Musk se ríe de todos y todas

Creo que el titular y el subtítulo de El Plural son bastante significativos: “Twitter suspende las cuentas de periodistas estadounidenses que cubren a Elon Musk. El dueño de la red social se jactó después de la cancelación y publicó una encuesta preguntando a los usuarios si les levantaba el veto”. El amo de Twitter se ríe de todo el mundo y no tiene respeto por nada ni hacia nadie. Me parece una consecuencia lógica a venir de alta cuna, ganar más dinero que nadie y escuchar a millones de personas diciéndote que eres el más listo, el más ocurrente y el más gracioso de este planeta.

No solo la prensa

Twitter es su juguete y Elon Musk juega con él como le da la gana: no solo ha baneado de la red social a los periodistas que le siguen y le critican o la cuenta que mostraba qué vuelos hacía su jet privado, también ha cerrado la cuenta de Mastodon, el sitio en el que pueden refugiarse muchos que no puedan vivir sin la dopamina que genera Twitter, y ha hecho que los links a esta web, competencia directa, no se puedan ver bien en la red del pajarito. La pregunta que yo no dejo de hacerme es: ¿por qué seguimos en Twitter si sabemos que no representa al mundo y está manejado por un vanidoso histriónico?

No solo los baneos

No solo los baneos me parecen notorios: “Musk disuelve el consejo asesor contra los discursos de odio de Twitter” (Ara), formado por “por un centenar de miembros de la sociedad civil que asesoraba a la compañía contra los discursos de odio, la explotación infantil o la prevención del suicidio”. Recientemente, también “el jefe de seguridad de la empresa, Yoel Roth, ha tenido que marcharse de su casa después de haber recibido amenazas y ataques personales, entre otros por parte de Musk”. Quien diga que Twitter funciona e incluso lo hace mejor desde la llegada del multimillonario se equivoca o es una mala persona.

A Biden le importa poco

Fue bastante significativo que Trump dejara plantado a Musk, aunque creo que sus caminos convergerán. Pero también lo es que la administración Biden no esté tomando ninguna decisión o posición sobre el nuevo Twitter. Antonio Ortiz lo explica en solo dos tuits: “Twitter es solo valioso para 2 cosas: que periodistas y otras figuras influyentes vendan su burra, que activistas presionen a esas figuras ‘de la élite’. Yo añadiría que todo lo de Musk y Twitter es ya un coñazo sideral. Biden (y su equipo) parecen haber concluido que todo el rato que pasamos aquí apretando los puñitos tampoco tiene muchas consecuencias en el mundo real”.

Casi ninguna sorpresa

Twitter no está entre las diez webs más vistas del Mundo. En el listado, que recopilan en Trecebits, sí aparecen viejas conocidas como Google (1), YouTube (2) y Facebook (3), donde cada vez resulta más extemporáneo publicar algo pero sus usuarias y usuarios siguen curioseando. Baidu (4) ya no está sola: otros gigantes chinos con apenas repercusión fuera del país le acompañan, como Qq.com (7), que es su competencia directa, y Taobao (8) o Tmall (9), de compra-venta de productos. También sobreviven webs que llevan muchos años con nosotros como Wikipedia (5), Yahoo (6) y Amazon (10).

¿Pagar por Twitter?

Elon Musk ya ha avisado de que Twitter puede caer en la bancarrota, de que van a hacer todo tipo de pruebas con la herramienta hasta que den con lo que funcione, que las y los trabajadores van a tener que darlo todo (ya era latiguero en Tesla) porque sigue sobrando gente, y que las y los usuarios vamos a tener que pasar por caja. Ese día saldré de Twitter. El guionista portugalujo Raúl Díaz, como es habitual, lo ha escrito mejor que yo: “Sobre pagar por Twitter Blue solo puedo decir que ya me parece mal estar aquí escribiendo gratis”. De momento, el plan para que Musk haga que su mayor inversión pierda todo su valor funciona.

¿Qué puede salir mal?

Por lo que hemos leído en la cuenta en Twitter de Elon Musk desde que compró la red social podemos suponer que nadie se atreve a sugerirle que se equivoca, que las cosas no son como él cree y le falta información, ni a avisarle de que está haciendo el ridículo. Así que el hombre más rico del mundo (ahora ya sabemos que no lo ha conseguido con sus grandes ideas) sigue a lo suyo. ¿Y qué es “lo suyo”? Ícaro Moyano destaca: “Esto es lo que más me interesa de todo lo de Musk por ahora: amenaza a los anunciantes y desprecia a los periodistas”. No parece la mejor receta para recuperar su inversión, pero esta es solo una buena noticia.

No podemos seguir así

El planeta crece a un ritmo extraordinario: ya somos 8.000 millones de personas con sus propias necesidades (alimentarse, beber agua potable, respirar, abrigarse, etc.). Y la Tierra no da más de sí, lo sabemos porque nos lo han dicho y porque lo estamos sufriendo, con una pandemia mundial y un calentamiento global innegables y peligrosísimos. El planeta se defiende de nosotros, lo tengo claro. Como civilización, si queremos dejar algo a nuestras hijas e hijos, tenemos que hacer un cambio en nuestros modelos de consumo y de negocio, en nuestras prioridades personales y colectivas, en nuestra propia supervivencia.

