17 años por unas abolladuras

La mayor y única muestra de violencia de la ciudadanía catalana hacia el Estado son aquellos dos todoterrenos de la Guardia Civil que acabaron llenos de pegatinas, con las ruedas pinchadas, sin limpiaparabrisas y abollados. ¿Es un delito? Sí. ¿Debe ser juzgado? Justamente. Porque es flagrantemente injusto que por esos daños pidan 17 años de prisión a Jordi Sánchez, que lleva más de 12 meses en preventiva. Del mismo modo, es un escándalo que ese delito y unos tuits en los que llamaba a una manifestación pacífica, conlleven una pena tan alta como la que reclaman.

Los obreros que votan a Vox

Doy por hecho que Vox será el refugio en mayor medida de exvotantes de PP y de Ciudadanos, que de exvotantes de Podemos. Pero no por ello deja de ser significativo que se extienda la impresión de que los de Iglesias no han respondido a “los indignados”. Quienes proclamaban el asalto a los cielos han acabado en un chalé con piscina y una baja paternal de tres meses como cualquier privilegiado de la casta. Así que ahora, algunos insatisfechos doblemente cabreados, por las promesas y las insatisfacciones, acabarán en Vox, pero el problema para los morados, insisto, es que se palpe la decepción.

Aitor Esteban, de moda

Propios y extraños alaban desde hace meses a Aitor Esteban. Él sigue siendo el mismo: el portavoz de los ejemplos gráficos, el que reclama siempre más política, el que se declara independentista pero negocia una y otra vez el Estatuto de Gernika. Lo que ha cambiado es alguna portavocía en el Congreso y casi todos los discursos, que han ido a peor. A mucho peor. Así que Esteban, que se mantiene en su nivel, con sus recursos y su relato meridiano, si antes destacaba ahora brilla, y se convierte en el diputado y casi hombre de moda en Madrid. Pero solo podremos votarle en Bizkaia.

Los huevos de Simeone

Estoy de acuerdo con Borja Barba, entre otros, en que el gesto de Pablo Simeone, agarrándose la huevada para demostrar yo qué sé qué, es horroroso. Más que horroroso, indeseable: no lo quiero para mi equipo. Un escudo es mucho más que los jugadores, el entrenador y el presidente que gestionan en un momento dado un club. A una marca con tanta carga emocional como la de un equipo de fútbol se le atribuyen valores: una manera de jugar, una manera de defender, una manera de atacar… Y una manera de mostrar las gónadas al graderío y la afición. Simeone, no con los míos.

De oportunidad y caza tuitera

Nika Cuenca tiene muchos amigos entre los periodistas deportivos en Bizkaia. Yo, personalmente, no tengo el placer, así que mi opinión sobre él se basa solamente en impresiones y en la generalidad. Las primeras impresiones, insisto, son que parte con apoyo entre sus ex compañeros. La generalidad también le avala, en mi opinión: todos merecemos una oportunidad y su llegada al club otorga al Athletic, por fin, un perfil comunicativo. Pero hay algo más: la horrorosa caza tuitera que le han organizado por, según la acusación, no ser bilingüe.

Y llegó Aitor Esteban

De hecho, Aitor Esteban llegó a ser trending topic poco después de su intervención en el Congreso de los Diputados ayer. Y con Aitor Esteban lo que llegó, según muchos usuarios de Twitter de diferentes ideologías (hasta Rufián le alabó), fue un poco de sentido común al hemiciclo, porque llamó por su nombre a los de Colón y pidió a los catalanes que sean lo que necesitan ser: posibilistas. Y llegó Aitor Esteban finalmente a Instagram, donde se le esperaba, con el vídeo que más le tiene que picar a Albert Rivera: el de su foto, su pacto y su voluntad de acuerdo con la extrema derecha.

La posverdad es esto

Los políticos españoles están equivocados: la ciudadanía premia el sentido común. El número de retuits, compartidos, “me gusta” y comentarios que generaron ayer los vídeos de Aitor Esteban muestran que, efectivamente, quien vota quiere que un político parezca sensato y diga cosas razonables. Así que las mentiras que intentan colarnos algunos pueden servirles para la efervescencia pero no aseguran el efecto de la aspirina. Se engañan e intentan engañarnos: “El PP sostiene que el manifiesto de Colón contenía ‘una gran parte de veracidad’”, leemos en El Diario.

Y la realidad, lo que no quieren ver

Al final va a ser cierto que el principal problema de la política española son sus políticos, que intentan engañar a la ciudadanía y alcanzan tal grado de desprecio a los votantes que hasta lo admiten. Pero no lo logran, ni con los de aquí ni con los de allí: acertaba Gorka Knörr recordando, en el inicio del juicio a los presos políticos por el procés, cómo Estrasburgo condenó a España por el error (o el empeño) de la justicia española por declararle culpable junto a Juan Mari Atutxa y Kontxi Bilbao. Con antecedentes como este es posible cuestionar todo el proceso a los políticos catalanes.

