MOLINA DE ARAGÓN (Guadalajara), villa medieval

Uno de los días en que nos alojamos en Sigüenza lo dedicamos a visitar otra ciudad de la provincia de Guadalajara, Molina de Aragón, teniendo que recorrer 200 km entre ida y vuelta, buena parte de ellos, desde Alcolea del Pinar, por la N-211. Es una zona en la que he estado unas cuantas veces, pues en ella pasé varios veranos en mi niñez. Poco antes de llegar a Molina, nos detuvimos en el Barranco de la Hoz, distante 85 km de Sigüenza.

Abandonamos la N-211 y nos dirigimos a Corduente, municipio al que pertenece la ermita de la Virgen de la Hoz, nuestro primer destino de la jornada. Nos encontramos en un lugar lleno de encanto, el fondo de un barranco por el que discurre el río Gallo, rodeado de altas y verticales montañas rocosas rojizas. Dejamos aparcado el coche, el único por cierto, frente a la ermita que, ante nuestra sorpresa, se encuentra cerrada, por lo que las fotos de interior corresponden a un viaje anterior. Un cartel en la puerta nos informa que sólo abre los sábados, domingos y festivos, de 10:00 a 17:00 horas.

Nos fastidia un poco que la ermita esté cerrada, pero el tema no es grave ya que no es nuestro principal objetivo, sino enseñar a nuestros amigos madrileños el Barranco de la Hoz, en el que nos encontramos, así que nos calzamos las botas para efectuar un pequeño recorrido de tan sólo unos 2 km y 125 metros de desnivel. Este sendero, perfectamente acondicionado y asegurado, está tallado en la roca y en buena parte son escaleras que nos acercan sucesivamente a tres miradores, el situado sobre el santuario, el de la cueva y el de lo alto del acantilado. La vista es impresionante sobre los escarpes rocosos y el río Gallo, la carretera y nuestro coche, situados en el fondo de la hoz.

Antes de adentrarnos en su casco urbano, nos dirigimos hasta el “Mirador de Molina de Aragón”, situado en la carretera CM-210, desde donde se tiene una magnífica vista de esta localidad y de su principal monumento, el castillo situado sobre ella, que forma el segundo recinto amurallado medieval más grande de España. Esta fortaleza del siglo XII es precisamente nuestro siguiente destino, desplazándonos en coche hasta su punto más alto, fuera del recinto amurallado, donde se encuentra la Torre de Aragón, sede del centro de interpretación del castillo, visible desde muchos lugares del casco urbano de Molina.

Amenaza lluvia, así que descendemos al centro de Molina de Aragón, aparcando el coche en el paseo de los Aldarves, para recorrer a pie esta población de 3.217 habitantes, situada a 1065 metros de altitud. Tomamos un vino acompañado de unos torreznos y nos dirigimos a los dos lugares más conocidos del casco urbano, el Puente Viejo, puente románico construido sobre el río Gallo entre los siglos XII y XIII, y el monasterio de San Francisco, de fachada neoclásica, actual casa de cultura y museo. La iglesia tiene sobre su torre el conocido Giraldo, del siglo XVIII. Como chispea, aprovechamos para comer el menú del día, muy bueno por cierto, en el Casino de la Amistad, un lugar a recomendar que ocupa el Palacio de los Garcés de Marcilla.

Sólo ha llovido para incordiar, así que tras la comida caminamos hacia la parte alta de esta localidad, declarada conjunto histórico artístico. En la calle Martínez Izquierdo encontramos el Oratorio de San Felipe (s. XVII) y casi al lado la iglesia de San Felipe (siglos XVIII-XIX), en cuya fachada destaca un relieve que muestra la aparición de la Virgen María con el Niño a San Felipe. Hemos tenido suerte de encontrarla abierta y poder ver su interesante retablo barroco. Enfrente del templo tenemos el Palacio de los Molina (s. XVI), convertido en hotel, aunque se encontraba cerrado, así que si quieres alojarte en esta población te recomiendo el Hotel San Francisco * (50 € la noche con desayuno).

