer el municipio de Ibarrangelu, que tiene una extensión de 15,56 km² y tan sólo 629 habitantes. Si algo destaca en este municipio son las playas de Laga, junto al cabo Ogoño, y Laida, situada al final de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, teniendo como telón de fondo la localidad de Mundaka. En su núcleo principal, Elexalde, junto al Ayuntamiento tenemos el principal monumento, la iglesia de San Andrés (s. XVI), considerada la capilla sixtina del arte vasco. Nos desplazamos luego al núcleo de Akorada, donde tenemos la iglesia de Santa María Engracia y el monolito en recuerdo de la Batalla de Matxitxako. De Akorda parte el camino que sube hasta el monte Atxarre (312 m), excelente mirador sobre Urdaibai, en cuya cima se encuentra la ermita de San Pedro.

La siguiente cita la tenemos en el valle de Arratia, en el industrial municipio de Igorre, que tiene una extensión de 17,28 km² y cuenta con 4.337 habitantes. Nos desplazamos en primer lugar el barrio Garbe, donde se encuentra la ermita de San Miguel de Turture. En el centro urbano de Elexalde es donde encontramos los principales edificios, contemplando sucesivamente la iglesia de Santa María, el Palacio Vildósola, la ermita-humilladero de San Antonio, la Casa de Don Hilario de Soloeta, la Casa Zubizarreta, el busto dedicado al Dr Ignacio de Zubizarreta, el frontón y el Ayuntamiento, concluyendo nuestra ruta en el barrio de Urkizu, para contemplar la hermosa ermita de San Andrés de Zumeltzu.

Regresamos a la comarca de Lea-Artibai para recorrer el último municipio de esta entrega, Ispaster, bastante extenso (22,62 km²) y poco poblado (729 habitantes), situado a 5 km de Lekeitio. Antes de llegar al centro urbano nos detenemos en un edificio atípico en Bizkaia, el molino de Aixeder, para dirigirnos a continuación a la ermita de San Martín, gótica del siglo XV. En el centro destacan el Ayuntamiento y la iglesia de San Miguel, del siglo XV. Disfrutamos contemplando las zonas rurales con sus tradicionales caseríos y nos trasladamos al barrio Larrinaga, donde se encuentra el Palacio Arana. No podemos abandonar Ispaster sin acercarnos a la tranquila playa de Ogeia, en la que llama la atención un peculiar fenómeno geológico, el flysch.

Las fotos que ilustran esta entrada fueron tomadas entre el 16 de enero y el 1 de abril de 2014, salvo las rutas a pie por Getxo, que datan del 27-05-2020, poco después de salir del confinamiento y las de por Gorliz, que son del 23-02-2021, gracias a que podía abandonar confinamiento municipal.

Semana Santa en Los Arribes del Duero (y 3): Bragança (Portugal)

Concluyo el relato de la “escapada” realizada en la Semana Santa de 2013, que dejaba la pasada semana en la población portuguesa de Miranda do Douro. Ya que estamos en Portugal, hemos decidido pasar el Domingo de Pascua en esta país y, más en concreto, en la ciudad de Bragança, que no visito desde hace unos cuantos años y que dista casi 74 km de Miranda do Douro, nuestro “campamento base”. Bragança está situada en la altiplanicie noreste, en las faldas de la sierra de Montesinho, haciendo frontera con la comarca zamorana de Sanabria. Antes de llegar al centro de esta población, tenemos una impresionante vista de la Ciudadela, la antigua ciudad medieval, de la que sobresalen la Torre del Homenaje del castillo y el campanario de la iglesia de Santa María.

Es precisamente en la iglesia de Santa María donde comenzamos nuestro recorrido monumental. Está situada junto a nuestras dos siguientes citas, el Domus Municipalis y el castillo. Poco se conserva de la época medieval de este templo, que combina elementos románicos, barrocos y renacentistas. De decoración barroca adornada con el oro procedente de Brasil, lo más destacable de la iglesia son las columnas de ladrillo, de estilo mudéjar, el fresco del techo y la imagen de María Magdalena que se encuentra en su altar mayor.