Dignidad, ante todo

“Yo, oigan, para unos políticos que están presos por defender una postura política demandaría, cuanto menos, un poco de respeto. No sé si conocen ustedes muchos que estarían dispuestos a eso”, tuitea con valentía el periodista Roberto García. Porque esas personas que aceptaron una prisión preventiva injustificable moralmente, están siendo además vilipendiadas sin posibilidad de defenderse. La dignidad de quienes se sientan estos días en el banquillo está siendo pisoteada por los irresponsables y los descerebrados que les siguen, especialmente en redes sociales.

Esto también hay que contarlo

Hay políticos que viven de serlo pero, sin embargo, generan dudas sobre si son también demócratas. Ese principio se demuestra andando, y no marchando junto a la extrema derecha para tocar poder a cualquier precio. Del mismo modo, quien haya recibido un sobre a cambio de obra pública tampoco puede tenerse a sí mismo como demócrata, sino como político corrupto. No lo son, vía sentencia judicial, Narcís Serra ni el resto de acusados por el aumento de los sueldos en Caixa Catalunya. De hecho, no se aprecia “dolo” sino pretensión de beneficio para la entidad reteniendo, vía salario, a un activo.

¿Feminismo?

Cada año Cristina Pedroche enseña más su cuerpo y cada año yo lo entiendo menos. Para empezar, no veo las campanadas en la cadena en la que se exhibe. Para seguir, me sorprende que ella y algunos más sigan vendiendo su carnaza como una muestra de feminismo, pero estupefacto me deja que haya quien compre semejante argumento. Todos y cada uno de los presentadores y presentadoras que trabajan en Nochevieja, en todas las cadenas, lo hacen por la tradición o por ser destacados en sus canales durante al año, salvo Cristina Pedroche, que lo hace por el destape.

Algunos ya lo habíamos descubierto

No soy ningún descerebrado: me he leído el artículo de público titulado “2018, el año que abrimos los ojos al feminismo”, y entiendo a lo que se refiere. Es innegable que el feminismo ha entrado en la agenda mediática, política, social y hasta familiar con fuerza durante el pasado año. Pero no creo que el feminismo pueda considerarse un “descubrimiento” a menos que alguien quiera imponer su modelo feminista aunque algunos llevemos librando nuestras pequeñas batallas desde mucho antes que las manifestaciones de marzo pasado, o a menos que alguien haya descubierto en 2018 un modo de atraer la atención.

¿Quién busca la violencia?

El grupo que ha eliminado varias banderas independentistas catalanas y ha acabado por serrar una metálica de cien kilos, está provocando una reacción entre quienes, cansados de ver eliminadas sus telas, optaron por el metal. Exactamente igual que si fuera al revés. Y no hay excusas, justificaciones ni explicaciones lógicas a un atentado que busca enfrentamiento y crispación. El que pone una bandera solo la impone si usa una fuerza directa o estructural (una ocupación, consideración absolutamente legítima). Quien arranca una bandera se impone siempre y lo sabe.

La madre del atrevimiento

Pablo Casado es un atrevido: lo sabíamos desde que era uno de los portavoces del PP, pero ahora, como secretario general, se ha empeñado en confirmarlo con aseveraciones que, si tuviese un poco de sentido común o conocimiento, le sonrojarían. Pero para lograr mantener su tono de convencimiento Casado sabe que necesita no saber: así que, por un lado, lamento que el esfuerzo de Aitor Esteban, que intenta darle una lección de historia sobre la bandera navarra, sea baldío, y por otro celebro que, por lo menos, unos cuantos en Twitter (empezando por mí) se hayan enterado de su origen.

El tipo más buscado es un guionista

He empezado contándoles que no vi a “la Pedroche” durante las campanadas, pero sí acabé cayendo, como tantos otros (tercera opción después de las 0:00 del nuevo año), en “Cachitos”, el programa de La2 que ya está empezando a convertirse en un clásico contemporáneo de la Nochevieja. El de este año, como siempre, ha sido el mejor, y el responsable es el autor de los rótulos o “chyrons”, Antonio Vicente, “sociólogo, periodista y escritor de cuentos infantiles” que “trabaja actualmente en Hoy empieza todo de Radio3”, según la web Eslang, que ha acertado dando con él.

El chico de moda

Sí, me hago viejo: he llamado “chico” a un hombre que pasa los 50. Pero no se fijen en eso, fíjense en lo que dice en Twitter el fotógrafo Edu Nividhia: “Hasta un fotomatón es una fiesta con Aitor Esteban. Cuando terminas las fotos dan ganas de echarle la mano al hombro y llevártelo a un bar”. Me parece el corolario perfecto a la pasada semana, brillante, del diputado, el vasco de moda en Madrid, y el corolario también a un curso político intenso y duro en lo político (y más allá) para quien argumentó aprobar los presupuestos al PP y tumbar a Rajoy casi en la misma semana.

