Esta columna va sobre la jornada electoral, no sobre los resultados. Por ejemplo, en Euskadi PP o UPyD han importado interventores para las elecciones, sobre todo las autonómicas, porque con los de aquí no llegaban. La imagen de un partido con tan poco arraigo en un territorio no es buena, pero en las redes sociales nos quieren hacer creer que sí: Félix Álvarez posaba orgulloso en Gràcia, y Xavier García Albiol recibía a los que venían de Madrid en la estación y se sacaba selfies con ellos.
Esa gente merece respeto
Desde el inicio de la última crisis, especialmente, una parte de la ciudadanía expresaba orgullosa que no militaba en ningún partido político, como si por eso fuera superior. Después vino Podemos y una parte de esa parte quiso convencernos de que pertenecían un movimiento y no a un partido de “la vieja política”, ¿recuerdan? Pero en jornadas como las de ayer es necesario reconocer la labor de los interventores y apoderados en los colegios electorales de sus municipios. A Marta Pascal, coordinadora general del PDeCAT, por cierto, le tocó de vocal en una mesa.
Que voten los niños
El productor audiovisual Josep María Mainat es en Twitter una de las figuras del independentismo. Ayer, cómo no, tuiteó desde su colegio electoral: publicó una foto de su hija pequeña sonriente con un sobre en el que, suponemos, iba la papeleta de un partido nacionalista catalán. Él mismo ironizaba con que estaba “adoctrinando” a la pequeña contra la moda esa de asegurar que quien vota con sus hijos les utiliza o manipula. No: les enseñamos democracia.
Y Anonymous, ¿qué?
¿Saben algo ustedes de aquella noticia sobre Ciudadanos que iba a dar Anonymous el martes, último día de campaña, y que iba a reventar los resultados electorales? Yo no he vuelto a oír nada, y en su timeline (esta gente se mueve mucho por Twitter, como todos los que tienen pretensión de trascender) ayer solo anunciaron que empezaba la “quinta fase” de “operación Catalunya” que consistía, agárrense, en tuitear información. Luego querrán que nos los tomemos en serio.
Lo que rechaza Catalunya
A Pablo Casado y al PP les ha parecido oportuno estirar hasta esta semana la falacia de que a Víctor Laínez le asesinaron por llevar unos tirantes rojos y amarillos, y a mí me parece necesario recordar hoy cómo el portavoz y a su partido siguen ayudando a blanquear el fascismo en España. Por supuesto, no defiendo a Rodrigo Lanza, autor de un crimen execrable si actuó como describen las diligencias. Pero declaraciones como las de Casado llevan al PP a sus resultados.