Si Patxi López fanfarronea con que “El 26J habrá sorpasso, sí: del PSOE al PP” (Público) es porque las expectativas para los socialistas son horribles. Cada día estoy más seguro de la victoria de Unidos Podemos en Euskadi, de que van a aproximarse mucho al PP pasando por arriba al PSOE y de que, al final, Pedro Sánchez va a acabar haciendo a lo que ya estaba condenado en marzo: dejar gobernar al PP. Lo hará en septiembre, con menos de 90 diputados y Pablo Iglesias como líder de la oposición.
Defínanme “casta”
Y el mérito de Unidos Podemos va a ser aún mayor porque van a conseguir su mejor victoria en su peor momento. Ahora nos enteramos de que “Monereo asesoraba a Pablo Iglesias a la vez que cobraba de IU” (El Confidencial Digital). Es decir, cobraba de los de Garzón y ayudaba a Podemos cuando los morados insultaban a IU. Un cuadro precioso y propio de la casta más auténtica. Pero no importa: igual que el PP tiene amortizada la corrupción, Podemos tiene amortizadas las incoherencias.
El “modelo” catalán
No creo que la noticia resulte sorprendente, precisamente: la CUP, por medio de una asamblea que se ha reunido este fin de semana, solicita a sus representantes en el Parlament que “se libren” del pacto con Junts pel Sí que garantiza no solo la gobernabilidad, también el avance del “procés”. Precisamente la falta de empuje es la que les ha llevado a reventarlo todo. No parece muy coherente pero, ¿qué lo ha sido en el camino que empezó Mas y ha terminado Puigdemont? Y ese, para algunos, es el modelo a seguir.
El fútbol politizado
Lo decíamos en esta misma columna antes de la final: si una política prohíbe el uso de un símbolo durante un evento deportivo, quien politiza el acto es esa política, no quien responde. Parece obvio, ¿no? Y parece, también, que no soy el único que lo piensa: fotos de un palco lleno de políticos (y familia real) durante la final, y tuits antiguos del PP recuperados el domingo en los que aseguraban que pitar a Zapatero era libertas de expresión. El deporte lo politizan los políticos.
El fútbol desperdiciado
Ir a un partido o un concierto pagando es de pobres. Se lo digo yo, que paso siempre por taquilla. Los ricos, los buenos, los que se saben mover, ven a Bruce Springsteen sin pagar un euro ni hacer media hora de cola, y van a la final de Copa al palco aunque el fútbol no les interese. La foto de Ana Bollaín, mujer de Ángel María Villar, el presidente de la RFEF, adormilada durante el partido, ocupando una de las mejores butacas, es la de la casta en estado puro.