Y si no dará igual, estaremos como ayer un poco o un muy tristes pero… iremos a buscar otra, a por la siguiente. Digo esto como si fuese fácil llegar a las finales pero… teniendo en cuenta que en los 6 últimos años nuestro Club ha llegado a 4 finales hasta parece sencillo. ¡Qué va! Por supuesto que sé que no es cosa baladí. Tal la filosofía que tenemos y que hemos elegido, es precisamente todo lo contrario. El que el Athletic se haya colado en 4, es de un mérito descomunal. Quizá ella es una de las razones por la que a pesar de perder en el fondo tenemos un sentimiento de orgullo enorme. Por mucho que en los días previos en los periódicos plasmaran el deseo de los entrevistados de que el Athletic ganese, por lo que daban un pronóstico de victoria… ¿quién se creía lo que estaba leyendo? Ni siquiera el que lo decía. La diferencia de calidad entre los dos equipos es de tal tamaño que ni todos los santos, ángeles, milagreros y demás hubiesen posibilitado una derrota del Barcelona. Imposible. Impensable. Línea por línea y jugador por jugador son diez o mil veces (Messi) mejores que nosotros. Así lo hemos elegido y así será. Ahora con el Barcelona y el Madrid. En breve, con la nueva ley, hasta es probable que el Almería y todos los demás nos superen en calidad. Es elección nuestra y yo la doy por buena. La quiero y la apoyo. Por eso tendremos que trabajar más que el resto, mucho más y mejor, y además tener otras cosas.
El sábado Messi casi se bastó él sólo para dinamitar todas nuestras ilusiones, con una jugada de ensueño, de dibujos animados, dejando a toda nuestra defensa sentada, buscándole, intentando pararle. Imposible. Aplaudirle, no queda otra. Aplaudirle y maldecir la suerte de que las finales hayan sido 3 de ellas contra Messi, seguramente el mejor jugador de la historia, y contra un Barcelona sideral, cargado de internacionales. Imposible. Nosotros les ponemos en frente a Balenziaga, que me parece que hizo un buen partido, a Bustinza (tres partidos en Primera), a Williams, a Etxeita, a Rico, a Iraola,… los nuestros y los mejores para nosotros pero de una calidad muy inferior a la de ellos… es lo que hay. Eso sí, quiero destacar el partido de Herrerín y el de Williams. El presente futuro del Athletic, lo que hay que cuidar e intentar que haya más o que salgan más.
Sobre el planteamiento del partido me da igual que Valverde ponga tres centrales, dos, o cinco,… el resultado hubiese sido el mismo. Los jugadores lo intentaron y parar el mar ya se sabe que es imposible. Como sobre el tema deportivo poco más creo que se puede decir, voy a hablar de lo de siempre, la gran afición que tiene este equipo. Un amigo dice que está harto del tema de la maravillosa afición y cuánto nos queremos todos. Igual tiene razón y es un rollo, pero es una verdad como un templo y lo único que nos faltaba es no poder decirlo, gritarlo a los cuatro vientos y estar súper orgulloso de formar parte de ella. No sé vosotros pero a mí me parece un orgullo. Os conté que llevé a mis hijos a Barcelona con la idea de que conociesen el ambiente de una final y de que así fueran un poco más del Athletic (aunque era difícil). Estoy segura de que ambos objetivos están conseguidos y más que de sobra. Alucinaron por todo lo que vieron, en las calles, en el campo, en el pre partido y en el post partido. La forma incombustible de animar, en la que ellos tomaron parte. El ver el Camp Nou con muchos más athleticzales que aficionados del Barça y ¡en su propio campo! El escuchar un grito unánime en todas las calles, Athletic, Athletic. Han sido protagonistas de lo que han llamado en algunos medios de comunicación: la conquista pacífica de Barcelona por parte de los hinchas del Athletic. ¡CHAPEAU! Y ellos han tenido la suerte de vivirla en vivo y en directo, siendo partícipes de esa invasión. No creo que se vuelva a repetir algo así, el que una afición juegue en el campo del rival y le supere en número de una forma tan exagerada. ¡Que vaya tanta gente sin entrada! (dicen que el Celtic hizo algo similar en Sevilla). Si nos viese Obelix diría: «Están locos estos athleticzales» No le faltaría razón, sobre todo, porque muchísimos fuimos sabiendo que perdíamos seguro, no. Segurísimo. Da igual. Yo fui a acompañar al equipo, a animar, a arropar,… a vivirlo, a compartirlo con mi familia y con el resto de aficionados zurigorris. Y como dice Forges: «Anda que si llegamos a ganar…»
Si llegamos a ganar… no sé… no me lo puedo ni imaginar. Al final del partido se me pusieron los pelos como escarpias cuando los jugadores, dando la triste vuelta de honor, nos estaban aplaudiendo y todos, mientras, gritábamos como locos: «Athletic, Athletic», con las bufandas hacia adelante y hacia atrás. Eso perdiendo… Ganando, ni idea. Impensable.
Y no me olvido del ambiente en otras localidades. En Bilbao debió ser de locura, San Mamés, Pozas, García Rivero, la Plaza Nueva, en Recalde, en el frontón de Gorliz (creo que me han dicho),… en definitiva, en cualquiera de los lugares en los que pusieron pantallas gigantes, o una televisión pequeñita. El Athletic es pasión y es unión, unidos todos en una misma locura, pero como he dicho otras veces, bendita locura.
La próxima será nuestra, y si no… dará igual, ahí estaremos, de la misma forma, acompañando a nuestros jugadores, que lo han sentido tanto o más que nosotros porque ellos son parte de esta misma pasión. Pasión rojiblanca.
¡Aúpa Athletic!