La banalización también ayuda

Sin los colaboracionistas el fascismo no sería nada, ni cuando lo vimos por primera vez, mostrándonos la crueldad sin límites del ser humano, ni ahora, que estamos empeñados en demostrar nuestra estupidez infinita como especie. Y ese colaboracionismo solo es útil gracias a quienes permiten ese blanqueo. Al respecto, Naiara Pinedo recuperaba en esta semana Twitter la cita: “‘No puedo aceptar la banalización de la intolerancia y el odio’. Jacques Chirac en 2002 negándose a debatir con Jean-Marie Le Pen”. No suelo creer que cualquier tiempo pasado fue mejor, pero en cuestión de políticos presentes tengo más dudas.

¿Quién es el loco?

Raúl Díaz también ha afinado muy bien con su tuit: “‘La persona que mandó una navaja a Reyes Maroto es un hombre con problemas de salud mental’. Está bien que lo aclaren, porque igual los que mandaron balas a Iglesias, Grande-Marlaska y María Gámez no tienen ni un problemilla mental y son gente así, sanota”. Más allá de la vinculación familiar con Espinosa de los Monteros, el autor del envío de la navaja está evidentemente espoleado por el empoderamiento de la extrema derecha en España, como hemos advertido, gracias a los colaboracionistas y a quienes no toman en serio la amenaza fascista.

“Admiraba a Abascal”

En InfoLibre están haciendo muy bien las cosas, así que lo mejor que puedo hacer yo es copiar y pegar su información: “El joven que pateó a un guardia civil tras un mitin de Vox no era un ‘ultraizquierdista’ sino un seguidor de Abascal. El adolescente acudió el miércoles pasado al mitin de Navalcarnero (Madrid) porque ‘admiraba’ a Abascal, asegura su padre. ‘A Vox le viene muy bien hacerle la foto a mi hijo diciendo que es uno de la ultraizquierda y que son esos los que han reventado el mitin’, denuncia. Utilizaron el altercado y la patada del joven a un agente de paisano para cargar contra la izquierda y animar a sus simpatizantes a ‘defenderse’”.

“Huevazos”

La cuenta en Twitter de Vox en Araba tuiteaba que uno de sus afiliados había recibido “huevazos” en su balcón por tener una bandera de España con un crespón negro en “homenaje a los caídos este último año”. Igor Goikolea, entre otros, han mostrado la falsedad del tuit con la imagen que adjunta Vox, que está sacada del anuncio de Amazon de banderas españolas con crespones negros. Y la del balcón, sin la bandera pegada con Photoshop (o Paint), aparece en Google. Es decir, hemos podido ver que a “huevazos” pocos ganan a los de la extrema derecha, que parece que sí “lloriquean”, como dice Abascal de otros.

Justo, un Rayo-Albacete

No sé si es habitual que Absacal y Monasterio vayan a ver los partidos del Rayo ni si el club suele facilitar la entrada a su estadio a políticos, en general. Lo que sí sé es que no es nada casual que la candidata de Vox en Madrid y el responsable de su campaña (la de los MENA, la de la banalización de las amenazas, la de las capeas, la de ir a provocar a algunos barrios) fueran a ver este partido: el último partido un Rayo-Albacete con público, el de 2019, fue suspendido después de que la afición rayista cantara aquello de “Zozulya, puto nazi” al jugador ucraniano que se había mostrado próximo a la extrema derecha.

¿A quién le extraña?

El Real Madrid es un club mejor siempre que está Zinedine Zidane. No fue el mejor futbolista pero sí el que más placer daba ver. No es el mejor entrenador pero sí el que más jugadores recupera. Más allá de Zidane, el Real Madrid es caspa, es soberbia, y es el equipo de Franco y los franquistas. Lo sé: y de un montón de seguidores madrileños o no con otra ideología. Pero también es el de Franco y de Abascal. Y entre sus jugadores hay alguno que se lleva muy bien con el de Vox, pues el líder acudió al palco de los jugadores a ver el empate contra el Athletic. No le extraña a casi nadie pero provoca el mismo rechazo.

Más de lo mismo

Un futbolista invita a su palco a Santiago Abascal y otro de sus simpatizantes (declarado por él mismo) vuelve a estar al frente de la Liga española: Javier Tebas ha ganado las elecciones convocadas antes de tiempo por él, por lo que parece, sin despeinarse. Ha contado con un apoyo amplísimo. De hecho, los clubes que se han mantenido al margen lo han hecho por cortesía (formaban parte del sistema de elección) o de un modo casi anecdótico. Como siempre, lo que me sorprende es que Tebas haya llegado ahí mucho antes de que Vox fuera abriendo los armarios más apolillados.

Ni rastro

Igual que no es una casualidad el pasado y el presente del Real Madrid, no lo es que la presencia de Roman Zozulya en el Albacete haya provocado una serie de tensiones y apoyos, y que solo unas semanas después, en el partido del Albacete “B” contra La Roda, Younousse Diop, del equipo rodeño, haya recibido insultos racistas. La falsa legitimidad a Zozulya y el modo en el que se ha justificado (empezando por Vox, sí) y protegido al personaje, vinculado con la extrema derecha ucraniana, ya han dado su primer fruto: la xenofobia. ¿Y ahora? Quique Peinado apuntaba en Twitter que ni había sido noticia.

La semana que viene, 2020

La semana que viene alcanzaremos el año 2020 y seguimos sin viajar en coches voladores alimentados por energías limpias. Al contrario, el más negro de nuestros pasados nos acecha: la extrema derecha, como ven, sigue presente, tiene poder, se ve amparada por los medios de comunicación y las redes sociales, y hace y dice lo que quiere. Pablo Batalla señalaba en Twitter cómo Santiago Abascal, el que va al palco de jugadores del Real Madrid, hacía en esa red social apología del golpe de Estado al justificar a Fulgencio Coll, que pedía una intervención militar contra Pedro Sánchez. En vivo y en directo.

La izquierda española, ese desastre…

Si algo beneficia a la extrema derecha española es el extremo desastre que es la izquierda española, incapaz de ponerse de acuerdo para un pacto hace cuatro años, cuando Vox asomaba, ni en abril, cuando ya era una realidad. Y que ahora que ya es una amenaza sigue cometiendo errores de primero de democracia. Si España tiene que confiar en su izquierda política para frenar a su derecha ultra… Que no les pase nada: un error de Más Madrid con el paso de Inés Sabanes al Congreso (¡ay, el puestito!) ha permitido al PP y Ciudadanos aprobar el presupuesto del Ayuntamiento de Madrid con la abstención de Vox.