Prácticamente adosado a la iglesia de Santa María tenemos un singular y enigmático edificio de arquitectura románica civil, único en la península ibérica. Se trata del Domus Municipalis, construido en el siglo XII con forma de un pentágono irregular. Dado que contiene una cisterna, se cree que su función original fue la de recoger y almacenar el agua de lluvia, aunque en el siglo XVI fue utilizado para celebrar las reuniones de la Cámara Municipal, de donde proviene su nombre, pues en latín significa “Casa de la Cámara”. A la zona vimos llegar una sencilla procesión, en la que creo que llevan por las casas una custodia recordando la resurrección de Jesucristo.

Sin salir de la antigua Ciudadela, nos detenemos para contemplar la Torre del Homenaje, una de las más imponentes de Portugal. Protegido por un recinto amurallado, el castillo fue construido a finales del siglo XIII y remodelado en el XV. En su interior podemos visitar el Museo Militar de Bragança. La torre, en la que destacan las ventanas con motivos góticos, nos da idea de la importancia de la ciudad como lugar fronterizo con el Reino de Castilla.

Salimos de la Ciudadela e iniciamos el descenso a la zona en la que se acomodaron los nobles, por lo que existen monumentales construcciones. Salimos del recinto amurallado por la Porta do Sol, así llamada por estar en la parte Este, que nos da acceso a la Rua dos Combatentes da Grande Guerra, a la que se asoman varias construcciones con las fachadas típicas de las casas portuguesas, destacando el edificio civil con una preciosa balconada que preside la plaza de San Vicente, en la que se encuentra el monumento a los caídos en la Primera Guerra Mundial.

Ya que estamos en la plaza de San Vicente no podemos de dejar la iglesia de la que toma su nombre. La iglesia de San Vicente se construyó en estilo románico, aunque casi toda su ornamentación es barroca, del siglo XVIII, destacando las pinturas de la bóveda del presbiterio, el retablo principal y el pórtico renacentista. En la parte exterior unos azulejos recuerdan a un personaje local, el Teniente General Manuel Jorge Gomes de Sepúlveda quien, el 11 de junio de 1808, desde las escaleras de la iglesia de San Vicente se dirigió al pueblo de Bragança, que lo aclamó como jefe del movimiento de liberación de Portugal del dominio francés.

Nuestro paseo monumental concluye en la Praça da Sé, que cuenta con un cruzeiro sobre una columna salomónica esculpida por los jesuitas. Bragança cuenta con otras notables iglesias pero para concluir nos quedamos con la Sé Velha, la Catedral Vieja, que data del siglo XVI. En realidad el origen era un convento jesuita, pero cuando la sede de la diócesis pasa de Miranda do Douro a Bragança en el siglo XVIII, comienza a ejercer funciones de Catedral, título que perdió en 2001, cuando se inauguró la nueva Catedral de Nossa Senhora Rainha.

De Bragança regresamos a Miranda do Douro y de allí, el Lunes de Pascua, a Leioa con parada en Toro. Es la última “escapada” que he realizado en Semana Santa.

Semana Santa en Los Arribes del Duero (2): Cortejando al río

Dejaba hace dos semanas el relato de esta escapada a Los Arribes del Duero, a falta de cubrir los 56 km que separan Zamora de la localidad portuguesa de Miranda de Douro, en la que pasamos las cuatro noches de las jornadas festivas de Semana Santa. Era el 28 de marzo de 2013, Jueves Santo. Accedemos al país vecino cruzando el río Duero por encima de la presa de Miranda. Justo cuando estamos en el centro, el reloj del coche se retrasa automáticamente una hora. Estamos en Portugal. Pronto vemos el monumento más significativo de Miranda do Douro, la Catedral. Nos instalamos en el hotel, tomamos un vino y nos disponemos a cenar en un lugar que conocemos de un viaje anterior, el restaurante O Moinho, situado en la rua do Mercado. Su especialidad es la deliciosa carne mirandesa, que tiene denominación de origen propia, optando por la chuleta, aquí llamada “costeleta de vitela a la brasa”. En verano, este restaurante suele tener largas colas para entrar, siendo frecuentado por gente de Zamora que acude aquí a celebrar los banquetes de bodas, ya que los precios son mucho más baratos. Lo mismo sucede con las mantelerías, juegos de sábanas y toallas, así como muebles fabricados con madera de gran calidad, así que en Miranda do Douro confluyen los viajes de ocio y negocio.

