A cara descubierta

Podíamos intuirlo viendo las sagas familiares desde la dictadura o la vinculación entre una situación acomodada y el tiempo necesario para el acceso a la plaza, pero esta temporada, políticos y jueces parece que se empeñan en demostrarnos que la justicia española es de derechas, y si no te gusta, te aguantas. Ya lo dice Enrique López, portavoz de Justicia en el PP: su partido “tiene el apoyo de la mayoría de la carrera judicial”. A partir de ahí, ¿qué podemos hacer? ¿Qué “nuevo” CGPJ podemos esperar? ¿Cuánto de político tienen las declaraciones de “inconstitucional” de los estados de alarma? ¿Y del corporativismo judicial no hablamos?

Y en Twitter, también

Que un juez no respalde al PP no significa que respalde al PSOE: la extrema derecha está ahí, como una pequeña tentación culinaria para un gordito que quiere cuidarse, un bocado de pecado leve al que no es fácil resistirse. Algunos jueces se han dejado ver en Twitter arrojándose al hueco entre la derecha y la pared. Y otros hasta afirman en esta red social que el golpe de estado franquista tuvo razón de ser: lo ha mostrado Paul Ríos, que cita el tuit de Alba, una jueza que se enfrenta, justificándose en su cargo si lo considera necesario para reforzar su opinión, en esta red social a periodistas como Antonio Maestre.

Pero les va bien

Con estas circunstancias lo cierto es que a PP y Vox no les va mal en las encuestas: los partidos del gobierno español de coalición, progresista, tuitero y molón, naufragan en un pantano por el vendaval que levanta el precio de la luz… Y por sus batallas públicas constantes, por supuesto. Así que si el hundimiento es trágico, Casado y Abascal podrían sumar suficiente para hacerse con el gobierno. Un gobierno muy de derechas apoyado por la extrema derecha, un caso casi único en Europa por retrógrado y casposo, que igualaría a España con Hungría y Polonia. Pues bien, hacia ahí vamos si Sánchez y quien toque en Podemos no lo remedian.

El deporte más bonito del mundo

No puedo más: tiro las penas y los malos augurios por la borda e incluyo por mi bien cosas que me motiven, como el remo (que el “bogando…” que da nombre a la columna no lo puso una agencia de marketing). Me motiva verlo, por supuesto, que uno no está ya para esfuerzos como los que disfrutamos el pasado domingo en la bahía de La Concha. La regata del fin de semana fue de las que hacen afición y las victorias tuvieron el mismo punto épico que hubiésemos encontrado si las banderas se las hubieran llevado los otros botes favoritos, Orio y Hondarribia. Pero aún hay más: la liga ACT y los play-off, tras los que se llora de verdad.

Vamos a necesitar más Vinicius

Las aglomeraciones, incluso las que se generan durante minutos a la puerta de la ikastola, me incomodan; discuto hasta con mi madre sobre si en una terraza podemos mantener mínimamente las medidas de precaución; si entro a un bar, también al que llevo años comiendo casi a diario, me siento inseguro, no puedo evitarlo. Y me parece que no soy el único, así que creo que necesitamos ciertos shocks como el de Vinicius echándose en brazos del público del Santiago Bernabéu. Ha roto las normas y se ha saltado las recomendaciones, vale, pero algunos vamos a necesitar que nos atraquen con abrazos.