Pues tiene razón…

Con americana y desde la tele, seguramente ganando mucho más que la media en la profesión (y no discuto que se lo merezca), Manuel Marlasca vive en la exageración porque es un cronista de sucesos, y eso es lo que hacen. Pero me rindo y le doy la razón cuando critica en Twitter todos esos golpes en el pecho de hombres que, pretendiendo que no lo parezca, aprovechan la muerte de Laura Luelmo: “No, yo no he matado a nadie. Vivimos en la era de la sobreactuación permanente”, responde a la provocadora columna de Raúl Solís: “Tú también eres el asesino de Laura”.

La verdad es sencilla (y dolorosa)

No son necesarios discursos innecesariamente complejos ni comparaciones rebuscadas, esto es bastante sencillo: creo que la violencia machista existe por culpa, sin duda, de una herencia educacional que hay que cambiar, y también creo que esa certeza no tiene que terminar en una culpabilidad generaliza y, como decía Marlasca, exagerada. Esta verdad es así de sencilla, tan sencilla como la otra: la prisión permanente revisable está en vigor, no hay que restaurarla (como reclaman los salvapatrias españoles), y no cumple con su papel disuasorio, como estamos viendo, por desgracia.

En esto tenemos experiencia

Arran no lleva nada bueno a Catalunya. Y a Euskadi, solo una cosa: su colección de errores es comparable a las que acumulaban (colecciones completas, como la de empujar a parte de dos o tres generaciones a cometer delitos altamente penados) las organizaciones juveniles vinculadas a la izquierda abertzale. Por supuesto, la excusa de los de aquí no eran unos huelguistas de hambre, sino unos métodos de liberación que incluían el asesinato. Pero los métodos eran tan insufribles e injustificables como los de allí y ahora. Ni estos ni aquellos, aportaron ni aportan nada.

La protesta como fin

Los aliados feministas que se pierden en su exageración, los que reclaman una prisión permanente revisable que está vigente y no cumple lo que prometen, los que no entienden que la destrucción no es constructiva y los británicos que, como denuncia Leonardo Carella en Twitter, dicen que nunca han sido europeos mientras importan a Gran Bretaña la lucha de los chalecos amarillos franceses, todos ellos tienen la protesta como fin, no como medio, y todos ellos son poco útiles a la sociedad porque no entienden que el camino tiene que ser ancho y llevar a algún sitio.

Nunca caminarás solo, Michael

No quiero que acabe la semana sin mencionar a Michael Robinson ni terminar esta columna sin una rendija para la esperanza. El futbolista, comentarista y empresario audiovisual anunciaba días atrás que padece un cáncer incurable, y desde todos los rincones de Internet han surgido muestras de cariño y ánimo que él mismo agradecía. Este inglés que aterrizó en Iruña como delantero y ha acabado haciéndonos reír y disfrutar del fútbol como pocos, también es la persona a la que hoy muchos decimos lo que no podemos expresar a quienes se enfrentaron al cáncer y ya no están.