BOXORO (Uzbekistán), Patrimonio de la Humanidad

Tenía muchas ganas de viajar a Uzbekistán, principalmente por conocer Samarcanda y su afamada plaza de Registán, ciudad de la que os hablé el 4 de agosto de 2020 (https://blogs.deia.eus/de-leioa-al-mundo/2020/08/04/samarcanda-uzbekistan-en-la-ruta-de-la-seda/). De Samarcanda nos desplazamos a Boxoro, Bukhara o Bujara, según el idioma que utilicemos. Para ello utilizamos el confortable Afrosiab Talgo, que enlaza ambas ciudades en poco más de hora y media. Nos instalamos en el Hotel Shirin Plaza ***, cerca del cual se encontraba el Spanish Bar, un precioso local para tomar un café, un vino o una cerveza. Luego fuimos comer al restaurante Bella Italia. Las especialidades locales las dejamos para más tarde. Estamos en pleno Ramadán en un país en el que el 88% de la población son musulmanes sunitas, no teniendo problemas para beber alcohol, pues la herencia rusa se siente mucho.

Como ya hicimos en otras ciudades uzbekas, a través del hotel contratamos los servicios de un taxi que nos llevara a las dos parejas a los lugares que queríamos visitar, unas horas por la tarde y otras a la mañana del día siguiente. Estamos en la Ruta de la Seda en una ciudad con más de 2.000 años de historia, que desde 1993, ocho años antes que Samarcanda, forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Nuestra primera visita fue a un lugar apartado del centro, convertido en importante centro de peregrinación. Se trata del Memorial Bahouddin Naqshband dedicado a este filósofo sufí del siglo XVI. Como ya sucediera en Samarcanda, las mujeres posan sin dificultad para la cámara.

Teníamos ganas de llegar a la siguiente cita por ser la más impresionante de todas, el complejo Poi Kalon, que cuenta con tres monumentales edificios. Empezamos con el minarete Kalon, del siglo XII y 47 metros de altura, que en su tiempo fue el más alto de Asia. La madraza Mir-i-Arab, del primer tercio del siglo XVI, destaca por sus dos hermosas cúpulas azules. La mezquita Kalon o mezquita del Viernes, reconstruida a comienzos del siglo XVI, es una de las más impresionantes del Turkestán.

A unos pasos tenemos el Bazar Toqi Zargaron, o de los joyeros, donde por primera vez vemos las típicas marionetas uzbekas. Nos adentramos ahora en dos enormes y monumentales madrazas, antiguas escuelas coránicas, hoy abiertas para uso turístico. La primera es la de Abdulazizxon, construida en 1652. La segunda es mucho más antigua, pues está datada en 1417. Se trata de la madraza de Ulugbek, construida por los mejores arquitectos de su tiempo.

La siguiente visita nos sorprende, pues nada tiene que ver con los estilos arquitectónicos anteriores. Se trata del Chor Minor o de los “4 minaretes”, construido en 1807. Pronto llegamos a la plaza Liabi-Khauz, la zona de ambiente de la ciudad, a la que se asoman dos madrazas, la de Nadir Divan Begi, construida en 1622, en la que llama la atención su fachada decorada con el sol y dos pájaros volando, algo muy extraño en el arte islámico. La otra madraza, la de Kukeltash, fue construida entre 1568 y 1569. Mientras la gente se fotografía junto a la estatua del sabio maestro sufí Nasr-ed-Din, personaje mítico en la cultura popular, yo tomo fotos a una preciosa y simpática niña que posa para la cámara de lo más sonriente.

Cuando el sol comienza a caer, regresamos de nuevo al lugar más emblemático y hermoso de Boxoro, el complejo Poi Kalon, pudiendo fotografiar otra vez el minarete Kalon y la madraza Mir-i-Arab, iluminados por el sol del atardecer. En la plaza se encuentra el restaurante Chasmai-Mirob, situado en un primer piso, desde el que se tiene una espectacular vista de todo el recinto. Aquí nos instalamos para tomar algo y luego degustar una cena tradicional, no faltando el plato de plov, guiso con cordero, arroz, garbanzos y patatas. Al concluir la cena contemplamos el recinto iluminado, resaltando la imagen del minarete.

