Elon Musk ya ha avisado de que Twitter puede caer en la bancarrota, de que van a hacer todo tipo de pruebas con la herramienta hasta que den con lo que funcione, que las y los trabajadores van a tener que darlo todo (ya era latiguero en Tesla) porque sigue sobrando gente, y que las y los usuarios vamos a tener que pasar por caja. Ese día saldré de Twitter. El guionista portugalujo Raúl Díaz, como es habitual, lo ha escrito mejor que yo: “Sobre pagar por Twitter Blue solo puedo decir que ya me parece mal estar aquí escribiendo gratis”. De momento, el plan para que Musk haga que su mayor inversión pierda todo su valor funciona.
¿Qué puede salir mal?
Por lo que hemos leído en la cuenta en Twitter de Elon Musk desde que compró la red social podemos suponer que nadie se atreve a sugerirle que se equivoca, que las cosas no son como él cree y le falta información, ni a avisarle de que está haciendo el ridículo. Así que el hombre más rico del mundo (ahora ya sabemos que no lo ha conseguido con sus grandes ideas) sigue a lo suyo. ¿Y qué es “lo suyo”? Ícaro Moyano destaca: “Esto es lo que más me interesa de todo lo de Musk por ahora: amenaza a los anunciantes y desprecia a los periodistas”. No parece la mejor receta para recuperar su inversión, pero esta es solo una buena noticia.
No podemos seguir así
El planeta crece a un ritmo extraordinario: ya somos 8.000 millones de personas con sus propias necesidades (alimentarse, beber agua potable, respirar, abrigarse, etc.). Y la Tierra no da más de sí, lo sabemos porque nos lo han dicho y porque lo estamos sufriendo, con una pandemia mundial y un calentamiento global innegables y peligrosísimos. El planeta se defiende de nosotros, lo tengo claro. Como civilización, si queremos dejar algo a nuestras hijas e hijos, tenemos que hacer un cambio en nuestros modelos de consumo y de negocio, en nuestras prioridades personales y colectivas, en nuestra propia supervivencia.
Claro que sí, guapis
“Piqué i Clara Chía valoren residir a Andorra per fugir de la pressió mediática”, leemos en el Ara. Si llegan a esperar pueden poner la excusa de no tener que sentir el contacto de los 8.000 millones de personas. Porque todos menos ellos somos idiotas y nos creemos todo. Ahora que el exjugador de fútbol se pasa a ser empresario, casualidad, nota la presión mediática (esa de la que se queja tanto porque es mejor que le haga las preguntas su empleado Ibai en Twitch). De la presión fiscal para sus business no dice nada, claro, porque hablar de dinero queda feo. Cada día que pasa tengo más claro que Piqué es el Elon Musk del fútbol.
Vocaliza
Soy un viejo cascarrabias (en realidad, siempre lo he sido, por eso me invitaron a escribir esta columna) y por eso no entiendo el empeño de algunas y algunos cantantes en parecer idiotas. No solo cuando cantan, también cuando hablan e incluso cuando escriben en sus redes sociales (o escriben en su nombre como si fueran gilipollas). No lo entiendo, de verdad. Que beban si quieren, como los viejos rockeros, pero que escriban bien. Así que cuando escuché en Twitter la canción “Vocaliza, coño, vocaliza” de Muchapepper casi me levanto a aplaudir. Como dice la canción, hablar como si tuvieras una patata en la boca no es tener “flow”.