Prefacio

Mijaíl Gorbachov era “un líder querido en Occidente y odiado en Rusia”, como lo calificaron con acierto en The Conversation. No hay un personaje mejor que el último dirigente de la URSS para empezar esta pequeña historia. Una historia fría, como el lugar de donde surgió aquel espía, y tan cruel como Vladímir Putin será capaz de ser. La semana de la muerte de Gorbachov la propaganda prorrusa en todo el mundo se esforzó por empañar la imagen del histórico secretario general del PCUS. Solo este hecho dejaba claro que sin él, sin Gorbachov, la guerra fría nunca habría acabado y Putin solo habría acelerado su acceso al poder y sus hechos.

Los espías

John le Carré se limitó a describir con exactitud un mundo que se nos ha ocultado con facilidad porque no queríamos verlo: “El presidente de la mayor petrolera de Rusia muere tras caerse de una sexta planta”, titulan en El Confidencial. Y añaden: “En julio fue hallado muerto Yury Voronov, empresario ruso con grandes conexiones con la petrolera Gazprom, que fue localizado en su lujosa mansión a las puertas de San Petersburgo, con un disparo en la cabeza y flotando en el agua. En abril, fueron hallados los cuerpos sin vida de Vladislav Aváev, expresidente de Gazprombank, junto a los de su esposa e hija”.

Al otro lado del frente

“Un político ucraniano que trabajaba con el gobierno de ocupación ruso fue encontrado asesinado en su casa durante el fin de semana. Oleksiy Kovalev, ex miembro del partido político del presidente ucraniano Volodymyr Zelensky, fue encontrado muerto en su casa cerca de Kherson el domingo con una herida de bala en la cabeza”, publican en la web del periódico en español más antiguo de EE.UU., donde también aclaran que Kovalev estaba considerado como un traidor a Ucrania porque “apoyaba los esfuerzos rusos para anexar la provincia de Kherson” y había sido expulsado ya del partido de Zelensky.

Empieza la resistencia

Rusia puede ocupar zonas de Ucrania y tomar el poder por la fuerza, puede que incluso neutralice en muchos kilómetros cuadrados al ejército ucraniano, pero va a tenerlo muy difícil para doblegar la resistencia que, lógicamente, está surgiendo y haciendo el mayor daño posible al agresor: “Cinco funcionarios asesinados y un alcalde prorruso envenenado” (Público). Atentados con bombas, asesinatos a balazos, sabotajes y escaramuzas de partisanos: eso es lo que espera a Rusia y a sus colaboradores en los territorios ocupados por la fuerza, en los que obligan a la ciudadanía a hablar en ruso y pagar en rublos.

Sus balas, nuestro dinero

Gazprom “está a punto de hacer un ingreso récord al Kremlin, con un pago extraordinario de 9.962,83 millones de euros. Los beneficios no se pueden comprar con los de ningún otro año” (El Nacional). ¿Por qué? Pues porque “el Kremlin tiene el 49,3% de Gazprom”. Significativamente, “los niveles de producción son los más bajos desde 2008” pero “los precios del petróleo y el gas se han disparado durante este periodo por la preocupación sobre los suministros después de la invasión rusa en Ucrania”. Al final, la guerra va a resultar rentable a quien nada importa le pérdida de vidas y el destrozo a familias enteras.