El 12 de junio iniciamos una ajetreada mañana. Volvemos a utilizar los servicios del taxista mientras contemplamos los medios habituales de transporte de la ciudad. La primera visita fue a un lugar que nos encantó, la mezquita Bolo Khauz, construida en 1712 para la madre del gobernante Abul Fayud Khan, que todavía conserva su piscina original. Con su galería con columnatas de madera talladas, más parece un palacio que una mezquita.

Enfrente tenemos la Ciudadela Ark, que fue la residencia de los emires de Boxoro hasta la invasión rusa. Construida en el siglo V, destaca por el imponente y fotogénico aspecto exterior amurallado. En su gigantesco interior existen varios museos y algunas construcciones de interés, como la mezquita del Viernes, el patio del trono y su puerta de acceso. Subimos a las almenas y, al salir, coincidimos con la visita de un grupo de escolares.

Nuestra apresurada visita continúa por una zona ajardinada, el parque Samani, en la que se encuentra el museo dedicado a la vida del Imam Muhammad ibn Ismail al Bukhari, al que no entramos por falta de tiempo. En el mismo recinto tenemos el austero mausoleo de Chasma-Ayub, al que sigue el célebre mausoleo de Ismail Samani, obra maestra de la arquitectura musulmana del siglo X, con su cúpula esférica. A continuación nos detenemos ante otras dos madrazas, construidas respectivamente en 1567 y 1580. Se trata de las de Abdulloson y Modarixon.

Nos quedan ya sólo un par de visitas, comenzando en Zindon, edificio amurallado del siglo XVIII que significa vieja prisión, a lo que fue dedicado hasta el siglo XX. La última visita fue a la madraza Kukeltash, construida en el siglo XVI durante el reinado de Abdullakhan II. Entre ambos lugares entramos en un bazar a realizar las últimas compras. Concluimos nuestro recorrido en el restaurante Liabi-Khauz, un popular lugar situado junto al estanque de la plaza del mismo nombre, aunque no fue para comer sino para tomar una cerveza. La comida la realizamos en uno más popular cerca del hotel.

Me ha encantado Boxoro, Bukhara o Bujara, según el idioma que utilicemos, pese a la apresurada visita, pero el viaje continuaba. A las 15:51 h cogimos el Afrosiab-Talgo que en menos de 4 horas nos dejó en la capital, Tashkent.

Municipios de Bizkaia (y 12)

Con esta entrega de 9 municipios, los siguientes en orden alfabético a los publicados el pasado 21 de marzo, concluyo el recorrido por los 112 con que cuenta Bizkaia a falta de lo que pase con Alonsótegi. En compañía de un amigo, los recorrí entre los años 2012 y 2016.

Comienzo esta entrega en el municipio de Valle de Trápaga-Trapagaran, municipio situado en el entorno del Gran Bilbao, que cuenta con una extensión de 13,10 km² y 11.918 habitantes, el más poblado de esta entrega, que se asientan principalmente en la parte baja del municipio, que no tiene un gran interés monumental, siendo lo más relevante los edificios del Ayuntamiento, el Palacio Olaso y la iglesia de la Transfiguración del Señor. Si algo llama la atención es el funicular, inaugurado en 1926, que une la parte baja con la alta, en concreto el barrio de La Reineta, de donde podemos llegar a La Arboleda, en el que destaca la iglesia de Santa María Magdalena.

Precisamente en La Arboleda se encuentra el lugar más curioso del municipio Valle de Trápaga-Trapagaran. Se trata de Meatzaldea Goikoa Parkea, ubicado en el entorno de los lagos que ocupaban las antiguas explotaciones mineras. Allí se ha creado un parque de esculturas con obras de artistas como Nestor Basterretxea, Iñigo Arregi, Guillermo Olmo, Karmelo Gañan, Jose Antonio Legorburu, Mariemi Otaola, Victor Arrizabalaga o Alex Morlotez. Más información: https://meatzaldegoikoa.blogspot.com/.