Nos dirigimos ahora a la calle paralela situada por debajo, la de las Tiendas, encontrando por casualidad la Oficina de Turismo, en la que me entregan un mapa y me recomiendan visitar la iglesia de Santa Clara, joya del románico molinés de finales del siglo XIII, que se encuentra cerrada. Antes fotografiamos la primera iglesia de la ciudad, también románica, del siglo XII, en la que destaca su esbelta torre. Como no hay dos sin tres, nos dirigimos a la plaza de San Pedro, presidida por la iglesia renacentista de la que toma el nombre.

Nuestro recorrido monumental esta tocando a su final. Nos dirigimos ahora a la plaza España, a la que se asoma el Ayuntamiento de la localidad. Nuestros pasos continúan por la calle de Arriba, que nos da acceso a la Judería, pasando junto a la iglesia de Santa María del Conde, románica del siglo XII. Nos asomamos al río Gallo y emprendemos el regreso al coche por la calle de Abajo, que nos introduce en la Morería. Pronto descubrimos antiguas casas con entramados de madera e interesantes fachadas de algunos palacios, como el de los Montesoro y el de los Marqueses de Villel.

Nuestro peregrinar por Molina de Aragón ha concluido, pero la escapada continúa. Próximamente os hablaré de otros lugares visitados, como el Monasterio de Piedra (Zaragoza) y las localidades sorianas de Santa María de Huerta y Medinaceli.

SAN CRISTÓBAL DE LA LAGUNA (Tenerife), Patrimonio de la Humanidad

El pasado 5 de febrero volví a La Laguna, ciudad que no visitábamos desde noviembre de 2013. Nuestro destino era la isla de La Palma pero, al haber quitado Vueling el vuelo directo desde Bilbao, optamos por volar vía Tenerife Norte, aprovechando para pasar así 24 horas en esta encantadora población, cuyo centro histórico se encuentra a tan sólo 7 km del aeropuerto. Fue un acierto elegir para pernoctar el La Laguna Gran Hotel, muy bien situado en la calle Nava y Grimon. Además de ser un alojamiento lleno de encanto que ocupa un edificio de 1776 y cuenta con un buen restaurante, nos atendieron fenomenal, pues nos dieron la habitación a las 10 de la mañana, nada más llegar, cosa de agradecer.

Una vez instalados en el hotel, nos dirigimos directamente hasta el mercado municipal, situado al final de nuestra calle, en la plaza de San Francisco. Era la hora del hamaiketako, así que antes de acceder a su interior decidimos tomar algo en una terraza situada en su exterior, ya que la churrería anexa estaba abarrotada. Nos sorprendió ver en la plaza lo que parecía ser un enorme árbol de Navidad. Me encantan los mercados y este me gustó por lo bien ordenado que estaba todo, por el colorido de las frutas y verduras y por la variedad de pescados. Eso sí, me sorprendió el precio de las pequeñas papas negras: 7,50 €/kg.

Sin salir de la plaza de San Francisco tenemos la siguiente cita en el Santuario del Santísimo Cristo, sencillo edificio que alberga una de las imágenes religiosas más antiguas de Canarias, el Cristo crucificado de La Laguna, una imagen flamenca de estilo gótico, del siglo XV. Regresamos al hotel y seguimos caminando hasta a la plaza del Adelantado, en cuyo entorno hay notables edificios históricos como el barroco palacio de Nava (siglo XVII), el convento de Santa Catalina de Siena, fundado en 1606, y la pequeña ermita de San Miguel, la más antigua de la ciudad.

Nuestro paseo monumental continúa por la calle Obispo Rey Redondo, donde sucesivamente encontramos las casas del Corregidor, de la Alhóndiga, de los Capitanes Generales y Riquel. Casas señoriales, iglesias y calles empedradas, muchas de ellas peatonales, configuran un precioso centro histórico con abundantes edificios de los siglos XVI al XVIII, conservando su trazado original de ciudad colonial, motivo por el que en el año 1999 la UNESCO incluyó a San Cristóbal de La Laguna en la selecta lista del Patrimonio de la Humanidad.