Claro que sí, guapis

“Piqué i Clara Chía valoren residir a Andorra per fugir de la pressió mediática”, leemos en el Ara. Si llegan a esperar pueden poner la excusa de no tener que sentir el contacto de los 8.000 millones de personas. Porque todos menos ellos somos idiotas y nos creemos todo. Ahora que el exjugador de fútbol se pasa a ser empresario, casualidad, nota la presión mediática (esa de la que se queja tanto porque es mejor que le haga las preguntas su empleado Ibai en Twitch). De la presión fiscal para sus business no dice nada, claro, porque hablar de dinero queda feo. Cada día que pasa tengo más claro que Piqué es el Elon Musk del fútbol.

Vocaliza

Soy un viejo cascarrabias (en realidad, siempre lo he sido, por eso me invitaron a escribir esta columna) y por eso no entiendo el empeño de algunas y algunos cantantes en parecer idiotas. No solo cuando cantan, también cuando hablan e incluso cuando escriben en sus redes sociales (o escriben en su nombre como si fueran gilipollas). No lo entiendo, de verdad. Que beban si quieren, como los viejos rockeros, pero que escriban bien. Así que cuando escuché en Twitter la canción “Vocaliza, coño, vocaliza” de Muchapepper casi me levanto a aplaudir. Como dice la canción, hablar como si tuvieras una patata en la boca no es tener “flow”.

¿Cómo les explico esto?

Creo que Puigdemont y los suyos han perdido el horizonte de la realidad que siempre, pase lo que pase, tiene que tener a la vista un líder político. Incluso el alcalde del pueblo más pequeño. Voy a dar por buena la explicación del President de que está en Bruselas para internacionalizar el conflicto. Pero ni aún así: su puesta en escena, la de un gobierno exiliado que habla al mundo, no ha salido como esperaba, y desde el 2 de octubre no consigue capitalizar los errores de España.

Pues miren, sí

“Cuando uno declara la independencia debe quedarse con su gente”. No lo digo yo, lo dice Kris Peeters, el vicepresidente belga. Y estoy de acuerdo con él, básicamente, porque estoy deseando tomarme también esta fase del procés en serio. Pero nos lo ponen bastante difícil, la verdad. Por mucho que nos lo expliquen desde Bruselas, Barcelona y la sede de Bildu, me cuesta despegarme de la sensación de que estamos pringados y nadie sabe cerrar este grifo.

Merecemos la verdad

La independencia de Catalunya ha pasado ya de ser un motor para el proceso vasco y ha empezado a convertirse en un freno. ¿Qué tenemos ahora? Un españolismo que ha perdido la vergüenza, un gobierno español que esgrime con soltura el 155, y una república catalana que solo se creen los que tienen algo invertido en ella, como Gabriel Rufián, incapaz de justificar que su partido y todos los nacionalistas acudan al 21-D o su permanencia en el Congreso.

La España que da asco

Y en este momento en el que la vía catalana resulta cada día menos atractiva, la permanencia en España parece cada vez más una condena y salir, una necesidad. Ejemplos como el que citan el diario Ara y el propio Puigdemont desde Bruselas resultan nauseabundos: un fiscal no puede titular el documento que contiene la querella contra el President con un “más dura será la caída” sin que queramos dar una patada a España y alejarnos.

Ongi etorri

La periodista mexicana Verónica Calderón ironizaba en Twitter cuando daba la bienvenida a la ciudadanía de España a esa sensación de que los de fuera no dejan de contarte qué te pasa y por qué. Ella lo vivía como latinoamericana, según cuenta, y nosotros lo hemos hecho siempre como vascos. Así, la España mediática, política, contertulia y la del codo apoyado en la barra del bar ahora prueba su propia medicina con la prensa y los opinadores de todo rango en el mundo.

Un paso adelante

Nota del autor: esta columna fue escrita y enviada, por necesidades de las previsiones, cuando todo apuntaba a que Carles Puigdemont iba a convocar elecciones y todos los medios, empezando por los catalanes, así lo anunciaban. El giro de los acontecimientos hace que las líneas a continuación casi carezcan de interés. En cualquier caso y desde hace varias semanas llevo defendiendo, también en esta columna, la convocatoria electoral de Puigdemont como mejor manera de continuar el «procés».

Sigo viéndolo así: el camino que hemos hecho hasta hoy catalanes y vascos, instituciones y ciudadanía, nos acerca a ser naciones europeas independientes de España. Pero hace falta más tiempo y, sobre todo, más fuerza. También es necesario recordar que la bandera se lleva al aire, que no puede taparnos la cara y cegarnos. Urkullu y también Ortuzar nunca se pusieron de perfil, estuvieron al lado de Puigdemont y Marta Pascal. Si acabas de enterarte: revisa tus fuentes.

