SAMARCANDA (Uzbekistán), en la Ruta de la Seda

Siempre tuve ganas de conocer Samarcanda (Samarqand), un lugar emblemático en la Ruta de la Seda, así que era la guinda del viaje que realizamos por Uzbekistán y Kazajistán, aunque luego me di cuenta de que otras poblaciones uzbekas, como Buxoro o Xiva, me gustaron más. Pese a ello, la plaza Registán justifica por sí misma el viaje. Dos horas separan tan solo Samarcanda de Toshkent, la capital, que realizamos en el confortable tren de alta velocidad Afrosyob Talgo, que conserva el castellano en las indicaciones de los extintores. Las medidas de seguridad para acceder a la estación, primero y al tren, después, son superiores a las que estamos acostumbrados en nuestros aeropuertos. Nos alojamos a un precio asequible en el Grand Samarkand Superior Hotel ****, en el que coincidimos con los ocupantes de una docena de vehículos antiguos que realizaban la Ruta de la Seda desde Bangkok hasta Londres.

En el hotel contratamos los servicios de un coche con conductor, a un precio increíblemente barato, así que repetimos los días siguientes. Aprovechamos la tarde para visitar dos extraordinarios lugares. La primera cita fue en el Mausoleo Amir Temur (siglo XV), magnífico ejemplo de arquitectura islámica, donde está enterrado el conquistador Tamerlán. El mausoleo tiene forma octogonal y está coronado con una gran cúpula, con el exterior recubierto de mosaicos en color azul verdoso. Muy cerca visitamos dos construcciones mucho más sencillas, los mausoleos Oq Saroy (1470) y Rukhabad (siglo XIV).

Luego nos dirigimos a uno de los lugares más espectaculares de Asia Central, la plaza de Registán, a la que se asoman las madrazas Ulugh Beg (siglo XV), Sherdar (siglo XVII) y Tilla-Kari (siglo XVII). La Madraza Ulugh Beg, situada en el oeste, se terminó en 1420, la Sherdar, situada en el este, se completó en 1636 y la Tilla-Kari, se concluyó en 1660, contando con una decoración dorada y un coqueto patio. Fue una gozada contemplar este extraordinario lugar sin casi gente, ya que el turismo escasea en Uzbekistán por temor al yihadismo, pese a que nos pareció muy seguro. Coincidimos con una pareja de novios que realizaban aquí el reportaje fotográfico de la boda.

Estamos en el segundo día en el país, con una noche en el avión, el cambio de horario y el madrugón para coger el tren esta mañana. Además, pese a estar en junio hace muchísimo calor, así que decidimos regresar al hotel a descansar un rato y tomar algo, pero quedamos con el taxista en que vuelva a buscarnos en cuanto anochezca para repetir las visitas, aunque solo por fuera, con iluminación nocturna. Nos han gustado tanto… Le hemos contratado para una hora, así que volvemos primero al Mausoleo Amir Temur, que contemplamos con la luna casi llena de fondo y luego a la plaza de Registán, más hermosa todavía por la noche. A cenar y a dormir. Mañana será otro día y no habrá que madrugar.

9 de junio. Iniciamos la segunda jornada en Samarcanda con mucho calor desde la mañana. Hoy hemos vuelto a coger el coche con conductor, pero para todo el día. La primera cita la tenemos en el principal mercado de la ciudad, el Bazar de Siyob, donde aprovechamos para cambiar dinero en el mercado negro con ayuda del conductor. De esta forma todo nos resulta baratísimo. Empezamos a darnos cuenta de lo amable que es la gente y cómo posan las vendedoras para las fotos. Nuestros ojos se van detrás de los tomates. Qué pinta más buena tienen!

Samarcanda forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO así que, pese al calor, tenemos que seguir visitando sus principales monumentos. Frente al Bazar de Siyob está uno de ellos, la Mezquita Bibi Xonim, con su puerta principal de más de 35 metros de altura. Es por ello uno de los más grandiosos edificios de la ciudad, pese a no contar ya con los cuatro minaretes que tenía hasta que se derrumbó por el terremoto en 1897, pero está muy bien restaurada. Frente de la mezquita vemos la cúpula azul del mausoleo de Bibi Khanum, que data de 1397.

Se ha echado la hora de comer y en este caso nos ponemos en manos del conductor, que nos lleva a un lugar popular bastante bueno, para degustar la comida tradicional uzbeka. La ensalada de tomate y pepino acompaña siempre a cualquier comida, en la que el plato fuerte fue el plov, a base de arroz, pimientos, garbanzos y carne de cordero. Por seguridad, nunca comemos ensalada en estos viajes, pero a partir de aquí hemos decidido pecar, pues los tomates son buenísimos. Tampoco faltó el riquísimo pan de Samarcanda, calentito, recién sacado de un horno de barro, todo acompañado por una botella de vino local. Estamos en Ramadán, pero en Uzbekistán se come y se bebe al mediodía. La herencia soviética pesa mucho y no solo en el idioma.

Qué pereza da ponerse de nuevo en marcha después de comer, con el calor que hace, pero hay que seguir. Menos mal que nuestro siguiente destino se encuentra en un punto más elevado en las afueras de Samarcanda. Se trata del Observatorio Mirzo Ulugh Beg, nieto de Tamerlán, que fue más famoso como astrónomo que como gobernante. Hacia el año 1420 construyó un inmenso sextante astronómico de tres pisos de altura, uno de los más grandes jamás construido, con el fin de medir las posiciones de las estrellas con una precisión sin precedentes. Cuenta con un pequeño museo. Muy cerca nos detenemos en un grupo escultórico dedicado a la Ruta de la Seda.

Bajo un sol de justicia vamos a la última visita, un amplio complejo que afortunadamente está muy sombreado. Se trata de la Necrópolis Shohi Zinda. El lugar resulta muy interesante debido a la veintena de mausoleos, recubiertos con mosaicos, con que cuenta. El complejo se basa en la tumba de Qusam ibn Abbas, primo del Profeta Mahoma, que trajo el Islam a esta zona. Su santuario es uno de los edificios más antiguos en Samarcanda y para mucha gente uno de los más bellos monumentos de la ciudad, por el colorido de sus baldosas de color azul verdoso. El viaje continúa.

2 comentarios en «SAMARCANDA (Uzbekistán), en la Ruta de la Seda»

  1. Menos mal que el viaje continúa. Me he quedado con ganas de más. Este año si no hubiera sido por el covid hubiéramos ido. De todas formas así me voy informando mejor. Buena mesa,con estupenda ensalada y el vino Mona Lisa👍

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