Pasamos junto a la Catedral, ahora cerrada, y el centenario Teatro Leal. Enfrente tenemos uno de los emblemas de La Laguna, la iglesia de Nuestra Señora de la Concepción, fundada en 1511, en la que destaca su torre, de 28 metros de altura, que presume de contar con la campana más grande de Canarias. En la plaza de la Concepción llama la atención la escultura “Caballo y caballero”, de José Abad. Aunque es temprano por eso de la hora menos, optamos por comer, cosa que hacemos muy cerca de la escultura, en la terraza de “Rincón Lagunero”, donde hemos tenido mucha suerte encontrando una mesa. La Laguna es una ciudad de mucho ambiente y, aunque hay mucha hostelería, todo está a tope.

Como hoy ha tocado madrugón, tras la comida decidimos regresar al hotel para descansar un poco, haciéndolo por la peatonal calle San Agustín, antigua calle Real. En casi todas las calles del casco antiguo aparece el nombre actual y el antiguo. En esta calle se encuentra el palacio Salazar, palacete barroco del siglo XVII, actual Palacio Episcopal, en el que pudimos visitar su coqueto patio interior adornado con varias esculturas. Casi enfrente tenemos la Casa de los Jesuitas, de estilo canario.

A media tarde regresamos a la calle San Agustín para visitar el palacio Lercaro, que cuenta con un pórtico de estilo genovés. Su interior alberga el interesante Museo de Antropología e Historia (MAE), que recoge un montón de cuadros, muebles y utensilios. Junto al coqueto patio interior, en la planta baja contemplamos los carruajes de Nava, una Berlina del siglo XVIII y un Landau del siglo XIX, en magnífico estado de conservación. La entrada cuesta 5 € pero, como todos los museos del Cabildo, los viernes y sábados de 16:00 a 19:00 h es gratuita, cosa que agradecimos.

Como al mediodía la encontramos cerrada, por la tarde, tras la misa vespertina pudimos visitar la Catedral de Nuestra Señora de los Remedios, otro de los símbolos de la ciudad, cuya construcción comenzó en 1515 en estilo neoclásico, aunque ha sufrido muchas transformaciones a lo largo de la historia. En su interior destaca el retablo de Mazuelos, situado en la capilla mayor, además del púlpito, realizado en mármol de Carrara.

Pensábamos que nuestra visita a La Laguna había concluido en la Catedral, pero tras tomar algo y emprender el regreso hacia el hotel, caminando por la calle San Agustín vimos un comercio que llamó nuestra atención por los originales zapatos que se veían en su interior. Se trata de Pisaverde, al que se accede por la calle Juan de Vera, y que os recomiendo visitar. Los zapatos, diseñados por Plácido Alonso Ponce, están elaborados con fibra de plátano. Si dispones de tiempo puedes echar un vistazo a su web: https://www.pisaverdestore.com/.

De esta forma concluyó nuestra estancia en San Cristóbal de La Laguna. Al día siguiente, 6 de febrero, a las 09:45 h tomamos el vuelo PM418 de Canary Fly con destino a Santa Cruz de la Palma, pero eso es otra historia.

SIGÜENZA (Guadalajara), a 900 años de la reconquista

Aprovechando el inicio del horario de verano, del 27 al 31 de marzo realizamos la segunda escapada del año por tierras castellanas y aragonesas, teniendo como “campamento base” la ciudad castellanomanchega de Sigüenza, que dista 352 km de Leioa. Desde allí nos desplazamos por tres distintas comunidades, la propia Castilla-La Mancha (Molina de Aragón y el barranco de la Hoz), Aragón (Monasterio de Piedra) y Castilla y León, para visitar el monasterio cisterciense de Santa María de Huerta y la población de Medinaceli. Todos los días hemos visto corzos en los campos.