Nos trasladamos ahora a la comarca del Duranguesado para recorrer el municipio de Zaldibar, limítrofe con Guipúzcoa, que tiene una extensión de 11,84 km² y una población de 3.020 habitantes. En este municipio destacan las ruinas del la Torre de Zaldua, que parece datar del siglo XV. Del resto de su patrimonio me quedo con la iglesia de San Andrés, originaria del siglo XIII pero muy modificada en diferentes reformas, el Ayuntamiento y varias ermitas de los barrios, como la de San Martín.

Viajamos ahora al otro extremo del territorio, a la comarca de Enkarterri (Encartaciones), donde se encuentra el municipio de Zalla, el tercero más extenso de esta entrega (31,03 km²) y el segundo más poblado (8.300 habitantes). En el centro del casco urbano destaca el Palacio de Murga, actual Ayuntamiento, una elegante mansión del siglo XVII. Otros edificios notables son el Batzoki, el colegio de los Maristas, la iglesia de San Miguel Arcángel y la ermita de San Pedro Zarikete. En el barrio de Otxaran tenemos la lujosa casa Goikoetxea-Laiseka, sede de las bodegas de txakoli Virgen de Lorea. También tenemos que ir al área recreativa de Bolunburu, situada a orillas del río Cadagua, donde se encuentra la coqueta ermita de Santa Ana y, a un paso, las torres de Bolumburu y de los Terreros.

Volvemos al Gran Bilbao y más en concreto al Txorierri, para recorrer el municipio de Zamudio, que tiene una extensión de 20,6 km² y una población de 3.256 habitantes. Sin movernos del centro encontramos los edificios más relevantes, comenzando con la Torre Malpica, casa-torre medieval de principios del siglo XV. Al lado tenemos la iglesia de San Martín, reconstruida en la segunda mitad del siglo XVII. Del siglo XVIII datan el palacio barroco de Larragoiti y la Casa Consistorial.

No muy lejos tenemos la siguiente cita en el municipio de Zaratamo, que tiene una extensión de 10 km² y una población de 1.628 habitantes. Los principales edificios son religiosos, como la iglesia de San Lorenzo, construcción renacentista del siglo XVI muy reformada posteriormente. Más modernos son la parroquia de San Vicente, de estilo neorrománico, proyectada en 1939 y el Ayuntamiento, de 1955. También nos acercamos a la ermita de la Ascensión, en Burbustu, renacentista, pero reformada en 1982.

Nos desplazamos a continuación a uno de los municipios más interesantes de esta entrega, que se encuentra bajo el monte de más altitud de Bizkaia, el Gorbeia. Situado en la comarca de Arratia-Nervión, es el más extenso de todos (66,98 km²) pese a contar tan sólo con 1.271 habitantes, lo que hace que sea el de menor densidad de población (18,53 hab./km²). En el casco urbano destaca la iglesia de Andra Mari, construida a mediados del siglo XVI, frente a la que se encuentra la obra de Nestor Basterretxea dedicada al Centenario de la Cruz de Gorbeia. De interés son también el Ayuntamiento y las numerosas ermitas con que cuenta el municipio, con como la de San Justo, junto a la que existe un calero. Nos acercamos también a las de de San Lorenzo y San Miguel, en Uribe, a la de San Pedro, situada cerca del embalse de Undurraga y a la de Santiago de Ipiña. Cerca del puerto de Barázar tenemos dos interesantes lugares naturales, el humedal de Saldropo y el hayedo de Otzarreta, de visita obligada.

Sin salir de la comarca de Arratia-Nervión, tenemos el segundo municipio más extenso es esta entrega (47,15 km²), Zeberio que tiene una población de tan sólo 1.084 habitantes. Cuenta con elegantes casonas, una de ellas ocupada por la Casa Consistorial. El resto de la arquitectura es religiosa, destacando la iglesia parroquial de Santo Tomás de Olabarrieta. Recorriendo los barrios nos detuvimos en tres ermitas, las de San Antonio de Padua, Santa Cruz y Nuestra Señora de Zeberiogana.