Es Nadal

Sigo invadido por el espíritu navideño, así que paso de un político que, para variar, genera buen rollo, a un deportista generoso, que es otra rareza en este mundo de enfadados exagerados. Después de ver a Nadal limpiando lodo tras las inundaciones en Mallorca y de saber que ofreció las instalaciones de sus complejos deportivos, la pasada semana nos enteramos de que ha donado un millón de euros para los damnificados porque no ha podido jugar por lesión el partido benéfico que había programado. Y todavía saldrá alguno a quejarse incluso en Nochebuena.

Pero sin pasarnos de buenismo

Con esta columna pretendo que en las horas previas a la Nochebuena nos fijemos en algo positivo, pero sin pasarnos tampoco de frenada. Ya saben lo que opino: lo políticamente correcto se nos ha ido de las manos y hemos dejado el campo abonado a los que siembran truenos. A modo de advertencia el tuit de Javier Muñoz me parece muy acertado: “Ni Regreso al Furuto, ni Blade Runner. La película que realmente vaticinó la mierda de sociedad en la que vivimos fue Demolition Man. Al final nos van a multar por mandar a la mierda a alguien y nos van a encarcelar por contar un chiste malo”.

Casi me sale

Al final no voy a poder evitarlo y meteré un poco de guindilla a la columna, porque si no comparto con ustedes este tuit de Ibai Llanos al que tantas vueltas he dado durante días no me van a entrar bien los langostinos esta noche: “Aquí estamos todos de acuerdo en que el talento sin trabajo/esfuerzo es una puta mierda o no”. Creo que voy a mandar un WhatsApp de última hora a Olentzero y pedirle que, por favor, todos estemos de acuerdo en la primera parte de la provocación de este genio de la comunicación: el talento sin esfuerzo solo es un desperdicio. ¿O no lo es?

El mejor

Para dejarles un buen sabor de boca antes de la cena voy a recurrir a uno que nunca falla: Barack Obama visitó hace unos días un hospital de la mano de la Fundación Children’s National, que se dedica a proporcionar asistencia médica a los más pequeños sin que importen las circunstancias de sus padres (ya saben que en EE.UU. necesitas un seguro médico privado para que te atiendan en un hospital). El vídeo, como todo lo que graba Obama, es estupendo. Pero su labor es todavía mejor: la de una persona comprometida con su sociedad y con sus principios. Olentzero, tráenos muchos Obamas.

Es el turno de los catalanes

Si el PNV no evita el bloqueo a los Presupuestos Generales del Estado podríamos haber ido al peor escenario político en España pero también en Catalunya: a unas elecciones con una pugna por ser quién es más duro con el nacionalismo, que podrían haber acabado con Rivera en Moncloa, que cortaba el débil hilo de comunicación entre Barcelona y Madrid y que iban a derivar en otras elecciones catalanas, algo a evitar según la a secretaria general del PDeCat, Marta Pascal.

Parece que cogen el testigo

El portavoz del PDeCat en el Congreso, Ferrán Bel, fue hábil con las palabras: “Ha denunciado que hubieran sido los nacionalistas vascos los que ‘han presentado la enmienda a la totalidad’ de las cuentas del Ejecutivo, ya que estos habían conseguido que las pensiones suban el 1,6 % en el 2018 y según el IPC en el 2019, así como retrasar el Factor de Sostenibilidad”, leemos en El Nacional. Si consiguen formar gobierno en Catalunya y Rajoy levanta el 155, es posible materializarlo.

¡Lo pedía hasta ERC!

Horas antes de que se anunciara que el PP había accedido a las condiciones básicas del PNV, Gabriel Rufián, de ERC, declaraba: “Estos presupuestos suben las pensiones un 0,25% y el presupuesto de defensa un 6,9%. Estaría muy bien que invirtieran un poquito más en nuestros mayores y un poquito menos en tanques”. Pues bien, eso ya no va a pasar. Y el logro del PNV ha descolocado sobre todo a los que se llaman de izquierdas. Pero los pensionistas no van a dejarse manipular.

¡Anda que Ciudadanos!

Si la izquierda está desubicada (¿dónde está el PSOE? ¿Por qué Podemos no empieza a preocuparse por otros problemas además de los internos? ¿Bildu va a prestar atención por fin a algo que no sea ETA?), a la derecha se le ha quedado cara de pasmo cuando ha visto que el PNV ha logrado lo que ellos no con las pensiones, y que ha logrado también alejarles de Moncloa y del Govern evitando, de un plumazo, tal vez hasta dos adelantos electorales que les beneficiaban.

Ortuzar habla… Y responde

Arnaldo Otegi se apresuró a marcar posición vía Twitter, sabedor de que el logro del PNV le desubicaba, mejorando sustancialmente la vida de los pensionistas (Bildu también podía haber negociado) y haciendo más por la gobernabilidad de Catalunya que poner un hashtag. Andoni Ortuzar, unas horas después, le respondía: el PNV estuvo presente en Moncloa como va a estarlo en Kanbo, superando incompatibilidades y bloqueos, que es de lo que va, precisamente, la política.