El lugar que escogimos para pasar las cuatro noches de esta escapada fue el Parador de Sigüenza ****, que justo en estas fechas tenía un precio bastante ajustado, menos de 100 € alojamiento y desayuno, para lo que suele ser el precio habitual. Se trata de un palacio medieval del siglo XII, construido sobre una alcazaba árabe, que fue residencia de los obispos de la ciudad. Conserva también una coqueta capilla románica del siglo XIII. La primera noche me obsequié para cenar con un plato que me apetecía mucho, unas migas alcarreñas.

Como las previsiones daban lluvia para tres días, cosa que luego no sucedió, dejamos para el último la visita a Sigüenza, aunque el día anterior nos desplazamos a un alto para tener una vista panorámica de la ciudad, de la que sobresalen dos edificios, el castillo y la Catedral. Situada a 1004 metros de altitud, la ciudad se prepara a celebrar en 2024 el noveno centenario de su reconquista, a la vez que aspira a convertirse en Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Nuestro recorrido monumental comenzó en la calle Mayor, donde se encuentra la iglesia de Santiago.

Enseguida nos desviamos a la izquierda para seguir nuestra ruta por la calle Alta, donde contemplamos desde fuera dos interesantes edificios, la Casa del Doncel, palacio tardogótico reconstruido en el siglo XV y propiedad de la Universidad de Alcalá de Henares, y la iglesia de San Vicente Mártir, levantada en honor del que se convirtió en el santo patrón, pues en su festividad, 22 de enero de 1124, se produjo la reconquista. Pasamos por la plazuela de la Cárcel y luego, sucesivamente bajo tres puertas de las murallas de la ciudad (siglos XII y XV), la del Hierro, la del Portal Mayor y el Arquillo de San Juan.

Enseguida llegamos a uno de los lugares emblemáticos de Sigüenza, la Plaza Mayor, que está porticada en dos de sus cuatro lados. Bajo un lateral existen varios locales de hostelería. En uno de ellos, el Mesón Los Soportales, hicimos una pausa para tomar un vino. La empedrada plaza está presidida por el edificio renacentista del Ayuntamiento. Donde finalizan los soportales se encuentra la Puerta del Toril, por donde discurre la Ruta de Don Quijote. En el otro lateral, frente al Ayuntamiento, tenemos la Catedral, con la puerta del Mercado y la torre del Gallo asomándose a la plaza.

El tiempo amenaza lluvia, así que ha llegado la hora de finalizar la ruta y visitar la Catedral de Santa María (precio de la entrada: 6 €), a la que accedemos por la portada principal, situada entre las dos torres de unos 41 metros de altura, que llevan por nombres “Las Campanas (siglo XIV) y “Don Fadrique” (siglo XVI). Visitamos el claustro, en el que se encuentra el Museo Catedralicio, que ocupa las Salas Capitulares. Lo que más me gustó fue la colección de tapices, del siglo XVII. También vimos los faroles que, al anochecer del domingo siguiente al 16 de agosto, salen en procesión acompañando a la Virgen de la Mayor. No pudimos ver, por estar cedido temporalmente al Museo de Goya de Zaragoza, el cuadro «Anunciación», de El Greco.

Es la cuarta vez que viajo a Sigüenza y que entro en la Catedral, cuya belleza no deja de sorprenderme. Además, al haber pasado casi 14 años de mi última visita, casi no recuerdo nada de su interior, salvo un lugar, al primero que me dirigí, pues es el más emblemático. Se trata de la capilla del Doncel, que cuenta con varios sepulcros de una misma familia, siendo el más conocido el de Martín Vázquez de Arce, obra maestra del gótico tardío. Otro encantador lugar es el retablo de Santa Librada, del siglo XVI.

Aunque no es nuestra costumbre visitar este tipo de museos, como chispea y el precio de la Catedral incluye la entrada al Museo Diocesano, decidimos visitarlo. Además se encuentra enfrente, ocupando un bello palacete neoclásico, del siglo XVI, conocido como “antigua casa de los Barrena”. La verdad es que las dos plantas que ocupa están muy bien organizadas, resultando muy agradable su visita, albergando unas 200 obras de los siglos XII al XX.