Regresamos a la costa, al Gran Bilbao y, más en concreto, al extremo de la margen izquierda, donde se encuentra el coqueto municipio de Zierbena, dividido en 6 núcleos de población, aunque los más conocidos son dos, comenzando por El Puerto, donde se encuentran los barcos pesqueros y los establecimientos hosteleros. También llama nuestra atención el grupo escultórico realizado por Xebas Larrañaga en homenaje a los hombres y mujeres de la mar. En el núcleo de La Cuesta se encuentra el Ayuntamiento y el templo más notable, la iglesia de San Román.

Concluimos este recorrido en el municipio de Ziortza-Bolibar, ubicado en la comarca de Lea Artibai. Cuenta con una extensión de 18 km², siendo el menos poblado de esta entrega (405 habitantes). La fama del núcleo de Bolibar se debe a los orígenes de los antepasados del libertador Simón Bolívar (1783-1830), contando con un museo a él dedicado y un monumento en su honor financiado por el gobierno de Venezuela en 1927. El principal edificio es la iglesia de Santo Tomás, del siglo X, aunque reconstruida en los siglos XVII y XVIII. Nos acercamos también a la ermita de San Pedro, en el barrio Arta. Para concluir este recorrido por Bizkaia, me saqué una foto con Eduardo, mi compañero de fatigas, junto a la Triada, de Mikel Lertxundi. Era el 21 de mayo de 2016.

En el mismo municipio de Ziortza-Bolibar, a 2 km de Bolibar tenemos una de las joyas arquitectónicas de Bizkaia, la Colegiata de Ziortza, a la que, por su notoriedad y como broche de conclusión, he querido dedicar un espacio destacado. Importante enclave del Camino de Santiago por la costa, sus orígenes se remontan al siglo X, contando con hospital de peregrinos. En la actualidad podemos visitar la puerta Este, el principal acceso al recinto religioso, la iglesia gótica del siglo XV y el claustro renacentista.

De esta forma concluyo el repaso a los 112 municipios de Bizkaia. La mayor parte de las fotos que ilustran esta entrega fueron tomadas entre el 24 de marzo y el 21 de mayo de 2016.

A partir de ahora, espero acudir a la cita con las publicaciones en este blog cada dos semanas. Un saludo.

Parques de El Chiflón e Ischigualasto (Argentina)

En octubre de 2019 realizamos nuestro tercer viaje por Argentina y Chile, en el que tuvimos que “salir por patas” de Santiago de Chile debido a los disturbios, siendo las últimas personas que en mucho tiempo pudieron visitar la Casa de la Moneda, pues el tema se alargó por el Covid. Nuestra estancia argentina se centró en la región de Cuyo, teniendo como objetivo varios parques nacionales y provinciales. Nos costó mucho contratar los servicios de un coche con conductor para nuestro recorrido, pero al final lo conseguimos. El 5 de octubre, tras recorrer 323 km desde la ciudad de San Juan, llegamos a El Chiflon Posta Pueblo, un hotel lleno de encanto ubicado en medio de la nada, en la provincia de La Rioja, en el que pasamos tres noches. Más información en https://www.elchiflon.com.ar/

El día siguiente lo dedicamos a recorrer el espectacular Parque Nacional de Talampaya, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, del que ya hablé el 29 de noviembre de 2022 (https://blogs.deia.eus/de-leioa-al-mundo/2022/11/29/parque-nacional-talampaya-argentina/). No entraba en nuestros planes pero, dado que el acceso estaba a tan sólo 200 metros del hotel, en plena RN 150, al día siguiente decidimos visitar el Parque Provincial El Chiflón, para lo que tuvimos que efectuar una reserva. El acceso lo realizamos en nuestro coche, yendo el guía en el suyo.

Situado en la provincia argentina de La Rioja, a 150 km de su capital y muy cerca del límite con la provincia de San Juan, el Parque Provincial El Chiflón ocupa una superficie de 9.000 hectáreas y se creó en el año 2002 con objeto de preservar sus recursos paisajísticos, geológicos y culturales. Combinando tramos en nuestro vehículo con otros a pie, fuimos descubriendo las curiosas formaciones rocosas a las que los lugareños han dado nombres como “La Tortuga”, “El Loro”, “La Casita” o «El Hongo».