ERC, el primero en entrar en campaña

Gabriel Rufián no perdió ni medio minuto en arrancar la campaña cuando se oyó el primer rumor de elecciones, con un tuit que muestra cuánto tiene de político y cuánto de bufón en su reino de taifas: “155 monedas de plata”, soltaba el diputado en el Congreso que nunca ha puesto en riesgo su sueldo al cargo del Estado. Pero que no tenga tanto morro de exigir a Puigdemont que llegue a una situación extrema. Y si cree que es necesario: que dé el paso y calle.

O empieza, pero bien

“Todo se ha acabado”, esas eran las declaraciones que Ara recogía de algún miembro de Junts Pel Sí en el Palau de la Generalitat por la mañana. Y es comprensible que quienes se hayan dejado llevar tengan sensación de fin de ciclo, pero hay que se inteligentes y no dar esa satisfacción a España: unas elecciones pueden suponer el inicio de un proceso con bases sólidas, con el necesario conocimiento de lo que nos jugamos todos, con garantías y, lo más importante: un plan.

Con un cuidado especial

Marc Gafarot es un observador político extraordinario y un buen amigo mío, y hoy está muy indignado. A las personas que sufren realmente por esta solución, y no como los Rufián, los de la CUP y otros interesados en alimentar la sensación de fracaso, son a las que hay que prestar especial atención. Unas elecciones pueden frustrar momentáneamente pero no pueden lastrar a largo plazo. Quienes así lo crean (o quieran) no son nacionalistas ni independentistas. Son de sus votos.

Lo que atenta contra el estado de derecho

Ni la independencia (las leyes están para cambiarlas cuando dejan de ser útiles) ni unas elecciones atentan contra el estado de derecho. Lo que lo hace, y esa es la palabra: “Atentado”, es lo que ha hecho el PP según las conclusiones de la fiscalía, acogiendo y alimentando una trama como la Gürtel que les habría servido para captar dinero de empresas que recibían obra pública y repartirlo entre sus máximos dirigentes. Esto debería romper España.

Agur, Carles

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Conocí a Carles Capdevila en un curso de verano que organizó DEIA, y en él pudimos disfrutar de su clarividencia: fue divertido, agradable y arrollador. Había sido capaz de poner en marcha un proyecto renovador, Ara, y de irse cuando dejó de sentirse a gusto. Además, sus charlas sobre cómo educaba a sus cuatro hijos se hicieron muy populares en YouTube por su sinceridad y grandeza comunicativa. Ayer nos enteramos de que no podremos volver a disfrutar de su brillantez. Goian bego.

Un ignorante poderoso

Donald Trump es solo un ignorante. ¿Pude un ignorante amasar una fortuna y alcanzar la Casa Blanca? Si es lo suficientemente osado, se ve que sí. Su última decisión y el modo en el que la toma le retrata: Jean Claude Juncker le recordaba que no puede salir tan fácilmente del acuerdo contra el cambio climático de París, que si se leyera los expedientes lo entendería, y que intentaron explicárselo “con frases cortas” en Alemania la semana pasada. A Trump todo esto le da igual porque desconoce lo importante que es.

Dónde y quién

Fíjense en cuál es el nivel de Donald Trump gracias a la periodista Dori Toribio, que tuiteó al vuelo esta frase durante su alocución: “Fui elegido para representar a los ciudadanos de Pittsburgh. No de París”, en referencia al pacto. ¡Como si “el acuerdo de París” tuviera algo que ver con los parisinos más allá de que fue la ciudad en la que se firmó! También tiene su cuota de ridículo en el asunto España, que no se enteró de que había una carta en contra de la decisión de Trump firmada por ministros de Energía y Medio Ambiente de medio planeta.

Las reacciones desde dentro

La CNN no dudó en publicar una animación para dejar claro que EE.UU. se alineaba únicamente con Siria y Nicaragua quedándose fuera de este acuerdo mientras el resto del mundo lo mantiene. Bill Peduto, alcalde de Pittsburgh, ciudad mencionada expresamente por Trump, dejó claro que él sí iba a respetarlo, igual que Bill de Blasio, “mayor” de Nueva York. Y hubo quien se acordó de Obama, a quien Trump acusaba de dejar en ridículo a EE.UU., cuando él ayer hizo eso mejor que nadie.

Pero siempre habrá alguien más ignorante

Si se han convencido después de estas pruebas, como yo, de que Donald Trump es un ignorante, ahora voy a presentarles a alguien que, sin duda, le supera y, como el estadounidense, ha llegado a la presidencia de su país: Nicolás Maduro ha sido el hazmerreír de todos los que no tienen una venda en los ojos cuando en un discurso aludía a “los cinco puntos cardinales”, insistía en ello y acababa por preguntar: “Pero, ¿no son cinco?”. Ahora van (algunos) y le aplauden.