En 2008 hicimos una etapa de la Ruta del Cid entre Alcolea del Pinar y Sigüenza, parte de la cual discurría por el Parque Natural del Barranco del Río Dulce, un hermoso lugar para el que seleccionamos una ruta en esta ocasión. Como era el único lugar de esta escapada que no conocía y el tiempo no estaba garantizado, el día de nuestra llegada, tras instalarnos en el Parador y comer, nos desplazamos unos 10 km hasta Peregrina, una pedanía de Sigüenza presidida por las ruinas de un castillo. De allí parte un hermoso recorrido circular de menos de 5 km que discurre por el citado parque natural y más en concreto por la Hoz de Peregrina, lugar preferido por Félix Rodríguez de la Fuente, para rodar la serie “El Hombre y la Tierra”, teniendo aquí un campamento de rodaje que ahora se rememora. Es por ello que Peregrina suele estar muy masificado en verano, especialmente los fines de semana. Ahora había muy poca gente.

Esta ruta se puede alargar otro tanto para llegar hasta la cascada de Gollorio, cosa que descartamos pues el acceso es muy aéreo y hay que trepar un poco agarrándote a un cable. Esto nos lo confirmó un chico con el que coincidimos en nuestra ruta, quien nos recomendó desplazarnos en coche hasta el mirador dedicado a Félix Rodríguez de la Fuente (2,5 km), desde el que se ve la cascada. También nos aconsejó que continuáramos por la carretera que se dirige a la A-2 hasta llegar a una pista transitable por la que circulamos durante un poco, para luego caminar un cuarto de hora por un GR que discurre por la cima del acantilado hasta llegar a un mirador, desde el que se tiene una magnífica vista de la cascada y de la poza en la que cae el agua. Nos han gustado las dos rutas.

Anochece cuando regresamos a Sigüenza. Hemos cumplido el plan previsto para la primera jornada. Todavía nos queda por delante el Barranco de la Hoz, Molina de Aragón, el Monasterio de Piedra, Santa María de Huerta y, de regreso a casa, Medinaceli, pero de estos lugares espero hablarte más adelante. La escapada continúa.

Muskiz (Bizkaia): Vía Verde de Itsaslur

He recorrido varias veces esta vía verde, pero tenía ganas de volver a ver cómo había quedado tras reparar los desperfectos sufrido por los desprendimientos, así que allí fuimos el pasado 28 de febrero. Aprovechando la coyuntura, con imágenes de otras ocasiones, en primer lugar os voy a mostrar otros barrios del municipio visitado, Muskiz, que cuenta con una población que ronda los 7.500 habitantes y una extensión de 21,50 km². Limita con el mar Cantábrico y los municipios de Castro Urdiales (Cantabria), Galdames, Abanto Zierbena y Zierbena.

Comenzamos el recorrido en San Julián de Muskiz, donde se encuentra la iglesia más antigua del municipio, de la que el barrio toma su nombre, pues se erigió en la Edad Media, aunque fue reedificada en el siglo XVI. Al lado se encuentra el Hotel Palacio Muñatones, inaugurado en 2007, que ocupa un palacete de aspecto señorial, concluido en el año 1777. Enfrente tenemos otro notable edificio, el Palacio de Villar, reconvertido en viviendas, que conserva el escudo de armas de los Villar, de gran valor artístico.

El municipio de Muskiz cuenta también con una amplia zona rural, con verdes campos dedicados a pastos. Nos desplazamos en primer lugar a El Valle, deteniéndonos a continuación a fotografiar el precioso escudo de la Casa Solar de la Sendeja (1747). La siguiente cita la tenemos en el barrio de La Rigada, en cuya plaza hay un curioso conjunto arquitectónico formado la iglesia de Ntra Sra de la Asunción y la Casa de Cultura, en la que destaca su conjunto de columnas que, salvando las distancias, me recuerda a las de un templo busdista de Camboya.