El Parque Provincial El Chiflón forma parte de la cuenca geológica Talampaya/Ischigualasto, los otros dos parques que visitamos, compartiendo con ellos características paisajísticas, geológicas y culturales. El parque recibe el nombre de El Chiflón porque recuerda el sonido que produce el viento al circular entre las formaciones rocosas.

El Parque Provincial El Chiflón no es tan conocido como los de Talampaya e Ischigualasto, ambos incluidos en la selecta lista del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, lo que hace que sea mucho menos visitado. Eso fue una auténtica gozada, pues durante la visita sólo estuvimos las dos parejas que viajamos juntas, nuestro conductor y el guía, pudiendo disfrutar en soledad de sus grandes murallones y cactus.

A media mañana ya estábamos en nuestra siguiente cita, el Parque Provincial Ischigualasto, situado a 30 km del hotel, que desde el año 2000 forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. En este encontramos mucha gente, realizándose la visita en el coche particular, en la hora convenida, pero formándose una caravana de una decena de vehículos que circulan por una polvorienta pista siguiendo al guía. Se trata de un recorrido de unos 40 km, con una duración de unas 3 horas, pues se realizan varias paradas, siendo la primera en el Valle Pintado.

El Parque Provincial de Ischigualasto o Valle de la Luna, está situado en el extremo norte de la provincia de San Juan, ocupando una superficie de 275.369 hectáreas. Pronto nos detenemos en el lugar conocido como Concha de Bochas, pues existen muchas piedras esféricas como pelotas del juego de bochas, similar a la petanca. Pronto aparece ante nosotros un grupo de guanacos. Aunque la parada no está prevista, como viajamos en nuestro coche nos podemos detener un momento para tomar estas fotos.

Nuestro recorrido va tocando el final, deteniéndonos en primer lugar ante la formación rocosa conocida como “El Submarino”. Aquí podemos caminar durante una rato como sucede en la última parada, la roca conocida como “El Hongo”, donde ya nos abandona el guía y podemos disfrutar más del lugar, contemplando también las paredes ocres de una especie de acantilado. El parque abre de 8 a 17 h y la entrada cuesta 5.000 pesos (13,3 €). Más información en https://www.ischigualasto.gob.ar/

Comemos en el restaurante con que cuenta el parque y nos dirigimos a descansar un rato en el hotel. Poco antes de anochecer nos juntamos las dos parejas a tomar un vino en la terraza de la habitación, recibiendo la inesperada visita de un simpático zorro que se acercó a nosotros sin temor. Estábamos haciendo tiempo pues para esta tercera y última noche habíamos encargado una cena a base de chorizo criollo y un chivito (cabrito), asados a la parrilla. Una delicia. El lugar elegido fue el Bar Ruta 150, en el que paran los autobuses de línea y donde pudimos comprar gasolina, pues en un montón de kilómetros a la redonda no hay surtidores, algo a tener en cuenta.

Al día siguiente continuamos nuestro recorrido por los parques nacionales de la argentina región de Cuyo. Por delante teníamos 394 km hasta nuestro próximo destino, Barreal, pero esa es otra historia.

ESTRASBURGO (Alsacia), Patrimonio de la Humanidad

Strasbourg (Estrasburgo) es una de las tres capitales europeas, la capital de la nueva región Gran Este de Francia, de la colectividad europea de Alsacia y del departamento de Bajo Rin. Con casi 850.000 habitantes es una ciudad que me encanta, catalogada como Ciudad Histórico-Artística y declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1988. Para conocer esta ciudad, a la que dedicamos una jornada completa, y el norte de Alsacia, en este nuestro segundo viaje nos alojamos en el Hotel Ibis Styles Strasbourg Avenue du Rhin ***, situado en 29 Avenue Aristide Briand. Aunque habíamos obtenido la vieñeta ecológica para acceder al centro, optamos por el tranvía, que tenía una parada muy cerca del hotel.

