Las hipotecas crecen

Es mi pelea personal, lo sé, pero sigo librándola: la crisis inmobiliaria ha sido solo un movimiento para ajustar un mercado en el que demasiados ganaban demasiado dinero, y la falta de crédito ha permitido que la propiedad de los pisos vuelva a quienes tenían liquidez. Ahora vuelve a ser el turno de que los pobres nos endeudemos y, en efecto, las hipotecas vuelven a crecer, según La Información, para alegría de quien pudo comprar billete sobre billete inmuebles rebajados.

El Santander vuelve a ganar

El titular maquillado habla de los 12.000 millones de euros que costará sanear el Banco Popular. Una parte la aporta el Santander pero otra los accionistas del primero por medio de quitas. Pero el texto relevante es otro: la entidad de Patricia Botín ha ganado en el primer semestre de 2017 un 24% más que en el mismo período de 2016. El motivo, al parecer, las tendencias positiva en todos los mercados, con especial relevancia en Brasil. Ellos ya han notado la mejoría.

Airbnb declara beneficios de 100.000 €

¡Qué “guays” son todas esas empresas que con la etiqueta de “lo colaborativo” se lo están llevando crudo mientras dejan un reguero de problemas en su sector! Por ejemplo, Airbnb, que solo ha declarado 136.000 € de beneficio en España, donde tiene una oficina para marketing. El grueso de sus ingresos los declara en Irlanda, con tasas mucho más favorables. Mientras tanto, perjudica la vida de vecinos y compite de un modo desleal y ventajoso en turismo.

Los restos de Franco hay que tratarlos con cuidado

Lo digo completamente en serio: la mierda que nos dejó Franco hay que tratarla con sumo cuidado, y hay que ocuparse en hacer las cosas bien para que no vuelvan a ganar los malos. Por ejemplo, la Fundación Francisco Franco ha conseguido paralizar cautelarmente el cambio de nombre de 52 calles franquistas en Madrid. Espero sinceramente que el equipo de gobierno de la capital de España haya sido diligente y pueda continuar borrando los restos de la dictadura en vez de perpetuarla.

Manipulación

No me lo creo: Óliver Ibáñez no existe. En sus vídeos no aparece y la foto de perfil de Twitter huele a falsa. Supongo que detrás de ese nombre hay un grupo de personas interesadas en manipular a los más tontos. ¿Por qué? No lo sé. No entiendo qué beneficio tiene propagar ideas como que la tierra es plana. Parece que hay incluso quien se lo cree, con vídeos con miles de reproducciones y hasta un libro revelador. La cuenta es para seguirla por curiosidad.