Para una vez que nos arremangamos, nos toca una Semana Santa pasada por agua, así que dedicamos la jornada de Viernes Santo a ir conociendo Miranda do Douro entre chaparrón y chaparrón y, cuando llueve, vamos preparando desde el hotel el viaje que realizaremos en junio por los Balcanes. La primera visita local es a la pequeña pero coqueta iglesia barroca de la Santa Cruz, que data del siglo XVII. De allí nos dirigimos al epicentro de la localidad, la plaza Joao III, a la que se asoma el bonito edificio de la Cámara Municipal (Ayuntamiento). La plaza está presidida por las esculturas de una pareja de mirandeses con la capa de honras puesta, obra de José Antonio Nobre.

La hermosa plaza Largo de Dom João III cuenta con otros notables edificios, como el que ocupa el Museo de la Tierra de Miranda, donde, a través de trajes, utensilios y otros objetos, se tiene la oportunidad de conocer la historia de la ciudad, en la que sus habitantes cuentan con una lengua tradicional propia, el mirandés. Continuamos nuestro recorrido por el casco antiguo acercándonos a la pequeña iglesia de la Misericordia, construida entre los siglos XVI y XVII, que cuenta con varios altares barrocos. De allí nos dirigimos hasta las ruinas de la Alcazaba del castillo.

He dejado para el final el edificio más notable de Miranda do Douro, la Catedral, cuya construcción comenzó en 1552, aunque hasta comienzos del siglo XVII no se instaló el retablo del altar mayor, de estilo manierista, una de las obras maestras del escultor vallisoletano Gregorio Fernández, quien lo realizó junto a Francisco Velázquez y los hermanos Muniategui. Además de los diferentes retablos hay que destacar la sillería del coro y el órgano barroco, de finales del siglo XVII, que cuenta con 585 tubos. No podemos abandonar la Catedral sin contemplar el retablo-vitrina del Menino Jesus da Cartolinha, uno de los iconos turísticos de la ciudad. Se trata de la imagen de un niño bien vestido, tocado con sombrero de copa y con un globo en la mano izquierda. El origen de esta imagen proviene de una leyenda surgida durante la guerra de sucesión española. En 1711, los españoles invadieron y ocuparon Miranda. En medio de las vejaciones sufridas aparece en las murallas un niño, vestido de hidalgo caballero, convocando a los mirandeses a levantarse contra los españoles. La población se subleva y al frente se coloca el niño. Cuando se logró la liberación de la ciudad, se buscó al niño, pero no se le pudo encontrar, así que se consideró su aparición como un milagro y que la victoria contra los españoles fue debida a la intervención divina.

Sábado Santo amanece por fin radiante, así que nos disponemos a aprovechar a tope esta jornada en la que queremos cortejar ampliamente al río Duero, para lo que cruzamos la frontera y nos dirigimos a la aldea zamorana de Fariza, distante 14 km de Miranda do Douro. Nuestro destino está 3 km más adelante, en la ermita de Ntra Sra del Castillo, que ya recibía peregrinos en el siglo XIV. Junto a la ermita parte un sendero de un centenar de metros que nos acerca hasta el Mirador de las Barrancas, uno de los más bellos puntos de vista sobre los Arribes del río Duero. Como ha llovido tanto, disfrutamos también contemplando una hermosa cascada.

Tenemos que recorrer 23 km para llegar al siguiente mirador sobre el río Duero, ubicado en Fermoselle, destino turístico de referencia en la provincia de Zamora, al estar considerado como la capital de los Arribes, además de ser Conjunto Histórico Artístico que no disponemos de tiempo para recorrer, por lo que nuestra visita se limita a la Plaza Mayor, a la que se asoma el Ayuntamiento, en el que destaca la torre del reloj y la “campana torera”, con la que se tocaba a concejo en la villa. Aquí se realiza cada sábado el mercadillo, que se extiende hasta la plaza de la Iglesia, presidida por la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Nuestro destino es el Mirador del Castillo, desde el que se tiene una magnífica vista del cañón del río Duero, las huertas y el centro histórico de Fermoselle. Nos habría gustado visitar el convento de San Francisco, sede del parque natural de los Arribes del Duero, en su parte zamorana.