La siguiente cita la tenemos en la capital del municipio, San Juan o Somorrostro, donde se encuentran el Ayuntamiento y la iglesia barroca de San Juan Bautista, cuya construcción se inició en 1742. Es también la sede de un importante centro de formación y de la refinería de PETRONOR. A ella pertenece el palacio de los Salazar, antiguo Parador de Turismo, y el castillo de Muñatones, mandado construir en la primera mitad del siglo XIII por Don Lope García de Salazar. Destaca en él la torre del Homenaje, rematada con almenas colocadas durante la restauración efectuada entre 1949 y 1950.

Visitamos ahora unos de los lugares más emblemáticos de Muskiz, la Ferrería de El Pobal, situada junto a la casa-torre del mismo nombre, en un lugar llamado Sorginleku (lugar de brujas), atravesado por el arroyo Lamiozingoerreka (arroyo del pozo de lamias). Se trata de una ferrería hidráulica habitual en los siglos XIII-XIV. La ferrería se puede visitar de martes a domingo, de 10:00 a 14:00 h. Los sábados se puede realizar una visita guiada con demostración de su funcionamiento a las 10:00, 11:00, 12:00 y 13:00 h. La entrada cuesta 5,50 €, siendo necesario reservar en el teléfono 629 271 516 o en elpobal@bizkaia.eus.

Por fin llegamos a Pobeña, pequeño barrio situado en la desembocadura del río Barbadún, que cuenta con numerosos bares y restaurantes, además de un amplio aparcamiento que se queda pequeño en verano, cuando aparcan aquí los que se dirigen a la playa de La Arena, compartida con el municipio de Zierbena, a la que se accede por un puente peatonal, cerca del cual se encuentra la ermita del Socorrro. En el otro extremo del barrio tenemos la iglesia de San Nicolás de Bari, que data de 1750.

En la parte final del aparcamiento de Pobeña se encuentra el acceso a la Vía Verde de Itsaslur. Estamos a 21,5 km de Leioa. Aquí comenzó nuestra ruta el pasado 28 de febrero, teniendo que subir nada más comenzar por una escalera de, creo recordar, 119 peldaños. Pronto tenemos ante nosotros una espectacular imagen de la preciosa playa de La Arena y de la estela de las olas producida por el viento sur. Poco más adelante contemplamos un notable resto de la arqueología minera, el cargadero de la Punta del Castillo Viejo, el único de Bizkaia en mar abierto, sobre el que se ha instalado un mirador.

Seguimos caminando por la Vía Verde de Itsaslur, un precioso recorrido que discurre pegado a la costa del Cantábrico. El antiguo trazado del ferrocarril minero de El Kobaron a Campomar se ha convertido en un coqueto paseo marítimo de suelo hormigonado, muy frecuentado sobre todo por residentes en la margen izquierda del Nervión. De tan sólo 2,2 km de recorrido, que concluyen en el aparcamiento de La Juncosa, cerca del núcleo de El Kobaron, forma parte de otra Vía Verde mucho más larga, la de Montes de Hierro, de 42,5 km. Por aquí discurre también el Camino de Santiago de la costa, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, que cuenta con un albergue de peregrinos en Pobeña.

El lugar es precioso así que, como nos ha sabido a poco, decidimos seguir caminando por la franja costera por otra vía verde que comienza un poco más adelante, la del Piquillo, de tan sólo 1,9 km, para así caminar entre ida y vuelta casi 10 km. Ejecutada en buena parte por el Gobierno de Cantabria, no está tan bien acondicionada como la anterior, siendo realmente una estrecha carretera de asfalto. Contemplamos ganado, otros restos mineros y un par de viviendas, pero no podemos terminar la ruta entre El Kobaron y Ontón (Castro Urdiales), al verse interrumpida, unos 400 metros antes de concluir, por estar cerrado el túnel del Piquillo. Es por ello que el Camino de Santiago ha tenido que ser desviado.

Nuestro recorrido ha concluido. Tenemos que desandar los aproximadamente 4,5 km recorridos para regresar a Pobeña. Como el día ha salido precioso y estamos en Carnavales, pese a ser lunes hemos visto a mucha gente en la ruta y bastantes coches en el aparcamiento, así que las terrazas de Pobeña también están animadas.