Me importa poco la colección de motivos que argumentará José María Aznar para volver al foco mediático e intentar dañar a quienes, según él, no se merecen el partido sobre-saliente que dejó. Me importa mucho más lo confundidos que hemos estado con Mariano Rajoy, que ha liquidado a todos sus enemigos, los de fuera y los de dentro, y sigue al frente del Gobierno español y el Partido Popular, aparentemente, plácido. Los que hacen chistes en Twitter parece que cada vez aciertan menos.
¿Y si pasa en casa?
Di María tiene que soltar dos millones de euros a la hacienda española por lo que no tributó cuando estaba en el Real Madrid y, al parecer, como varios de sus compañeros, tiró de ingeniería fiscal para ahorrar aunque le sobre. Al otro lado del puente aéreo, Messi o Mascherano han pasado por el juez y la caja. ¿Y en Euskadi? Solo espero que si sucede también tengan que pagar, y me dará igual cómo se llamen y dónde jueguen: la responsabilidad es de quien decide evadir.
Cuidado con lo que difundimos…
Nadie está libre de pecado: nos mandan una foto graciosa, un montaje ocurrente con una imagen y un texto, o un vídeo de un golpe mayúsculo, nos reímos y tal vez hasta lo difundamos. Pocas veces nos preguntamos si es un montaje o es real, o cómo acabó el trastazo. Y deberíamos hacerlo para que no se repitan casos como el de Grayson Smith, cuya deformidad le ha hecho protagonizar chistes de esos que se pasan por WhatsApp, pero que en esta ocasión no son resultado del Photoshop y el ingenio, sino de una grave enfermedad.
Más periodismo es más información
Lo que les he contado en el párrafo anterior es gracias a que un periodista ha hecho su trabajo y ha encontrado, seguido y plasmado una historia en un medio en el que, esperemos, le han pagado justamente por ello. Más periodismo, se lo aseguro, es sinónimo de más información. Y el periodismo solo hay una manera de ejercerlo: con las condiciones adecuadas. Vicent Montagud ironizaba sobre los compañeros que nos informan esta semana desde Alemania: “Los buenos freelance a quienes presentan los medios como ‘sus’ corresponsales en Berlín”.
¿Frivolizamos demasiado?
“Se va a liar gorda y nosotros con el gorro de Papa Noel en el avatar”. Lo afirmaba un usuario de Twitter que, efectivamente, había cambiado su avatar para lucir en él el típico gorro navideño rojo y blanco. Y está en lo cierto: parece que estamos frivolizando demasiado ante tragedias cercanas y grandes tragedias lejanas. ¿O es al revés, y el mundo no está peor pero nos afecta más lo que sucede, para empezar, porque nos enteramos con más detalle?