Abandonamos con prisa Fermoselle, para enseguida pasar a la provincia de Salamanca por la carretera que cruza el río Tormes, junto al que nos detenemos para comer de pic-nic. Tenemos 41 km por delante para llegar a la localidad salmantina de Aldeadávila de la Ribera, en la que nos detenemos a tomar un café y fotografiar su principal construcción, la iglesia parroquial de San Salvador, comenzada a construir en el siglo XIII, pero muy reformada los siglos XV y XVI. Nuestro siguiente destino se encuentra a 8 km. Se trata del Mirador del Fraile, desde el que se tiene una impresionante vista de la presa de Aldeadávila, de 139,50 metros de altura, que constituye la obra de ingeniería hidroeléctrica más importante de España a nivel de producción eléctrica. Debido a las lluvias, de las paredes surgen varias cascadas.

Nos hemos despistado y se nos ha hecho tarde, así que tengo que “volar bajo” para cubrir en una hora los 77 km que nos separan de Miranda de Douro, ya que a las 5 de la tarde (las 4 en Portugal), tenemos reserva en el Crucero Ambiental de Arribes del Duero, que a lo largo de hora y media recorre el río por el Parque Natural do Douro Internacional, pudiendo contemplar los impresionantes acantilados sobre los que vuelan los buitres. Todas las paredes chorrean agua, fruto de las intensas lluvias. El precio es de 18 euros.

El Crucero Ambiental de Arribes del Duero, navega bajo los espectaculares acantilados verticales del río Duero en la frontera de Zamora (España) con Miranda do Douro (Portugal). Durante el trayecto, los técnicos de la Estación Biológica interpretan los recursos etnográficos, fauna, flora y geología del parque. Una vez concluido el crucero nos obsequian con una copa de vino de Oporto, mientras presenciamos una exhibición de aves rapaces, que creo que ahora no se realiza, pero se visita unas instalaciones con nutrias.

Como el día sigue radiante y las tardes van alargando, decidimos estirar el día para echar un último vistazo al río Duero desde lo alto de los acantilados. El Miradouro de la ermita de São João das Arribas (San Juan de los Arribes) lo tenemos a tan solo 10 km del embarcadero, en la localidad de Aldeia Nova, que cuenta con una coqueta iglesia. Cuando el sol empieza a decaer, contemplamos una impresionante vista del cañón del río Duero, además de echar un vistazo a la pequeña capilla, que en su exterior cuenta un pequeño altar para los días de romería. También vemos las viejas paredes de piedra, pertenecientes a lo que antaño fuera un asentamiento fortificado de la Edad del Hierro. Este castro también fue utilizado por los romanos.

Por fin hemos tenido un día soleado, que hemos aprovechado intensamente. Además, los Arribes del Duero eran el principal objetivo de esta escapada, así que no nos podemos quejar. El Domingo de Resurrección los pasamos en Bragança, pero de ello os hablaré la próxima semana,

Parque Natural de Izki (Araba)

Tal como iba la evolución de la pandemia y ante el temor de que volvieran los cierres perimetrales tras la Semana Santa, el lunes 29 de marzo decidimos realizar una escapada al Parque Natural de Izki, ubicado en territorio alavés, relativamente cerca de la muga con Nafarroa y La Rioja. Es una zona de 9.143 hectáreas, eminentemente forestal, recorrida por el río Izki y bordeada por montañas, que alberga la mayor reserva de Europa de «Quercus pyrenaica» (“ametza” en euskera). Su punto culminante es el monte Kapildui (1176 m), donde se encuentra el radar de Euskalmet, la Agencia Vasca de Meteorología, sobre una torre de 60 metros de altura. Con la pandemia, los espacios naturales están ahora mucho más concurridos, como lo prueba el área recreativa de Korres, en cuyo aparcamiento había más de las 19 autocaravanas que tiene de aforo. Nuestro objetivo consistió en recorrer la foz del río Izki por la Senda Bujanda, por la que se accede a esta localidad desde Korres.

Situado a 31 km de Vitoria-Gasteiz, Korres es un concejo perteneciente al municipio de Arraia-Maeztu, que cuenta con una población de tan solo 26 habitantes. Será para nosotros el punto de partida de la ruta que pensamos realizar. Antes de llegar al centro del pueblo llama la atención la impresionante mole de la iglesia parroquial de San Esteban, del siglo XVI, aunque reformada en el XVIII. En la actualidad está en fase de restauración, por lo que está cerrada al culto. Vemos también antiguas casas, la fuente y varios eguzkilores.

