A los que no hacen más que recordar lo que le limita la filosofía al Athletic, les diría que echen una ojeada a las estadísticas, por ejemplo de la Copa. Cuarto año consecutivo que llegamos a semifinales. Es una locura de dato. Orgullosa no, lo siguiente. A los que menciono al principio les puedo reconocer que claro que te limita, ¿y? Pero la alegría que te llevas cuando se logra algo no tiene precio. Y este equipo nos ha dado muchas alegrías. Sí, ya sé que también tristezas, pero para llegar a perder finales hay que llegar a jugarlas y para nosotros parece casi que es lo habitual, jugarlas. No estamos en la final y será complicado llegar a ella porque sea el rival que sea ninguno lo va a poner fácil, pero de momento estamos en las puertas. Sobresaliente el equipo y sobresaliente el partido que hicieron, que se distingue de los anteriores que hemos perdido o empatado recientemente, en la pegada. El gol te da la vida y te la quita si no llega. Contra el Real Madrid se hizo un muy buen partido en el que se falló arriba y se regaló más de la cuenta. Contra la Real igual. Ayer contra el Valencia, a pesar de jugar en su casa, se salió como siempre con el cuchillo entre los dientes para hacer una presión feroz que hizo parecer, en buena parte del primer tiempo, que el Valencia era un equipo menor. Los «ches» estaban ahogados y no podían sacar el balón. Su idea era sacarlo combinando desde su portero, pero la enorme y eficaz presión, les hacía perder el balón una y otra vez. Pocas veces llegaron a nuestra área, aunque una sí con peligro, con Cavani poniendo a prueba a nuestro portero de la Copa, Julen Agirrezabala, que no hace más que confirmar que es un muy buen portero. Prácticamente todo lo demás discurrió por los dominios valencianistas, donde los nuestros recuperaban e intentaban hacer daño. Pero no. Hasta que Herrera metió un centro al área, y el por mí siempre criticado Iñaki, le dejó de cabeza el balón a Iker, que fusiló con calidad, para ponernos por delante. Por cierto, titularidad de Herrera y Muniain, juntos, que no se daba desde hace mucho. Buen trabajo de ambos. A ver si recuperamos a los dos para la causa, porque calidad tienen. Ya sabéis los que me leéis que la suplencia de Iker la he aplaudido. No me parece nada malo que pasen por el banquillo. Y si cuando luego vuelven a salir, cumplen, como ayer, miel sobre hojuelas.
El empate del Valencia nos dejó fríos, a los espectadores, digo. Vino de un triple fallo. Diakhaby se internó hasta la línea de fondo, para que su pase de la muerte, lo alojase en las redes De Marcos. Ello dio vida al Valencia y sobre todo a su «encantador» público que hasta entonces estaba de uñas con su equipo. Pero los nuestros tuvieron la fortuna, calidad, de seguir percutiendo y casi seguido, gracias a otra asistencia de Iñaki, el balón le llegó a su hermano, que también fusiló a gol. Momento, el ideal, al final del primer tiempo, para ir al vestuario con ventaja. Perfecto.
El segundo tiempo similar, el Valencia incapaz de sacar el balón con criterio por la presión rojiblanca. Y nosotros sin crear grandes oportunidades en un acercamiento conseguimos el penalti sobre Nico. Llamativa la actuación del árbitro Del Cerro Grande en esta jugada. Primero ni lo vio ni lo señaló. Lo acepto porque siempre es difícil verlo en vivo. Lo de luego ya me parece peor y me explico. El VAR le avisó, por lo que pensé, que si le llamaban era porque era una jugada clarísima. Pero a él le costó un mundo, incluso acercarse al monitor. Al final, decidió que iba a verlo. Yo mientras pensaba… Seguro que es evidente que es pena máxima aunque no le apetece nada pintarlo. Mal pensada que es una. Lo que ocurre es que una vez que va a verlo, a los telespectadores nos sacaron un montón de veces las imágenes y ya desde la primera se veía que era escandaloso, porque le golpea el tobillo y lo desplaza. Clarísimo. Nítido. Manifiesto. Para todos, excepto para Del Cerro, que daba la sensación que estaba buscando algo inexistente para no tener que pitarlo. ¿Soy exagerada? O ¿a vosotros os dio la misma sensación que a mí? Al final, penalti. Gracias Del Cerro. En fin. Y Vesga que nos dio la enorme alegría de meterlo. 1 a 3. A partir de ahí, a controlar el partido e intentar evitar errores propios. Hubo uno garrafal de Yuri, cesión horrorosa y balón al delantero, que tiene un mano a mano con Julen que volvió a solventar de lujo. Hay portero. Hay portero. Ellos tampoco metieron mucho miedo ya y así se llegó al final, con el público sacando pañuelos. Y por nuestra parte, venganza cumplida y agradable, ya que la eliminación del año pasado, con este mismo equipo en modo SÚPER DESAGRADABLE, gracias a la ”amable» participación de Bordalás, nos dejó sin final, a pesar de merecerla, es decir, no muy bien recuerdo. Así que esta victoria sabe mucho mejor. A semifinales y a esperar al lunes para saber quién es el rival, entre Real Madrid, Barcelona y Osasuna. A por el que toque.
Y el domingo a Vigo a romper la racha negativa en Liga. Se necesita y lo pueden hacer. Así que… para no descolgarnos en esta competición… ¡a por el Celta! Y…
¡Aúpa Athletic!