Doble moral, triple salto mortal

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¿Que el Parlamento europeo habilitara una SICAV para que sus miembros ahorrarán más y mejor, es grave? En el peor de los casos, no es estético. Y como todo lo puramente estético, grave, no es. Peor me parece que en vez de explicar por qué participaron, Meyer, Valenciano o Rosa Díez estén actuando de manera tan capciosa: dimisión, petición de retirada y exigencia de explicaciones como si no supiera nada, respectivamente. ¿Por qué? Porque les han pillado, no porque les parezca mal la existencia de la SICAV a la que aportaron voluntariamente. Yo preferiría saber sus razones para conocerles mejor, como elector, a ver sus reacciones tramposas.

Si la justicia es igual para todos…

Por si acaso la justicia es igual para todos, los instrumentos y filtros a favor de los poderes del Estado tendrán que emplearse a fondo para discriminar quién se enfrentará a ella. Dicho de otro modo, y para que nos entendamos todos: si la justicia es igual para todos, más vale que anticorrupción actúe de un modo absolutamente excepcional para compensar. Porque es absolutamente excepcional el proceso de desimputación y de defensa de un acusado por un juez. Dice Horrach y recoge ‘Libertad Digital’ que la infanta Cristina “ha sido imputada por ser quien es”. ¡Evidentemente! ¡Exactamente igual que todo el mundo que es imputado por ser quien es: un sospechoso!

Ante la duda, ensucia

Nunca lo he entendido. Nunca he entendido qué aporta a una reclamación llenar la calle de papel, ya sea pegado en la pared o al suelo, después de ser pisado por los ciudadanos. Sobre todo, cuando ese papel, en sí mismo, no aporta nada: una soflama sin explicación, un titular sin idea detrás, un juego de palabras que quiere decir, ¿qué? Y ya cuando quienes firman este tipo de acciones de gasto de recursos y generación de suciedad los que, al mismo tiempo, se presentan como los mayores defensores del medio ambiente, lo entiendo menos. El medio es el mensaje.

La culpa la tienen los catalanes

Lo anuncié en Twitter después de la derrota de España frente a Holanda: no iba a hacer leña del árbol caído, ni chanza sobre la decepción deportiva y sentimental de un equipo nacional. Ni del español, ni de ninguno. Una vez pasado el varapalo no dejan de sorprenderme las noticias en medios españoles cebándose en la desgracia propia. Primero y con el partido ante Australia aún pendiente, los dedos señalaron a Xabi Alonso, y ahora, por lo menos los de ‘El Confidencial Digital’, a los catalanes, los responsables de la división de un vestuario que, mientras se mantuvo unido, nunca fue vencido.

Sin vacunas no hay derechos

Así de claros han sido en Nueva York: los padres que decidan no vacunar a sus hijos pierden automáticamente el derecho a llevarles a las escuelas de la ciudad en caso de riesgo de contagio. Más claro, agua. Y al que no le guste… no le queda otro remedio. Una de las peores caras de Internet ha sido la propagación de ideas como que vacunar a tus hijos es malo y es entrar en el juego de las empresas farmacéuticas y los estados controladores. Nada más lejos de la realidad: las vacunas evitan enfermedades y pandemias. Y quienes no son capaces de entenderlo encontrarán en Nueva York un sólido argumento para empezar a hacerlo.