En Korres tenemos el Parketxe, Centro de Interpretación del Parque Natural de Izki, que cuenta también con un observatorio astronómico. En su interior podemos conseguir información sobre rutas y contemplar una exposición que muestra la variedad de ecosistemas del parque, fauna y flora. El horario de apartura es de 10:00 a 19:00 todos los días excepto los lunes que permanece cerrado, así que no pudimos acceder a su interior, cosa que ya sabíamos. Lo que ignorábamos es que el bar que hay enfrente también estaba cerrado, así que si quieres tomar algo un lunes, es mejor que lo hagas en Maeztu.

Son muchas las rutas que parten del Parketxe aunque no aparece el indicador de la nuestra, la Senda Bufanda, hasta que llegamos a la confluencia de la calle Mayor con la plaza Fuente Abajo, donde cogemos el Korres bidea, que ya no abandonaremos hasta llegar a nuestro destino. Salimos del pueblo por un empinado camino cementado, que pronto se desvía a la izquierda convirtiéndose en un cómodo camino que desciende suavemente en busca de la presa de Aranbaltza, construida hace casi 100 años, a la que se puede bajar por un sendero.

Continuamos caminando en total soledad en suave descenso entre los paredones calcáreos de La Muela y el Soila. Enseguida cruzamos el canal de agua que abastece a la central hidroeléctrica de Antoñana. A partir de este lugar, el camino que recorre la foz se convierte en un coqueto sendero que sigue descendiendo en busca del río Izki, que cruzamos por el puente Lagabia, casi imperceptible debido a la abundante vegetación. Entramos en una magnífica aliseda.

El sendero se transforma en una pista, en ocasiones encharcada, que nos lleva a un claro con vistas del Soila y la Peña del Castillo. Estamos saliendo del cañón, llegando enseguida a un pequeño aparcamiento habilitado para los pescadores. El desfiladero da paso ahora a una zona más abierta, con campos de cultivo al borde del camino. La presencia de unos caballos nos anuncia que nos queda ya poco para llegar a nuestro destino, el concejo de Bujanda.

Una hora aproximada de marcha, en la que hemos recorrido 3,9 km, nos sitúan en el concejo de Bujanda, perteneciente al municipio de Campezo/Kanpezu. Bujanda cuenta con tan solo 20 habitantes censados, siendo el edificio más relevante la iglesia de San Fausto Labrador. Aquí no hay bar, así que tenemos que conformarnos con un trago de agua en la fuente situada en la principal calle, que toma de ella su nombre (La Fuente kalea).

Tenemos que deshacer el camino andado para regresar a Korres, pero ahora cuesta arriba, para llegar a los 706 metros de altitud a los que se encuentra nuestro destino, partiendo de los 615 de Bujanda, pero con un desnivel acumulado de 125 metros, muy suaves, salvo el repecho final. La ermita de la Virgen de la Peña, situada en un alto, nos marca el final de nuestra ruta por la foz del río Izki. Bajo ella existe una enorme área recreativa, repleta de mesas y con muchas autocaravanas, donde comemos de bocadillo.

Siguiendo las recomendaciones del Parque Natural de Izki, decidimos visitar una población situada en su periferia, a 32,5 km de Korres. Se trata de  Peñacerrada-Urizaharra, una villa de origen medieval, ubicada en el límite fronterizo de los antiguos reinos de Navarra y Castilla, que sigue conservando parte de su recinto amurallado, del que sobresale la Puerta Sur. Aparcamos el coche en la coqueta plaza Fray Jacinto, a la que se asoman la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción y el Ayuntamiento. El centro de la plaza lo ocupa una bonita fuente de cuatro caños y otras tantas pilas.

Pensábamos haber tomado el café aquí, pero el Bar San Prudencio estaba cerrado (hoy no es nuestro día), así que lo tomaremos en casa, ya que estamos a poco más de una hora de Leioa (107 km), tras coger en Zambrana la autopista AP-68.

Según Resolución de la Directora de Salud Pública y Adicciones del Gobierno Vasco, a partir de las 00:00 de mañana, 7 de abril, el Territorio de Araba quedará cerrado perimetralmente.