Bajamos del tranvía en Langstross y nos dirigimos a la principal plaza de Estrasburgo, la place Kléber, dedicada al general Jean-Baptiste Kléber, nacido en Estrasburgo en 1753, en cuyo centro se encuentra la estatua a él dedicada. La cara norte de la plaza la cierra el enorme Aubette, antiguo edificio militar construido entre 1765 y 1778. En la plaza se celebra un pequeño pero curioso mercadillo. Empezamos a ver casas con entramados de madera.

Comienza aquí nuestro deambular por el centro histórico de Estrasburgo, dirigiendo nuestros pasos a la place de la Cathedrale, a la que luego volveremos, mientras contemplamos las elegantes fachadas con entramado de madera de algunas viviendas. Llama nuestra atención la estatua dedicada a Chevalier Liebenzeller, vencedor de la batalla de Hausbergen y padre de la república libre de Estrasburgo (1262). Pronto nos asomamos al río Ill, disfrutando de magníficas vistas.

A continuación nos acercamos al río Ill, para embarcar en el Batorama, navegando durante unas dos horas por los canales que bordean el centro histórico de Estrasburgo, una actividad que no realicé en mi viaje anterior. Eso sí, si el día está soleado, recomiendo llevar crema de protección solar, pues el sol pega de lo lindo. Con el pinganillo en el oído para escuchar las explicaciones en castellano, nos dirigimos en primer lugar a la Petite France, preciosa zona que luego recorreremos caminando.

Navegando por los canales llegamos al monumental edificio de la Commanderie Saint-Jean y de allí a uno de los emblemas de la ciudad, los Ponts Couverts. Cambiamos de zona y desde el barco contemplamos sucesivamente la iglesia neogótica de Saint-Paul y la zona europea que no conocía, en la que se encuentran los edificios del Parlamento Europeo y de la Corte Europea Derechos Humanos. El crucero concluye junto al Palais Rohan, del siglo XVIII, antigua residencia de los príncipes-obispos y cardenales de la Casa de Rohan.

Como la tenemos a un paso, aprovechamos para visitar a continuación el principal emblema de la ciudad, la Catedral de Notre-Dame, que se alza majestuosa en el centro del casco antiguo. Obra maestra del arte gótico, fue construida entre los siglos XII y XV, destacando su torre y el renacentista reloj astronómico. El acceso es gratuito, pero se cierra cada día sobre el medio día, pues a las 12:30 desfilan por el reloj los apóstoles, cobrando la entrada 3 €. No nos coincidió el horario, así que no pudimos verlo.

Tras visitar el templo nos quedamos en la plaza de la Catedral, a la que se asoman magníficos edificios antiguos, entra los que destacan la Farmacia del Ciervo, del siglo XII, y la Casa Kammerzell, que cuenta con un entramado de madera de estilo renacentista. En la actualidad cobija a un restaurante de nivel. Nosotros optamos por otro más barato, el restaurante Au Dauphin, situado enfrente, en el que pudimos degustar platos alsacianos con una excelente relación calidad-precio.

Después de comer seguimos caminando por la Gran Isla, rodeada por el río Ill, que alberga el centro histórico declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. A continuación nos dirigimos a la Petite France (Pequeña Francia), el lugar más coqueto de la ciudad. Aunque ya la recorrimos en el barco, disfrutamos de ella de forma más pausada caminando, mientras observamos el paso de los barcos por las esclusas de los canales y de la actividad de los piragüistas.

Nuestro recorrido continúa por una prolongación de la Pequeña Francia, donde se encuentra el rincón que más me gusta de Estrasburgo presidido por los Ponts Couverts, conjunto de tres puentes que salvan el río Ill. Entre los siglos XIII y XVIII existieron en este lugar cuatro puentes cubiertos, aunque ya no lo están. Frente a ellos se encuentra la presa Vauban (barrage Vauban), construida en el siglo XVII sobre el río Ill. Desde su terraza se tiene la mejor vista sobre los Puentes Cubiertos, con la torre de la Catedral de Notre-Dame como telón de fondo.

Elegimos este lugar para concluir de forma espectacular la visita a Estrasburgo, pues de aquí nos dirigimos a coger el tranvía para regresar al hotel. Por cierto, los días en los que la contaminación es alta, el transporte público es gratuito en Estrasburgo.