Hasta en El Español se han dado cuenta: la extrema derecha avanza en Europa y el efecto contagio, además, le beneficia. En algunos países los partidos fascistas obtuvieron un apoyo en las elecciones generales de más del 20% (Suiza, Austria, Francia o Dinamarca); en otros, casi lo alcanzan (Italia); su mayor éxito está en Polonia, donde llegaron a superar el 37% y en Hungría, donde gobierna el Jobbik; y en un país como Alemania, que más ha sufrido y hecho sufrir el nazismo, están en el 12%. En España les hemos visto en el Valle de los Caídos recientemente y en Catalunya, ayer mismo en la calle.
Una Diada con presos
La de ayer fue una Diada especial, más intensa incluso que las anteriores, porque fue la primera de la historia reciente con varios políticos en las cárceles o fuera de su país por culpa de una persecución judicial injusta y que no sirve, de ninguna manera, para destensionar la cuestión nacional catalana. A algunos, es evidente, les beneficia esa tensión, y no solo a los de Ciudadanos: los hay que aprovechan para intentar lavar sus trapos sucios con Catalunya. Desde Euskadi tenemos que remar para que en la siguiente participen quienes quieran con libertad y en medio de un debate político constructivo.
Montón, cada vez más frágil
Los buenos periodistas hacen buenas preguntas, como Ángel Calleja a cuenta del máster en entredicho de la ministra Montón: “¿Qué beneficia más al PSOE? ¿Prescindir de Montón y poner el listón a una altura que Pablo Casado no pueda saltar si le imputan? ¿O ‘invitar’ a los jueces del Supremo que no investiguen ningún máster y así el bipartidismo no se hace daño?”. Esta es la encrucijada ahora para los socialistas que, como bien apunta Calleja, podría tener consecuencias en el PP, cuyo líder está en una situación parecida a la de Montón por un máster también en la URJC.
El PP, abocado a Casado
Y con Casado pendiente del hilo de Montón, va Sáenz de Santamaría y se baja del barco. El adiós de la vicepresidenta debería preocupar en el PP, donde se quedan sin plan B articulable. La caída de Casado provocaría un vacío de poder que la hábil mano derecha de Rajoy podría hacer tapado, pero ahora todo está en manos de ese nuevo PP más rancio que el anterior. El “agur” de Soraya, además, no solo empobrece a los de la gaviota: se va una política inteligente y posibilista, y les aseguro que quienes vivimos pegados a los políticos sabemos que no hay muchas como ella.
La izquierda madrileña, dividida
Manuela Carmena es una mujer inteligente y sabe que el rebote que van a pillar todos los que se sienten de izquierdas y traicionados por la maniobra de la alcaldesa, en realidad, están enfadados porque ven que se quedan sin cortijito. Esa izquierda tan radicalizada como sobrerrepresentada no tiene cabida en un equipo de gobierno que Carmena ha exigido controlar por practicidad: prefiere a personas de confianza que no a quintacolumnistas con piel de cordero. Ahora le viene una mala época en Twitter, pero una mujer inteligente como ella, insisto, sabe que eso no importa a nadie.