Los diarios españoles, y muchos de ámbito autonómico o territorial, se vistieron ayer de uniforme para recibir al nuevo Rey de España. De uniforme militar, por supuesto. La foto que vemos en ‘233 Grados’ es, de este modo, el resumen perfecto de la uniformidad de la prensa española: hasta 18 diarios repitieron la foto de Juan Carlos I y Felipe VI semiabrazados. Y los que no lo hicieron, repitieron tono. Tono cortesano, no puede ser de otra manera. Bueno, sí que puede ser de otra manera: como se lo contamos en el Grupo Noticias. Y estamos orgullosos de hacerlo.
Otra vez la misma foto
Seguimos con la repetición de fotos. En este caso, la cuenta oficial en Twitter de la casa real española publicó cuatro imágenes de Felipe VI con Mariano Rajoy que podían ser exactamente iguales a las que hubiera publicado la semana pasada con Juan Carlos I. Nada ha cambiado en Zarzuela ni en Moncloa: la madera es la misma, en la mesa sigue sin haber un ordenador (no sé yo con qué trabajará un monarca), y los fondos, me temo, son y serán iguales. La monarquía parlamentaria española sigue siendo una fábrica de caspa.
¿Para qué sirve?
Casi todos los medios digitales han ofrecido estos días “mapas” e infografías con las palabras más usadas por el nuevo rey durante su primer discurso. Pero en ‘La Celosía’ han hecho el ejercicio contrario y, a mi juicio, es mucho más interesante: “Felipe VI evitó las palabras ‘paro’ y ‘corrupción’ en su discurso”. Si es así, ¿alguien podría explicarnos para qué sirve un jefe de Estado que no es capaz ni de pronunciar dos de las principales preocupaciones de la ciudadanía? Y ya que estamos, tengo otra pregunta: ¿cómo se le despide a este jefe de Estado si no hace lo que se le debería de exigir?
Todo por la foto
El pasado miércoles desde la ventana de mi casa pude escuchar a cómo se vitoreaban los goles de Chile contra España. Y me sorprendí porque los últimos seis años los que se coreaban eran los goles de España. Si me apuran, diría que algunos de los que cantaban “gol” hace un par de días eran los mismos que lo cantaban hace un par de años en sentido contrario. En resumen: no soporto a los chaqueteros. Por ejemplo, Jorge Verstrynge, que ayer estaría encantado de verse en digitales como ‘La Voz Libre’ detenido por manifestarse ahora a favor de la república española.
El plan vasco
Si parece que detrás de todo hay un plan, lo más probable es que haya un plan. Si seguimos este sencillo axioma, tenemos que concluir que algún grupo de vascos con gran capacidad táctica y mucha paciencia, está acabando con España. Primero, Urdangarin revienta la corona española desde dentro, y ahora uno de Tolosa dinamita lo poco que queda de “la roja”: “La Selección se divide tras las palabras de Xabi Alonso sobre la falta de ambición” (‘El Confidencial’). ¿El resultado de un gran trabajo de boicot silencioso pero efectivo, o simple casualidad? Seguro que es lo segundo.